Aborto y cosas vinculadas
Que nuestra sociedad se está dirigiendo a su autodestrucción progresiva se ha advertido, no sólo por el tripudio de alegría por la victoria del “sí al aborto” en Irlanda el pasado 25 de mayo, como si la selección nacional de fútbol hubiese ganado, mientras que han sido condenados a muerte niños inocentes, sino también por la insistencia con la que en el último vértice del G7 en Canadá, finalizado el 9 de junio, fue reafirmada la necesidad de fomentar leyes sobre el aborto incluso hasta el noveno mes de embarazo, sin decir que – como es normal – en Estados Unidos, tras las limitaciones impuestas por Trump, se están recogiendo firmas para extender el aborto más allá del nacimiento, incentivando leyes pro “infanticidio” como no se haría ni siquiera con un gatito. ¿Y hasta qué mes como límite máximo se podría matar al neonato? ¿Dos, tres, cinco meses?
¡Pensad de que están estudiando alegremente también en las modalidades y límites para legalizar este “derecho” al infanticidio, mientras que alguien ha propuesto dejar “sine die” la fecha de muerte porque, si acaso el bebé llorón fastidiara a su mamá demasiado… podría eliminarse en cualquier momento, al menos hasta la edad en que no fuera el hijo quien pudiera matar a sus padres para “agradecerles” su amor!
Unas insanas ganas de muerte que se extienden hasta estos niveles de criminalidad del horror no puede sino ser de origen satánico, como se desprende de las palabras del exorcista padre Amorth, que afirmaba que todo aborto procurado es un sacrificio en honor de satanás, padre de la mentira y homicida. Tan es verdad, que están en increíble aumento los ritos satánicos, esoterismos y misas negras que prevén muchas veces incluso sacrificios humanos, como resulta a menudo del encontrarse pedazos de hueso y cadáveres en algunos lugares macabros y aislados de alguna zona de campo o de monte.
El último crimen: la ideología de género
La última peor invención del diablo en absoluto (al menos hasta ahora, porque ya nos lo esperamos todo hoy) es la ideología de género, porque se mata al inocente en su alma imponiendo como obligación escolar desde la escuela infantil un recorrido en el que, mientras se explica que la diferencia sexual es un derecho a elegir a placer e incluso varias veces “reversible”, se dan al mismo tiempo en la escuela, como en un obsceno recorrido de iniciación esotérica, verdaderas lecciones de pornografía hetero, homo, etc., pero no siguiendo las instrucciones en libros sino “¡EN VIVO!”, esto es, con nudistas en clase que explican muchas cosas “interesantes” haciéndose tocar en su mismo cuerpo. Son cosas terribles, a las cuales los lobbies de los fuertes poderes intentan habituarnos como si fuera lo más normal de la vida, así como nos han habituado a aceptar a los gays, trans, bi, plus y todas las asquerosidades de este mundo de perversión y de locura que se convierte a menudo en homicida porque, cuando se pierde la total identidad y control sexual, uno se vuelve loco e incluso criminal.
Estos nuevos monstruos son los niños sin sexo, vestidos y maquillados de mujer con muchos tacones y minifaldas, a los cuales se les impide el desarrollo normal de su adolescencia inyectando hormonas de manera tal que son ellos mismos los que eligen lo que “querrán ser”, varones o mujeres o neutros, u hombre-gato u hombre-tigre, porque a este paso no hay límite. Obviamente con el bienestar de sus idiotas padres, que después los ven en las revistas (¡¡¡qué bonitos!!!). Cuando se supera el nivel impuesto por la madre naturaleza, que tutela nuestra salud psico-física por nuestro bien, ya no existe límite a la ciencia ficción más peligrosa y, mientras se rechaza a Dios, que es garante de nuestra sana inteligencia y felicidad, se acaba creyendo en todo, incluso en los elefantes que vuelan, cayendo en la categoría de los obtusos criminales.
¡Con la ideología de género ya no se ama!
