“¡Un día no basta para las promociones reales!”, es el título de la nota. “Del 4 de diciembre de 2018 al 28 de febrero de 2019, junto al Magazzino Abbligliamento, rebajas con descuentos desde el 20% al 40%. Se ruega informar a todo el personal”.
Aunque lo parezca, este anuncio promocional no lo firma el Jefe de Marketing de alguna firma de grandes almacenes, sino Sabatino Napolitano, responsable de la Dirección de Servicios Económicos de la Gobernación del Vaticano, que preside Su Eminencia el cardenal Giuseppe Bertello.
No todo el mundo tiene acceso a estas compras, naturalmente: se exigen unas tarjetas especiales de que disponen los empleados en el diminuto Estado pero que, con los contactos convenientes, se pueden conseguir sin el engorro de trabajar allí.
Más popular aún es la gasolinera del Vaticano, una instalación que, justo enfrente de donde vive el Papa, Casa Santa Marta, desentona absolutamente entre las gloriosas piedras y las monumentales edificaciones, pero que reporta pingües beneficios, porque es difícil encontrarla desocupada. Muchos son los romanos dispuestos a dar un rodeo para repostar con la ‘santa gasolina’, como la llaman con retranca los del lugar, porque su ubicación en la Santa Sede obra el milagro de hacerla un 20% más barata. No, no todos los combustibles fósiles son condenables.
Carlos Esteban