No habrá votación en la asamblea plenaria de los obispos estadounidenses reunida desde hoy en Baltimore sobre dos propuestas clave para responder a la crisis de los abusos, contra lo que estaba previsto, ha anunciado su presidente, el cardenal Daniel DiNardo.
La noticia de última hora, que ha sorprendido a los medios asistentes a la rueda de prensa inicial, se debe a instrucciones ‘in extremis’ llegadas de Roma para que se retrase el estudio de un nuevo código de conducta para los obispos y la creación de un organismo dominado por los laicos para investigar a los obispos acusados de encubrimiento.
Según aclara DiNardo, la Santa Sede quiere que estas medidas esperen a la conclusión de la reunión especial que sobre esta misma crisis tendrá lugar en Roma con Su Santidad el próximo mes de febrero, y que estudiará el asunto desde una perspectiva mundial. La decisión, asegura DiNardo, se tomó ayer por la tarde en Roma, por lo que ha sido imposible comunicarla antes a la prensa.
En vísperas de la plenaria han circulado discretamente entre las fuentes mejor informadas dos documentas que se preveía discutir, un borrador de Reglas de Conducta para obispos y una propuesta para crear una nueva comisión especial de investigación para tratar denuncias contra los obispos. Ambas propuestas estaban consideradas como el eje y el asunto clave de la asamblea, urgentemente necesarias para tranquilizar a un laicado al borde de la rebelión tras la riada de escándalos de los últimos meses.
De hecho, DiNardo no ha tratado de disimular su ‘decepción’ por este veto llegado de Roma, y así lo ha expresado, añadiendo que, en cualquier caso, espera que de la asamblea surja una renovada determinación que ayude a perfilar soluciones para la reunión de febrero. El cardenal arzobispo de Chicago, en cambio, considera que este veto es prueba de que “la Santa Sede se está tomando en serio la crisis”.
Carlos Esteban