Con la locura de la teoría de genero lo que viene a faltar del modo más absoluto es precisamente la palabra que molesta al diablo por que le recuerda a Dios, que es ¡AMOR!
Con la ideología de género ya no existe el enamoramiento, ese periodo de la vida que te hace soñar con los ojos abiertos, deseando precisamente y sólo a ese hombre o esa mujer, porque comprendes que debe ser la compañera de tu vida en lo bueno y en lo malo, la persona con la que podrás dar la vida a tus hijos. Con la ideología de género, no sólo uno ya no se enamora, sino que no se practica ya ni siquiera el sexo, hablando vulgarmente.
Porque la indiferencia más total une a todos los que se dejan llevar a estas perversiones, los cuales, perdiendo su identidad, pierden la alegría de amar también físicamente al compañero/a según la naturaleza como es querido por Dios. En la práctica, la ideología de género crea hombres-robot teledirigidos por los fuertes poderes y siempre obedientes al dictador de turno. Con la ideología de género la inteligencia queda tan ofuscada que ni siquiera se podrá estar a la altura de asumir tareas de responsabilidad, de gobierno, de gestión y demás, porque uno se convierte sólo en un estúpido idiota, desde todos los puntos de vista. ¿En qué manos terminará este nuestro pobre mundo sin Dios, sin alma y sin ni siquiera cerebros? Y esto sin tener en cuenta otros graves crímenes contra la humanidad como el vientre de alquiler, la eutanasia, drogas libres, etc.
¿Quién se opone?
Al presentar los hechos cada vez más graves, inmorales, peligrosos para el bien de la sociedad y de la persona, ¿quién se opone? ¿Quién da la alarma? ¿Quién se preocupa? Alguna asociación comprometida como “Difendiamo i nostri figli”, guiada por el heroico dott. Gandolfini, o algún padre disperso aquí o allí ciertamente, tanto es así, que uno de ellos, un cierto Marcello Pamio, horrorizado por ciertos hechos que vio en una clínica de Londres, cerca de Oxford Street, donde van cada año más de 2.700 pacientes (casi todos niños o adolescentes), acompañados por padres idiotas, para cambiar de sexo, ha intentado poner en guardia también a los italianos, abriendo un sitio web de YouTube y presentando un vídeo con el título “IL GIURAMENTO”.
Recientemente, con el nuevo gobierno Salvini, también el hon. Lorenzo Fontana ha defendido con valor la única familia verdadera constituida por un solo hombre y una sola mujer con vínculo de fidelidad y abiertos a la vida, mostrando el hecho de que cada uno en privado es libre de hacer de su vida lo que quiera, si no daña a los demás, (se las tendrá que ver de todos modos con Dios, añado yo), pero que no tenga la pretensión de llamar “familia” a cualquier aglomerado humano hecho de dos o más personas. Esto es una ofensa ante todo a la razón.
Oremos por ellos porque no tendrán una vida fácil desde el momento en que la contraparte no quiere aceptar las reglas de la democracia, sino que crea luchas cada vez más agresivas.
¿Y la Iglesia, los Obispos, el Papa?
En toda esta catástrofe que se está extendiendo como una mancha de aceite, en la que sólo falta que el castigo de Dios se abata sobre el hombre corrompido ya como en los tiempos del diluvio universal mandado por Dios porque la humanidad se había ya pervertida casi toda, exceptuados Noé y su familia, en este avanzar de avalanchas inmundas que están a punto de arrollarnos a todos, ¿dónde está la voz de la Iglesia, de los Obispos, del Papa? ¿de qué se preocupa el Vaticano y la Conferencia Episcopal Italiana con el card. Ravasi y Galantino y Bassetti a la cabeza?
