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miércoles, 10 de octubre de 2018

El SILENCIO del VATICANO ante el Testimonio Viganò, según SPECOLA (9): Sobre la carta de Marc Ouellet y otros



La aparición fantasmal del Papa Francisco con la ya famosa ‘férula bicorna’ ha desatado todos los demonios y el invisible Viganó se hace más presente que nunca. 

Del Sínodo nada. El Papa alienta a rezar el rosario en este su mes. En el sínodo no lo vemos entre las actividades propuestas. Pero lo que hoy desata todos los comentarios es el comunicado de prensa sobre los ‘recientes sucesos’ y la carta del prefecto de la congregación de obispos Marc Oullet dirigida al desaparecido Viganò

Estamos entrado en una espiral de confusión que no hace sino empeorar las cosas y no aclarar nada. Si quitamos la hojarasca y la literatura sin contenido llegamos a la conclusión que el Papa ha ordenado investigar, no tanto a McCarrick, sino a los investigadores de McCarrick. Se intenta saber qué ha sucedido en la maraña curial y quién sabía o no sobre el caso. 

Lo de Oullet , uno de los principales conocedores al tener acceso directo al archivo de su congregación, suena a disculpa no pedida. El defiende su actuación y, quizás sin pretenderlo, confirma muchos de los puntos de testimonio Viganó.

Se habla de golpe del Vaticano pero con disparos de fogueo. De como se negocia en oriente pero se es incapaz de poner orden es casa que cada día está más revuelta. Se dice que se investigará sobre McCarrick, veremos

Se vuelve a los buenos deseos y se nos dice que la pedofilia ya no será tolerada. El tiempo de las palabras ha pasado y, por fuertes y bellas que sean, han perdido todo su valor al faltar la necesaria compañía de los hechos.

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OULLET: FUERTE EN LA FORMA FLOJO EN EL CONTENIDO (9 de octubre)

Estamos viviendo las consecuencias lógicas del testimonio Viganò. Las viejas tácticas de control informativo ya no sirven y lo que está sucediendo lo demuestra. Los medios están interesados en el tema de los abusos y no sobre el Sínodo

La óptica está cambiando en un sentido que consideramos muy positivo. Es un verdadero escándalo que suceda uno solo de los horribles crímenes con menores. Es espantoso el descubrir la hipocresía y doble vida de tantos jerarcas que, por decenios, nos han querido imponer verdaderas aberraciones. Es inquietante descubrir cómo se ha extendido en el seno de la Iglesia una verdadera mafia lavanda que nos invade hasta los tuétanos. 

Hasta ahora nos hemos visto sumergidos en acusaciones genéricas en donde la inmensa mayoría de sacerdotes se ven salpicados por cosas que seguro no han ni imaginado. Sufrimos una perplejidad universal, por silencio de miles de obispos que parece que se han olvidado de su función de pastores.

Pero algo está cambiando. Los casos de abusos siguen su proceso en la justicia civil que, con todas las limitaciones que queramos poner, es la que está haciendo algo. Los procesos canónicos están desaparecidos y ya nadie confía. Se aplican castigos ‘ejemplares’ cuando, ante las evidencias públicas y publicadas, no queda otro remedio. Los abusadores están rindiendo cuentas ante la justicia terrena y confiemos en un cambio de vida antes de llegar a la divina.

Lo que está cambiando es que somos mucho más conscientes de que el verdadero problema ha sido y es la cadena de encubrimiento que, de no ser corregida con urgencia, está convirtiendo a la Iglesia Católica en un secta en la que se pide fidelidad personal y sometimiento a la autoridad superior. Esto ya no es tolerable y la ‘omerta’ ha estallado por los aires

La fidelidad es a la Sagrada Escritura y a la Tradición y todo lo demás no es católico. En la milenaria historia de la iglesia son puestos como ejemplos los mártires y los santos. Los papas, los obispos, los sacerdotes , los laicos son ejemplos en la iglesia si son santos y no al contrario. El sacerdocio, el episcopado, no da la santidad aunque la exige y reclama por su naturaleza. 

En otros tiempos era más fácil cubrir las vergüenzas o que estas quedaran en un ámbito mucho más reducido.  Hoy esto ya no es posible. El buscar culpables abstractos es una vieja táctica que no funciona. 
Podemos repartir culpas al ‘gran acusador’, ‘al clericalismo’, al ‘abuso de poder’, al ‘demonio’; y todo esto queda en un modo de eludir las responsabilidades personales que existen y muy claras.
Las noticias de hoy denotan este caos en el que vivimos y que nadie parece querer aclarar. La carta de Oullet parece contradecir la regla de conducta del cuarto general de la Compañía de Jesús, Claudio Acquaviva: “fortiter in re, suaviter in modo”. Estamos en los tiempos de dureza en las formas y contenido más que flojo.


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VIGANÒ SIGUE PRESENTE (10 de octubre)

Del testimonio Viganò no tenemos muchas novedades, pero sí muchas referencias que sobrevuelan sobre el Sínodo y sobre todas la intervenciones oficiales y oficiosas del Vaticano y de los padres sinodales. 

Los desmentidos generales están dando paso a la confirmación de los hechos porque, al fin, de hechos hablamos. Esto parece un historia infinita que no puede terminar con el silencio que todo parece confirmar.

Specola