El Papa que niega la existencia del infierno. Una enormidad que durante horas y horas ha rebotado en los diarios de todo el mundo, antes que la Santa Sede desmintiera al fundador de La Reppublica, Eugenio Scalfari. Pero en el comunicado de la sala de prensa muchas cosas no cuadran...
¿Pero qué debe pensar un pobre católico que en la mañana del Jueves Santo se adentra en Internet y se entera que el Papa ha dicho a un viejo periodista, que es su amigo, que el infierno no existe y las almas que no se arrepienten simplemente desaparecen?
Un Papa que niega dos verdades de fe: el infierno y la inmortalidad del alma. No puede ser, jamás ha ocurrido en la historia de la Iglesia. Y justamente en el inicio del Triduo Pascual, cuando revivimos el sacrificio de Cristo, que ha venido a salvarnos del pecado.
Finalmente, poco después de las 15 horas, la sala de prensa se digna difundir un comunicado que desmiente las palabras de Scalfari:
Se trata de una sincronización diabólica. Si no existe el infierno no existe ni siquiera la salvación. Poco importa si no se trata de un texto magisterial, sino del ahora habitual artículo del fundador de Repubblica, Eugenio Scalfari, que transcribe interpretando una conversación llevada a cabo en Santa Marta con el papa Francisco. La afirmación es de una enormidad inaudita y con consecuencias devastadoras.
No es posible, no es posible que el Papa piense esto, y mucho menos que lo diga tan a la ligera en una conversación con un periodista que se sabe que tiene la costumbre de transcribir las conversaciones con el Papa, y que la Santa Sede ya ha desmentido dos veces (aunque siempre dejando muchas dudas). Sin embargo, hay silencio desde el Vaticano. Silencio, a pesar de que desde la madrugada varios periodistas pidieron inmediatamente explicaciones a los responsables de la sala de prensa.
Las horas pasan, la noticia gira alrededor del mundo: “el Papa niega la existencia del infierno”. Equivale a decir que durante 2.000 años la Iglesia ha bromeado, se ha burlado de mucha gente.
No es posible, no es posible que el Papa piense esto, y mucho menos que lo diga tan a la ligera en una conversación con un periodista que se sabe que tiene la costumbre de transcribir las conversaciones con el Papa, y que la Santa Sede ya ha desmentido dos veces (aunque siempre dejando muchas dudas). Sin embargo, hay silencio desde el Vaticano. Silencio, a pesar de que desde la madrugada varios periodistas pidieron inmediatamente explicaciones a los responsables de la sala de prensa.
Las horas pasan, la noticia gira alrededor del mundo: “el Papa niega la existencia del infierno”. Equivale a decir que durante 2.000 años la Iglesia ha bromeado, se ha burlado de mucha gente.
No sólo sobre la existencia del infierno. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica, en el n. 1035:
“La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, ‘el fuego eterno’. La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios, en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira”.Si se puede negar esta verdad o cuestionarla, ¿por qué no se podría hacer lo mismo con todas las otras verdades de la fe? ¿Por qué creer en la Santísima Trinidad, o en Dios creador, o en la Encarnación? Las recaídas de tal afirmación son explosivas, significa negar la misma función de la Iglesia. No es posible que el Papa pueda decir tal enormidad. Sin embargo, siguen pasando las horas y desde el Vaticano nada, a pesar de la asfixiante presión de los periodistas.
Finalmente, poco después de las 15 horas, la sala de prensa se digna difundir un comunicado que desmiente las palabras de Scalfari:
“El Santo Padre Francisco ha recibido al fundador del diario La Reppublica en un encuentro privado, en ocasión de la Pascua, pero sin concederle una entrevista. Todo lo que es relatado por el autor en el artículo de hoy es fruto de su reconstrucción, en la que no se citan las palabras textuales pronunciadas por el Papa. Ningún encomillado del mencionado artículo debe ser considerado, entonces, como una transcripción fiel de las palabras del Santo Padre”.Surge un suspiro de alivio. De hecho, no podía ser posible que el Papa afirmara tan a la ligera una enormidad de este tipo. Sin embargo... Sin embargo, algo no cuadra.
- Nueve horas para desmentir una sensacional herejía atribuida al Papa: es para no creer, algo que merecería la renuncia en bloque de todos los responsables de la comunicación vaticana.
- Y luego el contenido de la desmentida, absolutamente inadecuado respecto a la gravedad del tema. No se afirma que Scalfari inventó todo, como alguno se apresuró a escribir. Las afirmaciones son mucho más prudentes, por no decir ambiguas:
1. Se dice que el encuentro entre el Papa y Scalfari no fue concebido como una entrevista. Ya, pero aparte de la primera vez, todos los encuentros de Scalfari con Francisco fueron charlas privadas que luego terminaron puntualmente en las páginas de La Reppublica. Se podría entonces dar por descontado que también esta vez habría de ser así.
2. Todo lo escrito en La Reppublica, según la sala de prensa, no está inventado, sino que es una “reconstrucción”, simplemente “no son las palabras textuales del Papa”. Si el italiano no es una opinión quiere decir, sin embargo, que se habló del tema y algo se dijo de ello, de modo que esté claro que las palabras no han sido transcriptas fielmente.
