NOTA INTRODUCTORIA
Cualquier estudioso de Teología conoce el famoso “Compendio de símbolos, definiciones y declaraciones de fe y moral”, normalmente denominado “Denzinger”, en memoria del que fuera iniciador de esta obra insigne, Heinrich Denzinger, cuya primera edición data del año 1854.
Fue este sacerdote alemán, profesor de Teología Dogmática, quien se propuso hacer una síntesis del Magisterio de la Iglesia para poner al alcance de los estudiosos las más importantes declaraciones y definiciones conciliares, proposiciones condenadas y formas de símbolos de la fe católica genuina.
La obra fue enriquecida en sucesivas ediciones, con la adición tanto de importantes documentos antiguos como de las principales enseñanzas de los nuevos Pontífices, así como de aquellas declaraciones de dicasterios romanos que interesaban para su finalidad.
Por todo esto, el Denzinger, en cualquiera de sus versiones, siempre ha sido considerado como una autoridad en cuanto síntesis de la enseñanza infalible de la Santa Madre Iglesia en materia de fe y moral. En lenguaje más castizo, como una fuente segura de lo que se debe creer y practicar para ser un católico como Dios manda.
Cualquier estudioso de Teología conoce el famoso “Compendio de símbolos, definiciones y declaraciones de fe y moral”, normalmente denominado “Denzinger”, en memoria del que fuera iniciador de esta obra insigne, Heinrich Denzinger, cuya primera edición data del año 1854.
Fue este sacerdote alemán, profesor de Teología Dogmática, quien se propuso hacer una síntesis del Magisterio de la Iglesia para poner al alcance de los estudiosos las más importantes declaraciones y definiciones conciliares, proposiciones condenadas y formas de símbolos de la fe católica genuina.
La obra fue enriquecida en sucesivas ediciones, con la adición tanto de importantes documentos antiguos como de las principales enseñanzas de los nuevos Pontífices, así como de aquellas declaraciones de dicasterios romanos que interesaban para su finalidad.
Por todo esto, el Denzinger, en cualquiera de sus versiones, siempre ha sido considerado como una autoridad en cuanto síntesis de la enseñanza infalible de la Santa Madre Iglesia en materia de fe y moral. En lenguaje más castizo, como una fuente segura de lo que se debe creer y practicar para ser un católico como Dios manda.
No se debe olvidar, sin embargo, que el Magisterio es como el tesoro de aquel padre de familia, del cual se sacaban “cosas nuevas y viejas” (Mt 13, 52).
El Santo Padre, Sumo Pontífice y Pastor Supremo de la Iglesia Universal, tiene ex officio el deber de custodiar el depósito de la Fe y, a su vez, ofrecer las enseñanzas inmortales de la Buena Nueva del modo más adecuado para los fieles de cada época y lugar.
Pero -como bien dijo el papa Juan Pablo II- "el Romano Pontífice tiene la “potestad sagrada” de enseñar la verdad del Evangelio, administrar los sacramentos y gobernar pastoralmente la Iglesia en nombre y con la autoridad de Cristo, pero esa potestad no incluye -en sí misma- ningún poder sobre la ley divina, natural o positiva (Discurso de Juan Pablo II a los Prelados auditores de la Rota Romana del 21 de enero del año 2000).
En ese sentido, la elección del Cardenal Jorge Mario Bergoglio como Obispo de Roma el día 13 de marzo de 2013 supuso una verdadera sacudida en el mundo católico.
En ese sentido, la elección del Cardenal Jorge Mario Bergoglio como Obispo de Roma el día 13 de marzo de 2013 supuso una verdadera sacudida en el mundo católico.
Es lo que se ha llamado “el huracán Bergoglio” o “el efecto Francisco”. El nuevo Papa, con tan peculiar modo de ofrecer sus enseñanzas, no deja a nadie indiferente.
Por lo tanto, en memoria de la inmortal obra del Denzinger y con el objetivo de formar criterios de análisis, hemos querido contrastar el Magisterio de la Iglesia con las innovaciones que Francisco realiza casi a diario.
Por lo tanto, en memoria de la inmortal obra del Denzinger y con el objetivo de formar criterios de análisis, hemos querido contrastar el Magisterio de la Iglesia con las innovaciones que Francisco realiza casi a diario.
Así nació el site “Denzinger-Bergoglio”.
1 — El proselitismo es una solemne tontería, no tiene sentido y entre cristianos es en sí mismo un pecado grave
39 — La corte es la lepra del papado. La Iglesia es o debe volver a ser una comunidad del pueblo de Dios
48 — “Hijos como conejos” Para ser buen católico no hace falta tener hijos como conejos. Dios da los medios para ser responsable
49 — Un cristiano restauracionista, legalista, que lo quiere todo claro y seguro, no va a encontrar nada
68 — No es verdad que Jesús multiplicó los panes y los peces. No es magia, es un “signo”. Y una parábola.
81 — ¡Recen por mí!
101 – En el Evangelio, Jesús no se enoja, pero lo finge cuando los discípulos no entienden las cosas
103 – La unidad no la van a hacer los teólogos sino el Espíritu Santo. Me uno a ustedes como uno más
119 – Nadie puede saber si es tocado por la gracia. La gracia es la cantidad de luz que tenemos en el alma
138 – La Iglesia es mujer. La mujer, en la Iglesia, es más importante que los obispos y los sacerdotes
140 – ¿Amamos a la Iglesia sabiendo incluso comprender sus defectos? La Iglesia también tiene defectos
160 – Invoquemos la misericordia de Dios por los pecados cometidos contra el mundo en el que vivimos
Los autores
39 — La corte es la lepra del papado. La Iglesia es o debe volver a ser una comunidad del pueblo de Dios
48 — “Hijos como conejos” Para ser buen católico no hace falta tener hijos como conejos. Dios da los medios para ser responsable
49 — Un cristiano restauracionista, legalista, que lo quiere todo claro y seguro, no va a encontrar nada
68 — No es verdad que Jesús multiplicó los panes y los peces. No es magia, es un “signo”. Y una parábola.
81 — ¡Recen por mí!
101 – En el Evangelio, Jesús no se enoja, pero lo finge cuando los discípulos no entienden las cosas
103 – La unidad no la van a hacer los teólogos sino el Espíritu Santo. Me uno a ustedes como uno más
119 – Nadie puede saber si es tocado por la gracia. La gracia es la cantidad de luz que tenemos en el alma
138 – La Iglesia es mujer. La mujer, en la Iglesia, es más importante que los obispos y los sacerdotes
140 – ¿Amamos a la Iglesia sabiendo incluso comprender sus defectos? La Iglesia también tiene defectos
160 – Invoquemos la misericordia de Dios por los pecados cometidos contra el mundo en el que vivimos
Denzinger-Bergoglio