El arzobispo de Sydney, Anthony Fisher, dio evidencia condenatoria sobre el Sínodo sobre la Juventud. Al hablar el 1 de noviembre con Edward Pentin expuso las maquinaciones aplicadas para presionar por la “sinodalidad”.
Fisher testificó que el tema “no estaba en el documento de trabajo, no estuvo en las discusiones de la asamblea general, no estuvo en las discusiones de los grupos lingüísticos, no estuvo en los informes de los grupos pequeños”. “Simplemente apareció, como de la nada”.
“En este sínodo, estuvimos redactando doctrina, como fuera, corriendo, con respecto a la sinodalidad, en menos de una semana”. Fisher comentó que hay un “peligro real” de que los sínodos puedan ser vehículos para la heterodoxia.
Agregó que los padres sinodales fueron cautelosos frente al “discurso vago del estilo sinodal”, el cual “puede significar toda clase de cosas en bocas diferentes y últimamente puede dividir mucho”. Su conclusión es que “ésa no es la forma de hacer doctrina”.
También hubo manipulación grosera durante la votación final, cuando el documento del Sínodo “fue leído demasiado rápido”, de tal modo que los traductores se esforzaron mucho para seguirlo. Como consecuencia de ello, “no estábamos siempre seguros de que se nos estuviera pidiendo votar Sí o No”.
[Esto muestra que la “sinodalidad” significa “ocultar abusos de poder detrás de una retórica engañosa”].