El pequeño equipo que hace cada día Specola se ve desbordado por la presión, en cantidad y calidad, de las noticias de cada día.
El caso Viganò, en Italia dirían ‘latitante’ pero bien informado, no es un caso cerrado en el tiempo, sino que va teniendo su desarrollo. Lo que está claro es que no está dispuesto a ceder en sus posiciones y los que se consideran atacados no pueden defenderse con la fuerza con la que desearían hacerlo.
La vieja táctica de dejar que las noticias se mueran no está funcionando y ya vamos por el tercer testimonio.
En muchos casos se está cayendo en una discusión nominalista sobre detalles imprecisos. La acusación fundamental de encubrimiento queda reforzada de día en día. En este caso es peligroso intentar limpiar los archivos para defender la versión oficial. Estamos seguros de que Viganò tiene los documentos, y el cabreo que existe en los sacros palacios hace que cualquier tontería sea conocida y publicitada con rapidez.
Insistimos en que no hablamos de la vergüenza de abusos delictivos y criminales de uno y mil clérigos, estamos hablando de una red de complicidades que ha corrompido una parte importante de la estructura de gobierno de la iglesia y que ha encubierto y protegido crímenes abominables por decenios.
La Justicia Federal de Estados Unidos, la importante (para entendernos) está tomando cartas en el asunto, como era más que previsible.
No es extraño que los que odian -y son muchos- a la iglesia católica estén encantados con la situación. Es mejor ponerse una vez colorado que pasar la vida amarillo. Cuanto antes caigan las ramas podridas mejor para las ramas y para el árbol. Con ellas intentando parecer verdes no tendremos nunca un fruto decente.
Specola