Mientras la ciudad de Roma arde, sus señorías se permiten organizar eventos “culturales” como los desfiles de moda sacrílegos en el Vaticano usando paramentos sagrados sobre los cuerpos de escandalosas modelos que los han expuesto a su pública desacración y burla. Mientras Italia está colapsando, os preocupa sólo el desembarco de inmigrantes, pero con una insistencia tan maníaca que no tenéis ningún pudor de manifestar vuestra aversión a este gobierno precisamente porque está intentando atajar la plaga de la invasión de Italia por parte del extranjero. Pero ¿por qué no os los tenéis vosotros en el Vaticano? ¡Demasiado cómodo incentivar las llegadas y después descargarlas sobre nosotros italianos, sobrecargados de impuestos, préstamos, desahucios y de otras iniquidades que los precedentes gobiernos comunistas nos han descargado encima y ante los cuales os habéis siempre inclinado con un servilismo que da horror!
Ilustrísimos prelados, ¿de qué os ocupáis?
¿De Jesucristo o de ecología? ¿De la salvación de las almas o de beneficios ilícitos? Quizá de petróleo y de las ganancias que se derivan de él, visto que habéis organizado un simposio en el Vaticano del 7 al 10 de junio con los más ricos petroleros. De vil dinero en la práctica os ocupáis, ganado incluso sobre la piel de aquellos pobres náufragos que al final pierden la vida por vuestra culpa. Y en cambio de animarles, como hacen sus heroicos Obispos locales, a los cuales va todo nuestro aplauso, para que no abandonen su tierra sino a permanecer allí para cultivarla y reconstruir ciudades y puentes para volverlas hermosas y habitables porque hay recursos, como hemos hecho nosotros italianos después de las dos desastrosas guerras, ¿qué hacéis vosotros del Vaticano y de la Conferencia Episcopal Italiana? Incentiváis la esclavitud, la lucha social, la globalización del mundo, a fuerza de querer mezclar todas las razas contra el querer de Dios, el cual, como vemos en el episodio de la Torre de Babel, de un solo aglomerado humano ingobernable, anónimo, tosco e incivilizado, quiso dividir la humanidad por grupos de pueblos, por naciones, con la finalidad de hacer la vida social gobernable, segura, alegre, con leyes que tutelan los derechos de sus propios ciudadanos, donde el libre y pacífico intercambio entre Estados pudiera acontecer bajo la insignia del respeto de la soberanía propia y ajena y de las propias y ajenas diferencias culturales, económicas, sociales, ambientales, tradicionales, etc.
Esto quiso Dios desde los tiempos del Antiguo Testamento y esto sancionó Su Hijo Jesucristo al venir al mundo para confirmar estas diferencias desde el punto de vista social (dad al César lo que es del César…) pero al mismo tiempo para hacer de toda la humanidad “una sola cosa” por medio de su sacrificio en la cruz, donde todas las razas y distinciones diferentes se encuentran unidas en una sola fe, en un solo bautismo, en una sola esperanza, la de la vida eterna porque al final todos estamos destinados a ir allí, a nuestro encuentro personal y colectivo con Jesucristo, que juzgará nuestras obras, nuestras buenas y malas intenciones y las pagará con la vida eterna o con la condena eterna. Nos guste o no, esta es la única Verdad para todos los hombres de todo el mundo, verdad que estáis pisoteando para poner en evidencia sólo pretextos humanos de baja altura.
Pero vosotros, ilustrísimos Prelados, ¿creéis todavía en la Vida Eterna? ¿En el Juicio de Dios? ¿En el Infierno para quien no es fiel y ha recibido tantos talentos como vosotros? ¿En la belleza de la Palabra de Dios, que llena el corazón de alegría y de felicidad incluso en esta tierra para quien la vive hasta el fondo? ¡Pobres! ¡Qué pena veros escarbar como las gallinas mientras que podríais y deberíais volar con alegría como las águilas hasta las más altas cimas de la santidad para mostrar a todos hasta qué niveles de maravillas materiales y espirituales puede llegar el hombre si es sostenido por la única, maravillosa Fe Católica en “Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo”!
Ps
(Traducido por Marianus el eremita /Adelante la Fe)