La policía apareció en el obispado de Saginaw a primera hora de la mañana, ordenó salir al personal y procedió al registro del edificio, según testigos presenciales, en lo que es ya la segunda redada por sorpresa de un edificio propiedad de la diócesis.
La diócesis de Saginaw ha hecho público un comunicado en el que aseguran estar colaborando por completo con la investigación súbitamente iniciada por el fiscal general.
La nota aclara que en la mañana del 3 de octubre -coincidiendo con la inauguración del Sínodo de los Jóvenes- se presentó en el obispado una orden de registro en la que se pedía a algunos empleados diocesanos que permanecieran en el edificio para asistir a los agentes en el registro.
Una confirmación similar llega de la Archidiócesis de Detroit con respecto a un registro en su sede, así como un registro parcial del seminario mayor del Sagrado Corazón para obtener determinada documentación. También en el caso de Detroit, el Arzobispado ha comunicado que está colaborando plenamente con los agentes.
Similares registros por sopresa se han llevado a cabo en Lansing y otras cuatro diócesis del estado.
El pasado 21 de septiembre, Bill Schuette, fiscal general de Michigan, confirmó que su departamento había iniciado una investigación en las siete diócesis del estado en agosto. Estas incluyen Detroit, Saginaw, Gaylord, Lansing, Grand Rapids, Marquette y Kalamazoo. Schuette también investigará denuncias de abusos clericales por parte de sacerdotes que pertenecen a órdenes religiosas.
Este verano, y como consecuencia en parte del demoledor informe del gran jurado de Pensilvania sobre encubrimiento de abusos sexuales por parte de sacerdotes en seis diócesis, los fiscales generales de varios estados anunciaron que iniciarían investigaciones de igual naturaleza, lo que ha hecho temer a muchos que, en última instancia, pueda procederse a una investigación federal de toda la iglesia estadounidense, con consecuencias imprevisibles.
Carlos Esteban