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Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
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lunes, 16 de julio de 2018
Noticias varias 14 a 16 de julio de 2018
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En las Naciones Unidas, la anticoncepción es la respuesta a todos los problemas
‘El último papa’, Malachi Martin vuelve a las librerías españolas
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La Asociación de vírgenes consagradas de los Estados Unidos está «profundamente decepcionada»
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ADELANTE LA FE
Selección por José Martí
El Papa vuelve a advertir del riesgo de dejar a nuestros descendientes un planeta expoliado (Carlos Esteban)
La encíclica, asegura AP, tenía como objetivo incitar a la acción en la Conferencia del Clima de París de 2015. De hecho, en este tercer aniversario Francisco ha urgido a los líderes mundiales a que se comprometan con lo acordado en los Acuerdos de París, formados por 195 países, aunque debilitados por la salida de Estados Unidos de los mismos, anunciada por Trump en 2017.
Su Santidad, que nunca ha ocultado su preferencia por los organismos supranacionales, subrayó también que organizaciones tales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial podrían desempeñar un papel esencial promoviendo reformas que conduzcan a un desarrollo sostenible, el ‘mantra’ del momento que pocos aciertan a definir de modo concreto.
“Nos duele ver las tierras de pueblos indígenas expropiadas y sus culturas destruidas por estrategias predatorias y por nuevas formas de colonialismo, alimentadas por la cultura del derroche y el consumo”, añadió Su Santidad.
Conviene señalar que “indígena” no diseña, en ningún caso, los pueblos originarios de Europa, la destrucción de cuya cultura no es algo que deba doler a nadie.
“La civilización -ha recordado el Santo Padre- exige energía, pero el uso de la energía no debe destruir la civilización”.
La relación que puedan tener estas urgentes y repetidas demandas de Su Santidad con su misión específica de líder de los católicos es, para muchos, misteriosa, especialmente cuando parecen ocupar una parte desproporcionada de su tiempo, energía y preocupación en un momento en que la Iglesia no atraviesa, precisamente, su época más brillante y reposada.
Carlos Esteban
La batalla por la escuela (Pedro Luis Llera)
Terminó el curso hace unos días. En el Colegio sólo quedamos el personal de limpieza y secretaría y el equipo directivo. Queda limpiar y arreglar el colegio y dejarlo todo listo para empezar en septiembre el próximo curso. Ya no hay niños bulliciosos corriendo por el patio del colegio ni profesores atareados con sus clases. Todo está tranquilo y silencioso. Dentro de unos días, el P. José Carlos vendrá a retirar al Santísimo del Sagrario de la capilla del colegio. Y entonces quedarán las cuatro paredes de un edificio sin vida. Porque mientras esté presente el Maestro, hay vida dentro de esa casa. Pero sin Él, queda la cáscara vacía. Esto no lo podrán entender quienes no tiene fe. Pero la diferencia entre que esté presente en el colegio el Señor en el Santísimo Sacramento y que no esté, resulta abismal, inmensa, inconmensurable…
Y en estas llega la nueva ministra de educación y suelta la bomba:
“El derecho a la educación siempre recae sobre los individuos que son sujetos de aprendizaje, no recae sobre las familias, ni sobre los territorios, ni sobre las religiones. ¿Quién no puede estar de acuerdo con este matiz tan importante?”.
Yo. Yo no estoy de acuerdo “con este matiz tan importante”. Es más: estoy frontalmente en contra de tamaña barbaridad. Son los padres quienes tienen derecho a la educación de sus hijos conforme a sus principios filosóficos, ideológicos o religiosos. Son los padres quienes educan a sus hijos en la familia. Y son los padres quienes tienen el derecho a elegir el colegio que mejor pueda colaborar con ellos en la tarea de dar una educación adecuada a sus hijos. Son los padres quienes pagan impuestos al Estado para que las Administraciones Públicas les garanticen el derecho a llevar a sus hijos al colegio que les dé la gana. Pero el Estado quiere usurpar el papel de los padres. Los poderosos quieren quitarnos a nuestros hijos: ni más ni menos. Porque ellos creen que saben mejor que los padres lo que les conviene a nuestros niños. Pero los padres amamos a nuestros hijos. El Estado, no. Esa es la gran diferencia. Los políticos, los poderosos, solo quieren mantenerse en el poder a toda costa. La educación de nuestros hijos les importa un bledo.
