El Servicio de Noticias del Vaticano ha anunciado hoy un “acuerdo provisional” entre la Santa Sede y la dictadura comunista de China sobre el nombramiento de obispos católicos en ese país.
Cristianofobia en cifras: en el mundo 3 de cada 4 perseguidos por su fe son cristianos
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- Cardenal Zen: “Están entregando el rebaño en la boca de los lobos. Es una traición increíble”
Esta semana, el cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, se refería a ese acuerdo, que fue adelantado por un medio estatal chino, y acusaba de “traición” al Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolín.
En la noticia, publicada ayer por Infocatólica, se indican las duras palabras del cardenal chino en referencia al acuerdo: “Están entregando el rebaño en la boca de los lobos. Es una traición increíble”. Monseñor Zen añadía: “Las consecuencias serán trágicas y duraderas, no solo para la iglesia en China, sino para toda la Iglesia porque dañan su credibilidad. Tal vez por eso podrían mantener el acuerdo en secreto“. Como ya pronosticó el cardenal chino, hoy el Servicio de Noticias del Vaticano ha anunciado el acuerdo, pero no lo ha publicado ni ha ofrecido detalles sobre el mismo, más allá del hecho de que el acuerdo afecta al nombramiento de obispos. ¿Por qué tanto secretismo? ¿Qué tiene de malo el acuerdo para ocultarlo?
- El Papa readmite a los obispos excomulgados nombrados por la dictadura
VaticanNews también publica hoy unas declaraciones del cardelan Parolín en las que afirma: “Por primera vez, hoy, todos los Obispos en China están en comunión con el Santo Padre, con el Papa, con el Sucesor de Pedro.” Esta afirmación es rotundamente falsa.
Lo que ha habido hasta ahora en China eran obispos fieles a Roma, motivos por el que muchos de ellos han sido perseguidos y encarcelados, y falsos obispos cismáticos excomulgados por la Iglesia.
Lo que ha pasado lo explica queda en evidencia con una nota publicada hoy por la oficina de prensa de la Santa Sede, anunciando que el Papa Francisco “ha decidido readmitir a la plena comunión eclesial a los restantes obispos “oficiales” ordenados sin mandato pontificio”. Se trata de ocho obispos, uno ya fallecido, todos ellos nombrados por Pekín y excomulgados por la Iglesia. Lo más indignante es que esta decisión se ha tomado sin que la dictadura comunista haya aclarado todavía cuál ha sido la suerte de Monseñor Santiago Su Zhimin, Obispo de Baoding, detenido por el régimen y desaparecido desde 1996; ni de Cosme Shi Enxiang, obispo de Yixian, detenido en una localización desconocida desde 2001, y del que se afirmó que había muerto en 2015, sin que el régimen confirmase siquiera esto a pesar de las peticiones del cardenal Joseph Zen.
- El cardenal Parolín habla de “reconciliación” y omite toda referencia a la persecución
En la citada noticia de VaticanNews, Monseñor Parolín también se dirige a los católicos de China para pedirles que “pongan gestos concretos de reconciliación entre hermanos, superando las incomprensiones del pasado y las tensiones, sobre todo las tensiones y las incomprensiones más recientes”.
Estas palabras ofrecen la falsa impresión de que entre los católicos de China había una pelea fruto de la incomprensión y de los nervios, pero no es así. Lo que ha habido y sigue habiendo en China es una persecución por parte del Estado contra los católicos fieles a Roma, empezando por sus obispos y sacerdotes.
Tiene razón L’Osservatore Romano cuando señala que esta fecha es histórica, pero no lo es en el sentido que el periódico de la Santa Sede da a entender. Por primera vez en la historia, el Vaticano acepta someterse a una dictadura comunista que persigue con dureza a los cristianos. Y es que con la dictadura comunista no cabe otro acuerdo que el sometimiento, por eso el Vaticano ha querido mantener en secreto el acuerdo.
- El Vaticano ya había pedido a obispos fieles que renunciasen en favor de excomulgados
De hecho, antes de firmarse ese acuerdo, ya se habían producido hechos que apuntaban el rumbo tomado por el Papa Francisco en relación a China. En enero de este año, el Vaticano pidió a obispos fieles a Roma que se retirasen para dejar su puesto a obispos excomulgados fieles a la dictadura comunista.
