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martes, 28 de agosto de 2018

Papa Francisco: “No diré una sola palabra”, gritos generales y silencios vaticanos, los gays pequeños al psiquiatra (Specola)





“L’ho letto questa mattina. Devo dirvi questo: leggete voi attentamente e fatevi un giudizio. Non dirò una parola su questo. Credo che il comunicato parli da sé. Avete la capacità giornalistica per fare le conclusioni. È un atto di fiducia in voi. Vorrei che la vostra maturità professionale facesse questo lavoro”.

Ésta es la respuesta del Papa Francisco a las graves acusaciones que contiene el testimonio de Carlo Maria Viganò


Creemos que se comentan por si solas. Se han terminado las sonrisas y las bromas y las cosas se ponen serias. Las acusaciones son gravísimas por quien las hace y por quien las recibe. No se nos puede olvidar que estamos hablando de delitos penales gravísimos en las legislaciones de todos los países. Esto no es un juego de “progres y carcas”. 

McCarrick tenía que estar en la carcel por lo que ha hecho. Abusos terribles y asquerosos de todo tipo y, lo que es más grave, usando y abusando del poder que la iglesia le había confiado. “No diré una palabra sobre esto” es una respuesta que deja en muy mal lugar a Francisco, porque es la única vez que la locuacidad pontificia, sobre todo en las alturas, se ve sumida en el más absoluto, buscado y rotundo silencio.

Es cierto que Viganò no tiene grandes simpatías por el pontífice y parece que tampoco el pontífice por Viganò. Aquí no se trata de simpatías o antipatías sino de acusaciones penales de encubrimiento de delitos graves. Nos suponemos que las víctimas de abusos no tienen mucha simpatía por sus abusadores y eso no invalida su testimonio. 

Creemos que Viganò, considerado hombre de gran inteligencia, está intentando dejar muy clara su responsabilidad en todo esto. Es evidente que toda la cadena de mando, lo diga o no Viganò, sabía lo de McCarrick y mucho más. Lo contrario sería tomarnos el pelo. 

Es evidente que no se ha actuado ante delitos gravísimos. Las actividades de McCarrick son públicas. La pregunta es quién es el responsable de todo este desaguisado

En el Vaticano son maestros en hacer pasar los temas delicados de una mesa a otra, escarbando en los reglamentos para encontrar argumentos con los que quitarse el muerto de encima. El dilatar la solución suele ser el sistema para esperar a que el tiempo lo resuelva. Cuando hablamos de delitos tan graves, las víctimas esperan una respuesta y si ésta no llega, el recurrir a la publicación de lo sucedido entra dentro de lo normal como una forma de presionar para que a quien corresponda tome una decisión.

Viganò se ha encontrado en medio de una complicada situación que tiene repercusiones penales muy serias en Estados Unidos

La inmunidad diplomática existe pero no es muy justificada si viene utilizada para cubrir semejantes delitos.

Es cierto que se ha producido una violación, que él justifica, del secreto de oficio y del pontificio que lleva unidas penas muy graves

También es cierto que no es legítimo escudarse en los secretos para no denunciar situaciones de tal gravedad. El conocimiento de un delito en el ejercicio de la profesión conlleva la obligación de denunciarlo. 

El Vaticano tiene un sistema jurídico peculiar al ser la única monarquía absoluta existente que hace que una denuncia, como la entendemos en los sistemas jurídicos modernos, sea muy complicada. El monarca puede hacer lo que quiera y su palabra es la ley. Esto es lo que a nuestro entender está cambiando. Si el papa se equivoca en temas tan graves y el mismo ha reconocido que “hemos” actuado mal, alguna consecuencia tiene que tener.

La autoridad se puede ejercer por la fuerza pero no creemos que esta sea la forma adecuada de entenderla en la iglesia. Cuando los textos sagrados nos dicen que Jesucristo hablaba con autoridad no se refieren a que actuaba con un ejercito detrás o con excomuniones y amenazas. Se refieren a que hablaba con “Verdad” y que “no había engaño en su boca”. En quien ha perdido la autoridad el uso de la fuerza se convierte en despótico y para aquellos que son perseguidos en un verdadero honor.

