La Iglesia necesita la unidad de obispos que “no sean actores solitarios que trabajen fuera del coro, conduciendo sus propias batallas personales”, dijo el Papa el 8 de setiembre a los obispos recientemente ordenados.
Associated Press sugiere que ésta fue un golpe fuerte indirecto al denunciante arzobispo Carlo Maria Viganò, quien sacó a la luz el silencio de Francisco respeto a los abusos de McCarrick.
Desde su elección, Francisco se desempeñó como un “actor solitario” que conduce sus batallas personales contra la Fe y la Tradición de la Iglesia, y cultivando la nostalgia de [las “revoluciones izquierdistas de 1968].