Hablábamos hace unos días que la beatificación de Angelelli abría una brecha, una más, en la muralla de la Fe.
La Iglesia se ha convertido en un campo minado donde es muy fácil perder la Fe. Ese campo de minas ha sido preparado durante demasiados años por laicos, monjas, sacerdotes, obispos, cardenales y Papas.
No sólo han hecho de la Fe algo extremadamente confuso sino que la cambian al gusto, según el momento histórico, la inspiración de cualquiera de ellos, o el pie con el que se levanten. Para colmo, las verdades que se mantienen a duras penas no son defendidas cuando cualquier pastor las ataca con ahínco.
Es necesario hacer frente a cada una de las falsedades que se intentan programar como verdades evangélicas. No hay caridad más grande.
A Angelelli le van a seguir otros muchos, que con la excusa de la defensa de los pobres, se adhirieron a ideologías que propugnaban, nada menos, que la muerte de Dios.
Ya se ha postulado la causa de beatificación de los sacerdotes palotinos Pedro Dufau, Alfredo Leaden y Alfredo Kelly, y los seminaristas Emilio Barletti y Salvador Barbeito.
En una misa celebrada hace unos días, homenaje posterior incluido, el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano dijo “hermanos nuestros asesinados por odio a la fe”.
Añado un texto de otro blog que nos da una idea de “estos mártires de la fe”:
1) El primer dato que el cable de AICA debió registrar es que el 2 de julio de 1976 una célula de Montoneros colocó una poderosa bomba en el comedor de la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal. Hubo 23 muertos y 66 heridos. El atentado fue planeado por Rodolfo Walsh, oficial de Inteligencia de la banda terrorista.2) Dos días después, el 4 de julio, un grupo paramilitar ejecutó una brutal represalia en la iglesia de San Patricio, ultimando a los cinco palotinos, cuyas actividades estaban en la mira, porque el templo era punto de reunión de los Montoneros. Las represalias son habituales en el marco de las guerras revolucionarias como la que vivimos, donde se aplica el tremendo “ojo por ojo, diente por diente”. Es decir la barbarie de San Patricio no se explica sin la barbarie de la bomba en la Policía, y no se puede considerar a la “Masacre” como un hecho aislado. Se impone entonces la correlación entre los dos hechos.3) Ahora bien ¿quiénes eran dos de los seminaristas y qué hacían?, otra pregunta que se impone:
“Emilio Barletti era un querido compañero de la Juventud Peronista y Montoneros que prestaba el recinto de la parroquia para reuniones de jóvenes que se oponían a la dictadura militar y además facilitaba el mimeógrafo existente para confeccionar proclamas de resistencia a los genocidas. Emilio trabajaba pastoralmente en las villas de emergencia de la zona Sur del Gran Buenos Aires y era integrante de un importante grupo que se estaba gestando en el seno de la Iglesia de Cristo perseguida y que se denominaba “Cristianos para la Liberación”. Su primera participación política (antes de 1972) fue en el Movimiento de Renovación y Cambio liderado por Raúl Alfonsín. Luego cansado del guitarreo y la sanata, emigró al peronismo revolucionario. Militó en el partido de Lomas de Zamora, barrio las Heras, donde era responsable político y hasta el día de hoy, sus compañeros se acuerdan de la pureza de su alma, sus valores, su ética y su compromiso social como militante y como ser humano”.
http://www.robertobaschetti.com/biografia/b/35.html
4) Sobre Salvador Barbeito escribe Horacio Verbitsky, en uno de sus libros:“La guerrilla creó un organización de superficie que se llamó Cristianos para la Liberación en la que había sacerdotes como Jorge Adur,Vicente Adamo, Emilio Neira y Pablo Gazzari; y seminaristas como el palotino Salvador Barbeito”… (Verbitsky (a) “Capitán Salazar” conoce mucho del tema: fue uno de los responsables del atentado a la Policía Federal)
Si los méritos de estos sacerdotes y seminaristas eran éstos no es aventurado pensar que les sigan Ellacuría y el resto de jesuitas asesinados en El Salvador o cualquiera de los que militaron en la Teología de la Liberación.
Para que se vea lo que pasaba por las cabezas de muchos de estos sacerdotes podemos ver unos minutos (a partir del 5:40) de un debate en TVE donde Ellacuría defendía al sandinismo. Cobran actualidad estas palabras, precisamente ahora que Ortega está asesinado nicaragüenses incluso dentro de las iglesias. Ellecuría consideraba repugnante a quien calificaba a ese régimen de esa misma manera.
Los sacerdotes que se quieren elevar a los altares son calcomanías de Ellacuría.
Si esto no son los últimos tiempos…
Capitán Ryder
NOTAS
P.D1: Blog del que he tomado el contenido mencionado. http://catapulta.com.ar/?p=5827
P.D2: Un amigo me comenta como forma de preservar la Fe “No leo nada que sea posterior al siglo XVI”. Habrá que aplicar esta misma prevención a los anteriores a 1950.
P.D3: Estas beatificaciones son sal en la herida de cualquier católico decente pues en Argentina sí murieron católicos por el hecho de serlo. Para muestra un botón: Carlos Alberto Sacheri, del que dice la noticia que adjunto “Estudioso de Santo Tomás, ferviente católico, conocedor y crítico de nuevas tendencias sociales, en 1969 publicó el libro “La Iglesia clandestina”, en el cual denunciaba una infiltración marxista en la Iglesia Católica y cuestionaba a algunos dirigentes del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo”. Dicen que ese libro le costó la vida. Asesinado al salir de Misa delante de sus 7 hijos.