El testimonio Viganò ha oscurecido con su silencio el resto de las afirmaciones del pontífice que, como siempre, nos ha dejado alguna que otra perla. Los gays grandes no tienen mucha solución pero a los gays pequeños se les tiene que llevar al psiquiatra. Esta es la increíble afirmación de altura que nos ofrece el Papa Francisco. El problema no es el fondo del asunto sino el tamaño del animal. Esperemos que tan sublime pensamiento no sea introducido en el catecismo. 

¡Cuánto añoramos las explicaciones del recordado padre Lombardi diciéndonos lo mal que entendíamos las cosas del pontífice! Del “quién soy yo para juzgar” hemos pasado al “juzgad vosotros”. En esa estamos.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos!

Buena lectura.

Specola

Enlaces:

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vaticano papa francesco carlo maria vigano sbugiarda pedofili sapeva tutto

Specola


Noticias de Gloria TV en relación con el informe de Monseñor Viganò



Antecedentes de la declaración de Viganò

¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! (Carlos Esteban)



El arzobispo Viganò ha lanzado terribles acusaciones contra el Papa, la Curia y varios obispos americanos antes de ‘desaparecer’, y la reacción abrumadoramente mayoritaria ha sido el silencio.

El silencio de los prelados, queremos decir. Cuatro obispos americanos han dado un paso al frente para pedir que se investigue, para alabar a Viganò, para juzgar creíble su informe o para las tres cosas.

Puede pensarse que cuatro son pocos entre 194 diócesis que hay en Estados Unidos, pero quizá lo más significativo sea que los únicos que se han pronunciado públicamente contra el informe -Tobin, Cupich, Wuerl- aparecen citados en él y no precisamente para bien. Ninguno de los tres, por otra parte, ha negado los hechos principales, otro dato revelador.

Pero si el episcopado calla en un ominoso silencio, siguiendo en esto al propio Santo Padre, su numeroso ejército de sicofantes en los medios ya se ha lanzado, no a investigar lo que pueda haber de verdad en los datos ofrecidos por Monseñor Viganò, ni siquiera a refutar documentalmente sus afirmaciones, sino a destrozar su fama y cuestionar su credibilidad.

En toda la espantosa crisis de la pederastia clerical en Estados Unidos, Chile, Honduras y otros países y su encubrimiento por la jerarquía eclesiástica, al igual que sucediera en 2002, la gran pregunta es: ¿por qué no denunciaron las víctimas? Si su inmediato superior no respondía a los cargos, ¿por qué no acudir a una instancia más alta, incluso a la prensa?

La respuesta, más que evidente, está por todas partes. Por fijarnos en un solo caso, menor, anecdótico, mezquino, está en las páginas de ABC, en un artículo de Juan Vicente Boo titulado ‘Las polémicas que persiguen al exnuncio que criticó al Papa’. Es algo que estamos acostumbrados a ver en la vida política, pero que duele especialmente en el seno de la Iglesia.

He leído articulo tras artículo de los ‘buenos’ demonizando a quienes denunciamos estos casos, alegando que causamos escándalo y damos una imagen falsa e innecesariamente negativa.

Es curioso, porque Cristo nos dice en el Evangelio que “la verdad os hará libres”, y que "todo lo que está oculto será revelado".

Es curioso, porque juraría que el escándalo lo dan los sacerdotes que cometen estos abusos y los obispos que encubren sus fechorías.

Es curioso, porque la bola de nieve que lleva rodando décadas y que se ha dejado crecer hasta llegar a esta espantosa situación se ha creado, precisamente, porque se calló en su momento “para no causar escándalo ni dar una imagen falsa en innecesariamente negativa” de la Iglesia”.