La ministra quiere decir que los padres no cuentan para nada; que lo que cuenta es que los niños vayan a las escuelas que ellos decidan a recibir la educación que les parezca bien a los políticos que mandan. Por eso eliminan la asignatura de Religión e implantan a la fuerza una nueva versión de Educación para la Ciudadanía que van a llamar “Valores Cívicos y Éticos”, que dicho así suena muy bien. Pero, ¿qué “valores cívicos y éticos” quieren enseñar a nuestros hijos? Pues ya se lo digo yo: ideología de género, promoción del homosexualismo, feminismo radicar, ecologismo marxista, ateísmo materialista y toda la mierda que los poderosos están empeñados en imponernos a todos mediante lo que se ha venido en llamar “ingeniería social” y que no es otra cosa que adoctrinamiento político al más rancio estilo de la “formación del espíritu nacional”.
Hay que imponer los nuevos principios fundamentales del movimiento. Y estos nuevos principios de este régimen del “non serviam” pasa por la eliminación de las escuelas católicas, que son las únicas que se oponen a sus pretensiones totalitarias. El proyecto liberticida que lidera el gobierno pasa por acabar con lo que queda de la civilización cristiana en España (como en el resto de Occidente) para imponer un sistema totalitario ateo. El Pensamiento Único quiere acabar con Cristo y tiene una obsesión con la Cruz. ¿Por qué? Pues porque el sistema es demoníaco, satánico… Literalmente. Y Satanás odia la Cruz y odia al ser humano. Por eso quieren acabar con la cruz del Valle de los Caídos como han derruido antes la cruz de Callosa de Segura y tantas otras. No le molestan las cruces por “franquistas”, sino por cristianas. No se engañen. La Cruz no la inventó Franco ni es un símbolo franquista: es el símbolo de la salvación.
Los siervos del Maligno quieren controlar la escuela: no la educación ni la instrucción. Quieren robar el alma de nuestros hijos desde los tres años: quieren convertirlos en espantajos grotescos y patéticos para que marchen en sus desfiles de degenerados, orgullosos de su corrupción moral: esos son los “valores cívicos y éticos”. Quieren corromper su inocencia, pervertirlos desde la más tierna infancia para que se conviertan en siervos de Baco, para que el único sentido de su vida sea revolcarse como los cerdos en el barro del hedonismo más grosero. No quieren educar a los niños: quieren pervertirlos y acabar con sus almas. Y quieren la escuela como lugar donde adoctrinar a los niños con su propaganda nauseabunda. Ya tienen la televisión, el cine… pero necesitan la escuela. Cualquier año imponen por ley desfiles escolares bajo la bandera del arco iris con niños travestidos: exactamente igual que hacían los nazis, vistiendo a los niños con sus uniformes y bajo la bandera con la cruz gamada.
¿Pacto educativo? El pacto entre quienes servimos a Dios y quienes sirven al Demonio resulta imposible. Los que mandan quieren prohibir a Dios e imponer un ateísmo de Estado: aborto, eutanasia, perversión de los niños… Y todo disfrazado de tolerancia, de “libertad”, de derechos… La libertad que ellos predican es la del “derecho de autodeterminación”; es decir, poder hacer lo que me dé la gana y ser lo que me apetezca y como me apetezca en cada momento: yo soy propietario de mi vida y hago con ella lo que quiera. El hombre está por encima del bien y del mal – decía Nietzsche. Da rienda suelta a tus instintos más bajos. No hay mandamientos ni hay Dios. La vida no tiene sentido. Lo único sensato es “disfrutar” todo lo que puedas. Nada de amor, nada de sacrificio, nada de sufrimiento: sólo pasarlo bien. Y cuando ya no puedas pasarlo bien, suicídate o te suicidamos. Nada de familia, nada amor, nada de Dios.
Pero luego será el Estado el dueño de tu vida y serán los políticos los que harán con tu vida lo que quieran ellos. Y el Estado podrá decidir quién tiene derecho a vivir y quién no; quién puede seguir viviendo y quién no tiene ya una vida “digna” y tiene que morir para evitar gastos innecesarios a la Administración en cuidados, medicinas, hospitales… Quieren imponer su antropología y su cosmovisión a todos por ley. Y quienes somos católicos y tenemos otra antropología y otra cosmovisión, radicalmente opuesta a la suya, sobramos. Somos el enemigo a batir.
