(The Remnant)
Dicen que cuando algo sale espantosamente mal en la vida pública de alguien famoso, las personas bienintencionadas encuentran difícil aceptar que no pasa algo más en la historia que lo que se ve a simple vista. Esto sucede particularmente en este tiempo en el que las personas estamos acostumbradas a que las fuerzas poderosas del gobierno y de los medios nos mientan.
Entonces, por ejemplo, cuando asesinaron al presidente Kennedy, la nación estaba tan atónita, lógicamente, que no era raro que las personas otrora sanas aceptaran las teorías conspirativas más extrañas acerca de lo que realmente sucedió. Cualquier cosa menos la poco satisfactoria narrativa de que había sido un loco solitario con un rifle. Para muchos, debía haber una conspiración más grande detrás, grandiosa. ¡Kennedy tuvo que haber muerto por una razón más grande que esa!
Ahora bien, no tengo la intención de especular sobre quién debió haber estado en el montículo de hierba aquel día de 1963 en Dallas. Obviamente, podría haber habido más de una historia, y tal vez nunca conoceremos toda la verdad. Solo lo menciono porque, tras la totalmente ridícula canonización del papa Pablo VI (a propósito, uno de los más grandes chascos de la historia), ha reaparecido otra vieja teoría de aquella época, esta vez sobre lo que realmente debió haber sucedido en la Iglesia Católica como resultado del Concilio Vaticano Segundo. Esta teoría sostiene que no fue el Papa quien destruyó la misa y desató el caos en la Iglesia de aquel tiempo, sino un impostor pretendiendo ser el Papa.
Según esta teoría, ningún Papa escogido a dedo por el mismísimo Espíritu Santo (como nos aseguraba solemnemente la hermana María Chocolate en tercer grado), podría haber realizado semejantes cosas terribles. Debió haber sido un complot masónico que de alguna manera logró sustituir con uno falso al hombre más famoso del mundo de aquel tiempo: el papa Pablo VI.
Toda una hazaña, pero seguramente fue lo que pasó. Después de todo, miren las orejas del joven Pablo VI en comparación a las del Papa hacia fines de la década de 1970. ¡Miren esa nariz! ¡Esas cejas! Hasta los dientes son diferentes.
Bueno, quizás. Sin duda han ocurrido cosas aún más extrañas. Pero al fin de cuentas difícilmente resulte más que una ilusión – es decir, buenas personas queriendo creer cualquier cosa en lugar del hecho de que Dios permitió que un hombre terrible ascendiera al trono de San Pedro. Pero más probable que una teoría del estilo Príncipe y Mendigo es que la cara de un revolucionario envejecido y lleno de culpa simplemente reflejara los años y la agitación de un pontificado verdaderamente desastroso.
Los años son duros con el cuerpo humano…con cualquier cuerpo humano, pero especialmente aquellos en lugares públicos elevados. Y si el envejecido papa Pablo VI era en verdad un impostor – cosa que supuestamente puede demostrarse examinando fotos de sus orejas, nariz y dientes –entonces también lo eran muchas otras personas ancianas famosas.
Algunos buenos ejemplos: intenten adivinar la identidad de estos famosos:
Dicen que ésta última es la madre Teresa de Calcuta, créase o no.
Y sin embargo ésta es ella hacia el final de su vida:
¿Qué ocurrió con las cejas largas y tupidas, la nariz delgada, la marca de nacimiento sobre el labio superior? ¿Una impostora? Difícilmente. Solamente envejeció, tal como lo hizo el director de cine Alfred Hitchcock (segunda foto de arriba) tal como se lo ve aquí, muchos años después:
Y el gran actor americano (convertido a la fe católica en su lecho de muerte) John Wayne, casi irreconocible como el mismo hombre (primera foto de arriba) aquí en su vejez, completo con orejas más grandes y todo:
Nuevamente, la edad y el estrés son duros con nosotros. De hecho, en su conjunto, diría que el papa Montini envejeció bien:
Entonces, ¿ya podemos terminar con esto? No había un impostor papal. Montini, el galopante arzobispo modernista de Milán era el mismo papa Pablo VI que destruyó el rito romano y es ahora canonizado santo en la iglesia del Vaticano II.
Yo también quisiera que hubiese algo más detrás de esta historia…una explicación mejor. Pero muchas veces la verdad supera la ficción, y en este caso la peor teoría conspirativa es más devastadora en cuanto a que no es una teoría en absoluto. Realmente lograron instalar a un modernista revolucionario en el trono de San Pedro que por poco no destruyó el elemento humano de la Iglesia Católica y cuyo espantoso legado está, hasta este día, poniendo almas en peligro en todo el mundo.
(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)
Michael Matt