Es curioso, porque el Papa está diciendo todo lo contrario, al igual que todas las conferencias episcopales del mundo. En su reciente carta al pueblo de Dios, como reacción al informe del gran jurado de Pensilvania, el Papa, como ya lo ha hecho otras veces desde que a comienzos de su pontificado proclamara su política de ‘Tolerancia Cero’, ha animado a las víctimas a denunciar y a la Iglesia en su conjunto a acoger estas denuncias con respeto e investigarlas, sin miedo a represalias.

¿Por qué no se denuncian estas conductas que piden la venganza del Señor, por emplear un lenguaje bíblico muy al caso? 

Precisamente por esto. Porque quien lo haga se verá vejado, se cuestionarán todas sus motivaciones con la peor intención, se retorcerán sus declaraciones, se escarbará en su basura, se pondrá en duda su carácter y su moralidad, se resucitarán todos sus ‘pecadillos’ y, en fin, se le someterá a un escrutinio malintencionado para desacreditarleTodo, en fin, menos comprobar la veracidad de sus acusaciones.
¿A quién puede compensarle pasar por todo esto? Viganò, al final, no es víctima de abusos, pero imagínese a alguien que sí lo fuera, y que después de haber pasado el infierno del acoso o la violación tuviera que someterse a esta segunda sesión de tortura, con el aplauso, además, de tantos ‘buenos’.

Naturalmente, nos hemos quedado en el ‘asesinato de carácter’. Pero hay más, que no por nada está en paradero desconocido el arzobispo.

¿Qué creen que le pasa al seminarista que denuncia que el acoso homosexual es moneda corriente en su seminario? El acoso al que se le puede someter es difícil de imaginar. Puede llegar a la expulsión, aunque normalmente el propio seminarista prefiere dejar el centro antes que eso. Una vocación sacerdotal a la basura.

Si es un sacerdote, su obispo tiene mil formas de sancionarle sin necesidad de hacerlo público u oficial. Basta que lo mande a los peores destinos, y que le convierta en un verdadero paria.

No es cosa de la Iglesia, naturalmente; es cosa del poder y la propia condición humana. Denunciar al poderoso es excepcional porque ‘poderoso’ significa exactamente eso: que puede. Que puede hacerte la vida imposible, que puede destruir tu imagen y tu carrera y convertir a muchos de tus compañeros y seres queridos en enemigos.

Eso es el clericalismo, que el Papa denunciaba en su carta como raíz del problema: que la Iglesia se ha convertido en una estructura de poder. Quizá sea inevitable, probablemente lo sea, por su vertiente de institución humana. El verdadero problema es cuando ya es solo o principalmente una estructura de poder.

En Infovaticana nos llevamos bofetadas todos los días, y especialmente de los ‘buenos’, algunos cercanísimos personalmente. No es nada agradable, créanme, que personas a las que quieres piensen que estás dañando a la Iglesia. Pero no nos vamos a callar.

Vamos a hacer lo que el Papa, al menos en sus declaraciones públicas, nos recomienda, precisamente porque creemos que esta crisis de la Iglesia ha sido una crisis de clericalismo y de silencio y de miedo a que entre la luz

Y porque hacemos nuestras las palabras de Santa Catalina de Siena -a quien nuestros ‘buenos’ habrían criticado-, cuando decía en tiempos aún más convulsos: 

“¡Basta de silencios!¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido!”

Carlos Esteban

Noticias varias 28 de Agosto de 2018 (Obispos y cardenales a favor y en contra de Monseñor Viganó)



VATICANO

Conferenza Stampa del Santo Padre nel volo di ritorno dal Viaggio Apostolico in Irlanda, in occasione del IX Incontro Mondiale delle Famiglie (25-26 agosto 2018), 27.08.2018

ADELANTE LA FE

Monseñor Schneider: No hay motivos razonables para poner en duda las revelaciones de Viganò sobre el Papa


Núcleo vigoroso o putrefacto


LIFE SITE NEWS


Viganò issues new statement, documents to clear his name of false charges


Arizona bishop backs Viganò, calls him ‘man of truthfulness’


THE REMNANT

EL ORIENTE EN LLAMAS

El aborto impide el derecho sobrenatural del feto a limpiarse del pecado original. Alonso Gracián.