Concretamente, se pidió eso por carta a Monseñor Pedro Zhuang Jianjian, obispo de Shantou y fiel a Roma, para que se retire y deje su puesto a un obispo excomulgado en 2011 y fiel a Pekín, José Huang Bingzhang, uno de los excomulgados que han sido reconocidos hoy por el Papa Francisco. También se le pidió lo mismo a Monseñor José Guo Xijin, obispo de Mindong, en este caso emplazándole a convertirse en obispos auxiliar de Vicente Zhan Silu, otro de los obispos fieles a Pekín cuya excomunión ha levantado hoy el Papa. Según Asia News, se da la circunstancia de que la primera petición en ese sentido a Monseñor Zhan Silu llegó de la dictadura comunista cuando el obispo católico estuvo detenido en la Semana Santa de 2017.
- Periodistas católicos critican duramente el acuerdo
Sandro Magister, uno de los más veteranos periodistas que cubren la información sobre el Vaticano, ha calificado el acuerdo con una palabra: “Sumisión”. En su famoso blog Settimo Cielo, este periodista católico ha denunciado que “quienes elegirán a los futuros pastores serán siempre, en primer lugar, las autoridades chinas; al Papa sólo se le ha concedido un débil derecho de veto de los probables candidatos que no sean de su agrado”. Magister añade: “el acuerdo puede ser justamente definido como un acuerdo “histórico”, porque marca una clamorosa inversión de ruta en el recorrido que la Iglesia católica ha llevado a cabo durante siglos de historia para librarse de la sumisión a los poderes políticos, sobre todo en lo que atañe a la “investidura” de sus pastores”.
Desde España, otro veterano periodista católico, Luis Fernando Pérez Bustamante, ha explicado en su Twitter en qué consiste el acuerdo entre China y la Santa Sede:
« Por deseo del Pontífice, los católicos que han sido y son hoy perseguidos por la dictadura china van a pasar a tener como obispos a aquellos que la dictadura elija» .Además, el periodista español ha añadido:
“el papa Francisco, -es él, y no Parolín, el Jefe de Estado del Vaticano-, ha puesto literalmente a los lobos como pastores de las ovejas que, aun a costa de su sangre, le fueron fieles hasta hoy. Yo no conozco una traición igual desde la de Judas Iscariote”.En el portal Infovaticana, otro periodista católico, Carlos Esteban, ha también ha tenido duras palabras para este acuerdo entre la Santa Sede y la China comunista:
“Desde la larga lucha de la Iglesia medieval por librarse de las investiduras, es decir, de la intromisión del poder civil sobre los nombramientos de las autoridades eclesiásticas, no vivíamos en el catolicismo un momento así.Pero la diferencia es de bulto, enorme: mientras que los monarcas y emperadores que se entrometían en los nombramientos de obispos y abades compartían con la Sede de Pedro una misma fe católica, en este caso las designaciones y el control quedarán en manos de un Partido Comunista no meramente ateo, sino abiertamente beligerante con cualquier creencia, especialmente la cristiana“.- Una traición a los católicos de China, en especial a sus mártires
Por mi parte, como católico, tanto este acuerdo como la forma de anunciarlo, ocultándoles los detalles a los fieles, me provocan una gran tristeza y una enorme preocupación.
Lo que ha anunciado hoy es una traición en toda regla a los católicos chinos que se han mantenido fieles al Papa, una fidelidad que han mantenido incluso a costa de afrontar una dura persecución, que muchas veces ha llegado hasta el martirio.
Con esta decisión, el Vaticano hace tabla rasa entre los leales y los que traicionaron al Papa, sometiendo a los católicos chinos al mandato de una dictadura comunista. No me imagino a un Papa como San Juan Pablo II firmando un acuerdo tan aberrante como éste, conociendo como él conocía el carácter perverso de esa ideología totalitaria.
Este acuerdo es un gesto de profunda ingratitud y desprecio hacia los mártires de China, y además podría tener efectos perniciosos entre quienes a día de hoy se esfuerzan en seguir a Cristo en ese país.
El pasado mes de enero Monseñor Zen advirtió de la desorientación y la confusión que se estaba sembrando entre los católicos de China, muchos de los cuales ya percibían que Roma les estaba vendiendo a la dictadura comunista con gestos como obligar a renunciar a obispos fieles al Papa para poner en su lugar a excomulgados fieles a Pekín.
¿Con qué autoridad se va a pedir ahora a los católicos de China que den testimonio de Cristo si el propio Vaticano les traiciona y les deja a los pies de una dictadura comunista?
Elentir