Es increíble cuántas veces he escuchado a mis compañeros católicos que piensan que Dios elige directamente al Papa. Ayer mismo alguien dijo que se negaba a criticar al Papa porque el Espíritu Santo lo había regalado a la Iglesia. La Iglesia no enseña esa posición. De acuerdo con las leyes de la Iglesia, los Cardenales eligen al Papa mientras piden asistencia al Espíritu Santo.
Si no me creen, solo escuchen a un Papa anterior, Benedicto XVI. Mientras todavía era el Cardenal Ratzinger, la televisión bávara le preguntó en 1997 si el Espíritu Santo era responsable de la elección de un Papa. Su respuesta:
“No lo diría, en el sentido de que el Espíritu Santo escoge al Papa. . . . Yo diría que el Espíritu no toma exactamente el control del asunto, sino que más bien como un buen educador, por así decirlo, nos deja mucho espacio, mucha libertad, sin abandonarnos por completo. Por lo tanto, el papel del Espíritu Santo debe entenderse en un sentido mucho más elástico, no que él dicte el candidato por el que uno debe votar. Probablemente la única garantía que él ofrece es que la cosa no puede estar totalmente arruinada. . . . ¡Hay demasiados ejemplos contrarios de papas que el Espíritu Santo obviamente no habría elegido!
¿Realmente querríamos atribuir todos los malos papas de la historia al Espíritu Santo? El Espíritu Santo todavía guía a los papas corruptos, particularmente al preservarlos de enseñar autoritariamente algo falso con respecto a la fe y la moral.
Además, el Colegio de Cardenales es una creación humana, no sujeta a ninguna promesa divina. La Iglesia no necesita tener cardenales, pero sí necesita un proceso de selección de papas. El proceso actual de elección de un Papa ha evolucionado desde la bula del Papa Nicolás II, In nomine Domini, que establecía que el Papa debería ser elegido del colegio de cardenales, en 1059. Anteriormente, una elección implicaba un equilibrio difícil y traicionero entre la nominación de los poderes seculares, la elección del clero romano y la aclamación del pueblo romano.
Huelga decir que la historia de las elecciones papales ha sido variada y cambiante, con las últimas revisiones importantes de las reglas que rigen el cónclave provenientes de Juan Pablo II en 1996, con ajustes incluso de Benedicto XVI justo antes de su renuncia.
El propósito de esta aclaración no es degradar al papado ni a ningún Papa en particular, sino reconocer que Dios generalmente actúa en y a través de la agencia humana en la Iglesia.
El propósito de esta aclaración no es degradar al papado ni a ningún Papa en particular, sino reconocer que Dios generalmente actúa en y a través de la agencia humana en la Iglesia.
Hay momentos particulares de intervención divina, pero Dios nos llama a la gran responsabilidad de cooperar con Él en la vida de la Iglesia. Los líderes de la iglesia, incluidos los cardenales en el cónclave, pueden cometer errores.
Sin embargo, Dios no nos abandona, sino que hace que el bien proceda del mal, incluida la corrupción de los papas, aunque el remedio para el mal pueda ser doloroso.
Redoblemos nuestras oraciones por el Papa y por todos los Cardenales, pidiendo una efusión de guía del Espíritu Santo.
Publicado por Dr. Jared Staudt para Those Catholic Men. Traducción de InfoVaticana
Redoblemos nuestras oraciones por el Papa y por todos los Cardenales, pidiendo una efusión de guía del Espíritu Santo.
Publicado por Dr. Jared Staudt para Those Catholic Men. Traducción de InfoVaticana