INFOCATÓLICA

Viganò huye al extranjero. ¿Teme por su vida? (Aldo María Valli)






"Doctor, necesito verte".

El tono de la voz es tranquilo, pero siento una nota de ansiedad. En el teléfono está Monseñor Carlo Maria Viganò, el ex nuncio en los Estados Unidos.No escondo mi sorpresa. Nos hemos visto a veces, con ocasión de reuniones públicas, pero no podemos decir que nos conozcamos.

Me explica que es un lector habitual mío, que aprecia mi coraje y mi claridad, a veces unido a la ironía. Le agradezco y pregunto: ¿pero por qué vernos? La respuesta es que no puede decirlo por teléfono.

De acuerdo, entonces vamos a vernos, pero ¿dónde?
Ingenuamente propongo mi redacción, o el bar a unos pocos metros.

"No, no, por el amor de Dios. Lo más lejos posible del Vaticano, lejos de miradas indiscretas".

Por naturaleza, no soy un conspirador, pero creo que el monseñor está seriamente preocupado.

"¿Así que en mi casa? ¿En la cena? Te advierto que estará mi esposa y que habrá algunas de las hijas".

"En casa está bien".

"¿Debo ir a buscarte?".

"No, no, iré, con mi auto".

Y así sucede.

Cuando llega el arzobispo, en una cálida noche de casi verano, veo a un hombre más viejo de lo que recordaba. Él sonríe, pero pronto se vuelve claro que algo lo oprime. Tiene un peso en el corazón.

Después de las presentaciones de su esposa e hijas, y después de haber bendecido la mesa, para aliviar la tensión un poco bromeamos acerca de nuestras raíces lombardas comunes (él es de Varese, nosotros de Rho). El monseñor llegó a la hora señalada, al minuto: en Roma es muy raro que ocurra.
Entonces Viganò inmediatamente entra en el tema. Está preocupado por la Iglesia, temiendo que en su cima haya personas que no trabajan para llevar el Evangelio de Jesús a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sino para confundir y someterla a la lógica del mundo. 

Luego comienza a hablar sobre su larga experiencia en la Secretaría de Estado, a la cabeza de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano y como nuncio, en Nigeria y en los Estados Unidos. Él dice muchos nombres y cita muchas circunstancias. No es fácil para mi esposa y mis hijas seguirlo. A pesar de que he sido vaticanista por más de veinte años, me resulta difícil orientarme. Pero no lo interrumpimos porque entendemos que necesita hablar. La impresión es que él es un hombre solitario y triste por lo que ve a su alrededor, pero no exacerbado. En sus palabras, nunca hay una mala palabra sobre las muchas personas que menciona. Los hechos son elocuentes. A veces sonríe y me mira, como diciendo: "¿Qué deberíamos hacer? ¿Hay alguna salida?".

Me dice que me llamó porque, a pesar de no conocerme en persona, me estima, sobre todo por el coraje y la libertad que demuestro. Agrega que mi blog es leído y apreciado incluso en los "palacios sagrados", aunque no todos pueden decirlo abiertamente. (....)

Él es un hombre con un profundo sentido del deber. Al menos eso nos parece. En unos minutos, se establece una armonía entre nosotros.

Mi esposa, catequista en la parroquia, y las chicas están literalmente sin palabras frente a ciertas historias. Siempre digo, bromeando pero no demasiado, que los buenos católicos no deberían saber cómo funcionan las cosas en las jerarquías superiores, y confirmo esto esta noche. Sin embargo, no me arrepiento de haber invitado al arzobispo a casa. Creo que el doloroso testimonio de este hombre, de este anciano servidor de la Iglesia, nos dice algo importante. Algo que, incluso en el dolor y la confusión, puede ayudar a nuestra vida de fe.