Ellos tienen el poder. Nosotros tenemos a Cristo. Creen que nos van a derrotar. Creen que crucificándonos acabarán con nosotros legalmente: exactamente como hicieron con Cristo. Pero Dios es más grande que ellos. Nuestra victoria es la Cruz. Y cuanto más cerca estemos de la Cruz, más cerca estamos de nuestra salvación y de nuestro Salvador. Asistimos a una lucha entre Cristo y el Anticristo. Parece que va a ganar el Anticristo. Pero quien vence es el Señor. Recuerden Sodoma y Gomorra: pues ahora mismo nuestra sociedad no se diferencia mucho de aquellos enviciados de la antigüedad…
Quiera Dios que pueda permanecer fiel a mi Creador y Señor en esta batalla hasta las últimas consecuencias. No hay mayor felicidad que vivir en gracia de Dios. No hay otra felicidad que esa. Y no hay batalla que más merezca la pena combatir que la que se libra por la verdadera libertad de los hijos de Dios bajo el signo de la Cruz de Cristo. Yo no me voy a rendir nunca. Decían que en la Guerra Civil no había soldado más temible que un requeté después de confesarse y recibir la Sagrada Comunión. No os tengo miedo. A lo único que aspiro es al Cielo. Yo no me rindo ni voy a claudicar ante vuestra iniquidad. Aunque seamos pocos. Aunque me quede solo. Porque “para mí, vivir es Cristo y morir, ganancia”.
Soy director de una escuelita católica y mi misión es amar a los niños y a las familias que confían en nosotros, para procurar la salvación de sus almas y llevarlos a todos a Cristo; o sea, al Cielo: porque donde está Cristo está el Cielo. Amar a todos siempre: esas son mis armas. Cuanto más me odiéis, más rezaré por vosotros y más os amaré, por la gracia de Dios.
En septiembre empezaremos, si Dios quiere, otro curso. Y el colegio se volverá a llenar de niños bulliciosos que juegan en el patio y de profesores atareados con sus clases. Y el Señor volverá al Sagrario de nuestra capilla a enseñorearse de nuestro Colegio. Y yo seguiré tratando de amarlos a todos y de mostrarles a todos a Cristo, desde que se abre la puerta del Colegio a primera hora de la mañana, hasta que se cierra por la tarde, para tratar de colaborar con el Espíritu Santo y que todas las almas de mis profesores, de mis niños y de sus familias se salven y vayan al Cielo.
¿Quién nos podrá separa del amor de Dios?
Pedro Luis Llera
Francisco agradece a los obispos portugueses su guía pastoral sobre Amoris Laetitia (Carlos Esteban)
Francisco lo ha vuelto a hacer, una nueva respuesta indirecta a esas Dubia a las que se niega a contestar con empecinamiento. Ha agradecido en una carta a Clemente la publicación en febrero pasado de la guía para la aplicación de capítulo 8° de Amoris Lætitia, similar a la que ya elogiara en sus compatriotas, los obispos argentinos, y que calificó de “única interpretación posible”. Así comienza la carta del Santo Padre.
“Esta profunda reflexión suya me llenó de alegría, porque reconocía en ella el esfuerzo del pastor y padre que, consciente de su deber de acompañar a los fieles, quiso hacerlo empezando por sus presbíteros para poder cumplir de la mejor forma el ministerio”,
El Papa siguen luego recordando que
las “situaciones de la vida conyugal constituyen, hoy, uno de los campos donde tal acompañamiento es más necesario y delicado. Por eso mismo, quise llamar al Colegio Episcopal a un itinerario sinodal prolongado, que propiciara —a pesar de las dificultades inevitables— la maduración de orientaciones compartidas en beneficio de todo el pueblo de Dios”.Y concluye animando al cardenal y a sus colegas en el episcopado portugués
“a proseguir, con sabiduría y paciencia, en el compromiso de acompañar, discernir e integrar la fragilidad, que de diversas formas se manifiesta en los cónyuges y en sus vínculos. Un compromiso que, si por un lado requiere de nosotros, pastores, no poco esfuerzo, por otro nos regenera y nos santifica, pues todo está animado por la gracia del Espíritu Santo, que el Señor Resucitado concedió a los apóstoles para la remisión de los pecados y el solícito tratamiento de todas las heridas”.El Cardenal Arzobispo de Lisboa se ha mostrado sorprendido y ha respondido agradeciendo la carta del Papa con otra que publica en el sitio web de la Conferencia Episcopal de Portugal, subrayando que
la guía es fruto de “un proceso que con mis colegas obispos de otras diócesis llevamos adelante en el sentido de acertar con aplicación de la Amoris laetitia, concretamente su capítulo VIII, acompañar las situaciones de fragilidad en la vida matrimonial”.De este modo, Su Santidad va confirmando la interpretación deseada para su exhortación de manera indirecta, mediante agradecimientos y felicitaciones a las iglesias nacionales que le dan la aplicación pastoral ‘correcta’, obviando así la necesidad de dar una respuesta doctrinal a las dudas y dejando que se imponga por la vía de los hechos.
Carlos Esteban
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