UNO (1) : Importancia de la razón
http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo.html
DOS (2) El discernimiento como amor a la verdad
http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_13.html
TRES (3)El Nuevo Orden Mundial y el verdadero Progreso
http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_16.html
CUATRO (4) Misión de los sacerdotes y de la Jerarquía: anunciar a Jesucristo. Sólo en Él es posible el reconocimiento de la dignidad de las personas
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CINCO (5) Católicos perseguidos y «católicos» bien considerados
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SEIS (6) Naturaleza y gracia
http://www.blogcatolico.com/2018/10/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo.html
SIETE (7)Unidad de la Iglesia : ¿Acaso hay dos magisterios?
http://www.blogcatolico.com/2018/10/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_18.html
OCHO (8) Incoherencias a la hora de insultar a otros.
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NUEVE (9)Del dicho al hecho: Concilio Vaticano II
http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-9.html
DIEZ (10) (José Martí) Anomalías en la Iglesia
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ONCE (11) "Podéis criticarme. No es pecado" -dice Francisco- ... Muy bien: pues atreveos a criticarlo ... y veréis lo que ocurre.
http://www.blogcatolico.com/2018/12/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-11.html
DOCE (12) - Un alto en el camino para reflexionar
http://www.blogcatolico.com/2018/12/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-12.html
En realidad no es el papa Francisco el máximo responsable de la crisis que padece hoy la Iglesia. Lo que está ocurriendo se remonta a años muy atrás. Ahora, con Francisco, vemos -sobre todo- las consecuencias de algo que estaba larvado durante bastante tiempo.
Aunque se podía colocar una fecha anterior (posiblemente hacia 1930) sin embargo fue el 8 de diciembre de 1965, fecha en la que finalizó el Concilio Vaticano II, el punto que suele tomarse como referencia y como origen de la crisis actual, pues fue ahí donde se introdujeron, sibilinamente, en bastantes de los documentos del Concilio, las ideas modernistas que ya habían sido condenadas, de una manera explícita, por el papa San Pío X, en su encíclica Pascendi, a comienzos del siglo XX.
La Iglesia está plagada de modernismo anticristiano, en la propia Curia, y parecería que todo está perdido, pues no hay una rebelión abierta de obispos y cardenales en el sentido de declarar hereje a Francisco: han enmudecido (¡y les han hecho enmudecer a quienes se han ido oponiendo a este Nuevo Orden Mundial masónico que invade el Vaticano!).
Las famosas frases «La Doctrina no se toca» , «El Concilio Vaticano II sólo es meramente pastoral» , etc., quedan muy bien. Y sin embargo no se corresponden con la realidad que estamos observando. Y, según dijo Jesús y, además, es de sentido común, «por sus frutos los conoceréis» ... ¡y los frutos que se están recogiendo no son buenos! Es un hecho que sí se está cambiando la Doctrina por la vía de los hechos. No se habla de los Dogmas, no se habla de la Doctrina, luego los cristianos desconocen su Fe. Y ¿qué sentido tiene hablar de PASTORAL si no se habla, simultáneamente, del DOGMA? Ambos, Doctrina y Pastoral, deben ir de la mano; y no se pueden separar ... ¡pero se ha hecho!
Ahí tenemos, por ejemplo, la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia en la que se contradice a Jesucristo en relación a la indisolubilidad del matrimonio, la cual es absoluta en todos los casos, sin excepción: «Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre» ... Por lo visto Jesucristo era rígido. Se cambian puntos del Catecismo como el relativo a la pena de muerte ... Y todo ello sin contar con la inmensidad de disparates doctrinales que han salido de la boca de Francisco y que muchos cristianos consideran que son palabra de Dios: ignoran que la Doctrina Católica no le pertenece al Papa de turno, el cual -para ser un buen Papa- debe mantenerse fiel a la Tradición de la Iglesia y al Magisterio Perenne.
Los Dogmas, una vez definidos, no evolucionan. No son propios de la época histórica en la que fueron pronunciados. Son dogmas de fe que, como tales, deben de ser creídos, so pena de incurrir en herejía. Puede «evolucionar» y ganar en profundidad, la comprensión de esos dogmas, pero tales dogmas son verdades definitivas e intocables, debido a su origen divino. Siempre son actuales, pues la verdad no envejece. El Progreso en teología supone la fe en el Dato Revelado. Sin fe no es posible hacer teología. Y son muchos los «teólogos» que no tienen fe, aunque se las den de teólogos. No lo son en tanto en cuanto proclaman herejías que hacen mucho daño al simple pueblo fiel.
¿Que la Doctrina no se toca? ... Bueno, si tenemos ojos para ver y oídos para oír ... y si conocemos las verdades de nuestra Fe y las comparamos con los «dichos» de muchos jerarcas de la Iglesia, incluido el Papa, veremos que no se parecen, prácticamente, nada. Se quiera reconocer o no, los hechos son tozudos. Y éstos indican que se ha producido una ruptura con la Iglesia de siempre. Lo que hoy se contempla no es la Iglesia fundada por Jesucristo, sino otra Iglesia, por llamarla de alguna manera, pues Iglesia sólo hay una ... ¡y no comenzó con el Concilio Vaticano II!
Ésa es la raíz de la crisis actual. Tenemos un antes y un después del Concilio Vaticano II. El «antes» se refiere a la Iglesia tal y como ha existido durante casi veinte siglos. El «después» se refiere a la «Iglesia» que vemos ahora, a la que hemos llegado aplicando dicho Concilio, cuya existencia es tan solo de unos cincuenta años. Francisco se está limitando (¡y no es poco!) a poner en práctica aquellos documentos más conflictivos del Concilio que son los que fueron introducidos por los protestantes y masones, que estaban infiltrados en la Iglesia y cuyo afán era cambiarla por otra, más «acorde» con los tiempos «modernos», como si la verdad no contara para nada y fuese una mera anécdota histórica.
Puesto que el Modernismo, suma de todas las herejías, como dijo San Pío X, es el causante de la desastrosa situación actual en la Iglesia, eso es lo que debemos combatir los laicos, si queremos mantenernos firmes en la fe y no claudicar ante el mundo, un mundo que odia a Jesucristo y que no se da cuenta de que SÓLO en Él puede encontrar la felicidad que tanto anhela. No hay otra solución. Sin la fe en Jesucristo y en la Iglesia que Él fundó -y se mantiene fiel a cuanto Él dijo- no hay salvación posible para el hombre ... por más vueltas que le demos.
A continuación hago referencia a una serie de artículos de este blog, unos comentados personalmente y otros de autores varios, de gran prestigio, así como a unos pocos libros que, a mi entender, son casi esenciales para entender el porqué hablo así del Concilio Vaticano II.