El monseñor dice: "Tengo setenta y siete años, estoy al final de mi vida. No me importa el juicio de los hombres. El único juicio que importa es el del Buen Dios . Me preguntará qué he hecho. para la Iglesia de Cristo y quiero poder responder que la he defendido y servido hasta el final ".

La tarde pasa así. Tenemos la clara sensación de que su excelencia ni siquiera se dio cuenta de lo que tenía en su plato. Entre un bocado y otro nunca dejó de hablar.

Cuando lo llevo de vuelta a su automóvil, me pregunto: pero, al final, ¿por qué quería verme? Por respeto, y por falta de confianza, no le hago la pregunta, pero antes de despedirme, él me dice: "Gracias, nos volveremos a encontrar. No me llames". Y sube al auto.

Soy periodista y, por lo tanto, en estos casos, el primer impulso es ponerme en la computadora y escribir todo lo que me dijo, pero me contuve. El monseñor no me prohibió escribir. Por el contrario, él no me dijo nada al respecto. Pero está fuera de cuestión que me ha hecho algunas revelaciones. 

Entiendo entonces que la reunión fue una especie de juicio. El arzobispo quería ver si podía confiar en mí.

Él pasa más de un mes y me llama nuevamente. La solicitud es la misma que la última vez: "¿Podemos vernos?". 

"Por supuesto que sí. Volvamos a mi casa. Sin embargo, le advierto que habrá una hija más, la mayor, y también habrá sus dos hijos, nuestros nietos". "No importa", dice Viganò. "Lo importante es que en cierto punto tengamos un espacio para hablar". Y así, su excelencia el ex nuncio en los Estados Unidos vuelve a visitarnos. Y esta vez parece un poco menos tenso. Es obvio que a él le gusta estar con esta familia grande y ruidosa.(...)

Nuestro nieto de tres años zumba alrededor del monseñor y lo llama Carlo María. Viganò se divierte y parece que por unos momentos ha olvidado sus preocupaciones. Pero, nuevamente, después de la bendición de la mesa, el arzobispo es un río inundado. Tantas historias, tantas circunstancias, tantos nombres. Pero esta vez se enfoca más en los años estadounidenses.

Cita el caso McCarrick, el ex cardenal declarado culpable de abusos graves, y deja en claro que todo el mundo lo sabía, en los Estados Unidos y en el Vaticano, durante mucho tiempo, durante años. Sin embargo, lo cubrieron. 

Pregunto:  ¿todos? Con un asentimiento, el arzobispo responde que sí: todos. Me gustaría hacer otras preguntas, pero no es fácil entrar en el flujo ininterrumpido de fechas, noticias, reuniones, nombres.

Incluso el Papa Francisco, de acuerdo con Viganò, lo sabía. Sin embargo, dejó que McCarrick circulara sin ser molestado, burlándose de las prohibiciones que le impuso Benedicto XVI. Francisco sabía al menos desde marzo de 2013, cuando el propio Viganò, respondiendo a una pregunta del Papa durante una reunión cara a cara, le dijo que hay un gran expediente sobre McCarrick en el Vaticano. 

En comparación con nuestra reunión anterior, han salido las noticias de los resultados de la investigación por parte del gran jurado de Pensilvania, y Viganò confirma que la imagen es correcta. El abuso sexual es un fenómeno más extenso de lo que uno podría imaginar, y no es correcto hablar de pedofilia, porque en la gran mayoría de los casos se trata de clérigos homosexuales que cazan varones adolescentes. Más correcto, dice el Monseñor, es hablar de efebofilia en su lugar.

Pero el punto es que la red de complicidad, silencio, cobertura y favores mutuos se extiende más allá de todas las palabras e involucra a todos los líderes, tanto en América como en Roma. 