Hay que recordar que, en las ocasiones anteriores, en las que la sala de prensa tuvo que intervenir para desmentir los artículos de Scalfari, el entonces vocero, el padre Lombardi, había precisado que la transcripción no era fiel, pero informaba “el sentido y el espíritu de la conversación”.
No sólo eso, no es la primera vez que Scalfari le atribuye al Papa este pensamiento sobre el infierno. De hecho, escribió el pasado 9 de octubre: “el papa Francisco -lo repito- abolió los lugares de eterna residencia en el más allá de las almas. La tesis sostenida por él es que las almas dominadas por el mal y no arrepentidas cesan de existir, mientras que los que han rescatados del mal serán elevados al estado de bienaventuranza, contemplando a Dios.
Entonces no fue desmentido, tal vez porque el artículo no fue presentado como una entrevista dirigida al pontífice o porque se incluía en el interior de la recensión de un libro de monseñor Paglia. El hecho es que Scalfari, en sus "reconstrucciones", ya desde hace tiempo insiste diciendo que, con él, el Papa niega la existencia del infierno.
Tales enormidades son desmentidas con otra diferente convicción y determinación, con la conciencia de la gravedad del hecho, y quizás aprovechando la oportunidad para reiterar la doctrina de la Iglesia en la materia ( haga clic aquí).
Pero, sobre todo, visto que se ha debatido el argumento, explicar qué dijo verdaderamente el Papa a Scalfari, barriendo así toda ambigüedad y confusión sobre el argumento.
Finalmente, en este punto, visto que es reincidente, se podrían también evaluar acciones legales contra Scalfari, si es verdad que se aprovecha de una amistad y, quizás, de una debilidad del Papa, para provocar desorden en la Iglesia. Y ciertamente también la Asociación de Periodistas tendría la obligación de intervenir, como lo haría, por mucho menos, contra otros colegas.
Todo aquél que, pudiéndolo evitar, permite que avance esta farsa es cómplice.
Publicado el 30 de marzo de 2018 en: www.lanuovabq.it/it/scalfari-e-il-p… Traducción al español por: José Arturo Quarracino
- Y luego el contenido de la desmentida, absolutamente inadecuado respecto a la gravedad del tema. No se afirma que Scalfari inventó todo, como alguno se apresuró a escribir. Las afirmaciones son mucho más prudentes, por no decir ambiguas:
1. Se dice que el encuentro entre el Papa y Scalfari no fue concebido como una entrevista. Ya, pero aparte de la primera vez, todos los encuentros de Scalfari con Francisco fueron charlas privadas que luego terminaron puntualmente en las páginas de La Reppublica. Se podría entonces dar por descontado que también esta vez habría de ser así.
2. Todo lo escrito en La Reppublica, según la sala de prensa, no está inventado, sino que es una “reconstrucción”, simplemente “no son las palabras textuales del Papa”. Si el italiano no es una opinión quiere decir, sin embargo, que se habló del tema y algo se dijo de ello, de modo que esté claro que las palabras no han sido transcriptas fielmente.
Hay que recordar que, en las ocasiones anteriores, en las que la sala de prensa tuvo que intervenir para desmentir los artículos de Scalfari, el entonces vocero, el padre Lombardi, había precisado que la transcripción no era fiel, pero informaba “el sentido y el espíritu de la conversación”.
No sólo eso, no es la primera vez que Scalfari le atribuye al Papa este pensamiento sobre el infierno. De hecho, escribió el pasado 9 de octubre: “el papa Francisco -lo repito- abolió los lugares de eterna residencia en el más allá de las almas. La tesis sostenida por él es que las almas dominadas por el mal y no arrepentidas cesan de existir, mientras que los que han rescatados del mal serán elevados al estado de bienaventuranza, contemplando a Dios.
Entonces no fue desmentido, tal vez porque el artículo no fue presentado como una entrevista dirigida al pontífice o porque se incluía en el interior de la recensión de un libro de monseñor Paglia. El hecho es que Scalfari, en sus "reconstrucciones", ya desde hace tiempo insiste diciendo que, con él, el Papa niega la existencia del infierno.
Tales enormidades son desmentidas con otra diferente convicción y determinación, con la conciencia de la gravedad del hecho, y quizás aprovechando la oportunidad para reiterar la doctrina de la Iglesia en la materia ( haga clic aquí).
Pero, sobre todo, visto que se ha debatido el argumento, explicar qué dijo verdaderamente el Papa a Scalfari, barriendo así toda ambigüedad y confusión sobre el argumento.
Finalmente, en este punto, visto que es reincidente, se podrían también evaluar acciones legales contra Scalfari, si es verdad que se aprovecha de una amistad y, quizás, de una debilidad del Papa, para provocar desorden en la Iglesia. Y ciertamente también la Asociación de Periodistas tendría la obligación de intervenir, como lo haría, por mucho menos, contra otros colegas.
Todo aquél que, pudiéndolo evitar, permite que avance esta farsa es cómplice.
Riccardo Cascioli
Publicado el 30 de marzo de 2018 en: www.lanuovabq.it/it/scalfari-e-il-p… Traducción al español por: José Arturo Quarracino