Homilía del 25º Domingo después de Pentecostés (15 de Noviembre de 2015) Mt 13: 31-35
A modo de resumen (incompleto)
El evangelio de hoy nos muestra dos parábolas, la del grano de mostaza y la de la levadura. Siempre se interpretaron estas parábolas como referidas a la Iglesia, que al principio era una comunidad pequeña, pero que luego fue creciendo y extendiéndose en el mundo.
Pero en los tiempos actuales, las circunstancias han hecho que estas parábolas se hayan de interpretar de un modo diferente. No podemos decir que estamos en los tiempos finales, pero lo que sí podemos decir al menos es que las señales que se ofrecen para los tiempos finales se están cumpliendo ya. Nuestra iglesia actual es una iglesia nueva, desolada; en la que ha ocurrido la apostasía general profetizada para los últimos tiempos.
Todos sabemos lo que ocurrió en Francia hace dos días, donde el mundo musulmán ha declarado la guerra al mundo occidental; pero ¿por qué? Porque el mundo occidental está fundamentado en raíces cristianas. El mundo musulmán quiere eliminar todo vestigio de cristianismo de las mentes y del corazón de esa cultura. El presidente Hollande decía en declaraciones de hace un par de días que los terroristas querían infundir miedo en la población. En el fondo no quieren reconocer la verdad, lo que quieren es acabar con una civilización basada en valores cristianos. Pero en el fondo, la culpa la tienen los mismos gobernantes de occidente pues son los que han causado el problema, han dejado a occidente sin defensas (ideológicas y morales) y es el islam quien, valiéndose de su doctrina está dispuesto a acabar con los “infieles”. Europa es un continente descristianizado porque así lo han decidido la masonería y los poderes ocultos. Europa ha quedado sin defensas y se ofrece en bandeja de plata para quien quiera venir a conquistarla. Y pronto ocurrirán cosas más graves. Pero a pesar de todo esto, la gente prefiere vivir en su mentira y cerrar los ojos a la verdad. Si alguien se atreviera a denunciar todo esto sería perseguido.
El evangelio nos ofrece la solución a estos problemas. El Señor nos dice en San Mateo que cuando un espíritu inmundo sale de una casa, vaga buscando otro lugar, pero no encontrando donde quedarse vuelve a la primera casa, y al encontrarla vacía, trae consigo a más espíritus inmundos. Hemos llevado a cabo una liquidación por derribo en la cultura occidental. La misma Iglesia ha tirado por la borda los dogmas, los sacramentos, la liturgia, la Sagrada Escritura. ¿Qué queda del Magisterio de la Iglesia? Nada. Ahora ya no existe el pecado. Lo bueno y lo malo lo decide la conciencia de cada uno… La casa ha quedado vacía, por lo que el espíritu inmundo vuelve, y ahora con más, para instalarse de nuevo, de tal modo que la situación última es peor que la primera.
Están ocurriendo cosas en nuestra Iglesia que hace años serían impensables. ¿Cómo se puede calificar de fariseos a los que intentan ser fieles a la Iglesia? España es condenada por evangelizar América. Muchas cosas que antes eran condenadas por la Iglesia ahora con admitidas por la nueva iglesia. Estamos asistiendo a un cambio en el significado de los conceptos. La misericordia que era uno de los atributos divinos más maravillosos y de la cual nos habla la Biblia en muchas ocasiones, Dios la ejercía con el pecador arrepentido. Ahora se nos pide ser misericordiosos sin que las personas tengan la mínima intención de arrepentirse; es más, se les ayuda para que sigan por el mal camino …
Padre Alfonso Gálvez