Pero sigamos:
¿De qué personas se rodea?
Judíos, Anglicanos, Musulmanes, Vudús, Protestantes, Masones, pro-homosexuales, etc ...
¿Quiénes son sus consejeros?
Los cardenales modernistas Kasper, Schönborn, Maradiaga, Coccopalmerio, Marx, el jesuita pro-homosexual James Martín, etc...
¿Y sus amigos?
- Aquellos que comulgan con la ideología marxista: Fidel Castro y Chaves (en su momento, cuando aún vivían), Evo Morales, Nicolás Maduro, etc... ¿Por qué? Pues porque para él, los marxistas son los mejores cristianos. Es el caso, por ejemplo, de todos los que defienden la Teología de la Liberación, siendo Leonardo Boff, "teólogo" ex-sacerdote franciscano, el más representativo.
- Y luego están Tucho Fernández, el autor "oculto" de la Amoris Laetitia, elevado a arzobispo, Hans Küng, Pepe, el cura villero, sor Lucía Caram, Sor Teresa Forcades, etc, etc.
[ Intento ser honesto intelectualmente, pues para eso me ha dotado Dios de razón: para que la utilice, siempre luchando en busca de la verdad, sin la cual es imposible querer a Jesucristo, quien dijo de Sí mismo: "Yo soy la verdad".
No soy ningún experto teólogo, sólo un padre de familia nacido, gracias a Dios, en el seno de una familia católica; y que, preocupado por la situación actual de apostasía que sacude la Iglesia, procura conocer mejor el contenido de su fe, mediante la lectura de buenos libros, de autores de reconocida ortodoxia, básicamente los santos (san Agustín, santo Tomás de Aquino, los santos Padres y otros afines). Y, por supuesto, mediante lectura meditada de la Santa Biblia, sobre todo del Nuevo Testamento, siendo la oración y la frecuencia de los sacramentos la única fuerza que me permite mantenerme fiel, aunque no todo lo que yo quisiera ... Ante ello, sólo puedo decirle a Jesús lo mismo que san Pedro: "Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero" (Jn 21, 17)
Es la confianza en Él y la seguridad de su Amor lo único que nos puede dar la verdadera felicidad, ya desde ahora, aun en medio de persecuciones. ¡Ojalá el Señor nos lo hiciera ver a todos los cristianos y supiéramos actuar, sin ningún tipo de miedo ni de complejos, en este mundo que odia a Jesucristo! ]
La situación por la que atraviesa la Iglesia es muy grave. Satanás ha tomado el timón y la corrupción va en aumento: corrupción de todo tipo: en lo económico, en lo sexual, en la cobardía y el miedo, ... Todo este tipo de corrupciones (y más) son, en realidad, consecuencia de la falta de fe en Jesucristo como verdadero Dios y verdadero hombre. Porque así es, para desgracia nuestra: hoy (salvo honrosas excepciones) no se cree ya en los dogmas, debido a la influencia del modernismo, a quien el Papa San Pío X consideró como la suma de todas las herejías. Y esto ocurre en las altas Jerarquías.
No el humo de Satanás, sino el propio Satanás es quien se ha infiltrado hoy, como caballo de Troya, en el corazón mismo de la Iglesia católica, en sus "pastores" de más alto rango. Y la amenaza de demolición de la Iglesia es más que una simple amenaza: no hay más que abrir los ojos ...
El origen de lo que hoy está ocurriendo (aunque ciertamente es el pecado, como causa de todos los males) hay que buscarlo, fundamentalmente, en la celebración del Concilio Vaticano II. En este concilio se inocularon, como veneno, ciertos documentos que contradicen las enseñanzas de la Iglesia durante veinte siglos, aduciendo razones pastorales y de apertura al mundo. Entre ellos los más significativos (aunque no los únicos) son Nostra Aetate (sobre relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas), Gaudium et Spes (Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo), Unitatis Redintegratio (sobre el ecumenismo) y "Dignitatis humanae" (sobre la libertad religiosa). Hubo influencias protestantes y masónicas (esto está bien documentado) que fueron decisivas para la aprobación de todos estos documentos.
Pues bien: toda la influencia modernista, en la que se basó este concilio, ha ido desarrollándose y tomando consistencia, a lo largo de más de cincuenta años ... de manera que Francisco se ha encontrado ya el terreno abonado y dispuesto para la siega ... en este caso para segar las cabezas de los que no piensen como él.
Ante esta realidad que se palpa, ¿por qué tanto silencio? ¿Por qué tanta cobardía? ¿No sabemos que Dios nos juzgará con rigor en el día del Juicio Final si nos avergonzamos de Él ahora que vivimos todavía en este mundo? ¿No sabemos que no tenemos más que esta vida para tomar una decisión que influirá de modo definitivo en nuestro destino final?
¿Qué les ocurre a aquellos de nuestros pastores que siguen siendo fieles? Sólo han hecho su aparición unos cuantos como Monseñor Schneider, el cardenal Sarah, los cuatro cardenales de las Dubia: Burke, Brandmüller, Meisner y Caffarra (estos dos últimos fallecidos el pasado año 2017), Monseñor Livi y unos pocos más. En realidad hay bastantes más, pero callan, por miedo a ser removidos de sus puestos o véte a saber por qué ... ¡pero CALLAN!.
Mientras tanto, la barca de la Iglesia, cada vez con más grietas, se va hundiendo, poco a poco, aunque cada vez más rápidamente, pues Francisco tiene mucha prisa. Y quiere acelerar al máximo este proceso de demolición total.
José Martí (continuará)