Seguimos, una vez más, aturdidos. Debido a mi trabajo, es algo que habíamos sentido, pero para los católicos como nosotros, nacidos y criados en el seno de la Madre Iglesia, es realmente difícil tragar tal mordisco. 

Mi pregunta es por lo tanto tan ingenua como sea posible: ¿por qué? Y la respuesta de Monseñor congela la sangre: "Porque esas grietas mencionadas por Pablo VI, de las cuales el humo de Satanás se habría deslizado en la casa de Dios, se han convertido en abismos.

El diablo está funcionando con toda libertad. Y no admitirlo, o volver la cara a otro lado, sería nuestro mayor pecado ". (...)

Él habló frente a toda (la familia). Le pregunté si quería que yo y él nos mudemos a otra habitación, sin esposa, hijas o nietos, pero dijo que no. Entendimos que se encontraba bien. Para nosotros era como escuchar a un abuelo que nos cuenta historias sobre mundos distantes, y nos hubiera gustado tanto que en algún momento dijera que era solo ficción. En cambio, el mundo del que está hablando es el nuestro. Es nuestra Iglesia. Son nuestros pastores supremos.

La pregunta básica sigue siendo: ¿por qué el monseñor me dice todo esto? ¿Que quiere de mi?

Esta vez le pregunto y la respuesta es que él escribió un memorial en el que están todas las circunstancias de las que nos habló. Incluida la reunión del 23 de junio de 2013 con el Papa, cuando él, Viganò, informó a Francisco sobre el dossier de McCarrick.

¿Asi que?

"Entonces - dice él - si me lo permites, te dejaré tener mi memorial, que muestra que el Papa lo sabía y no actuó. Y luego, después de evaluarlo, decidirás si publicarlo o no en tu blog, que es tan popular. Quiero que lo sepas. No lo hago a la ligera, pero creo que es el único camino que queda para intentar un cambio, una auténtica conversión ".

"Ya veo. ¿Me lo darás sólo a mí?"

"No. Se lo daré a otro blogger italiano, a un inglés, a un estadounidense y a un canadiense. Las traducciones se harán en inglés y español".

Una vez más, el monseñor no me pide confidencialidad. Entiendo que confíe. Por lo tanto, acordamos que, a petición suya, nos volveremos a encontrar y me pasará el memorial.

De hecho, después de unos días me llama y quedamos. No puedo decir dónde nos vimos, porque di mi palabra.

El monseñor se presenta con gafas de sol y una gorra de béisbol. Pide que mi primera lectura del documento tenga lugar frente a él, por lo que dice: "si algo no te convence, podemos debatirlo de inmediato".

Lo leo todo. Once páginas. Él se sorprende de mi velocidad y me mira: "¿Y?"

Digo: "Es fuerte. Detallado. Bien escrito. Una imagen dramática".

Él pregunta: "¿Lo publicarás?".

"Monseñor, ¿te das cuenta de que es una bomba? ¿Qué deberíamos hacer?".

"Te lo encomiendo a ti. Piénsalo".

"Monseñor, ¿sabes lo que van a decir?", Que quieres vengarte, que estás atormentado por el resentimiento de haber sido despedido de la gobernación y otros eventos. Que eres el cuervo que sacó los papeles de Vatileaks. Dirán que eres un inestable, así como un conservador del peor tipo ".
"Lo sé. Pero no me importa. Lo único que me importa es sacar la verdad a la superficie, para que pueda comenzar una purificación. En el punto donde estamos no hay otra salida".

No estoy angustiado. En el fondo, ya he tomado la decisión de publicarlo, porque siento que puedo confiar en este hombre.

Pero me pregunto: "¿Qué efecto tendrá en las almas más simples? ¿En los buenos católicos? ¿No nos arriesgamos a hacer más daño que bien?". Me doy cuenta de que hice la pregunta en voz alta y el monseñor respondió: "Piénsalo. Evalúalo con calma". 

Nos damos la mano. Se quita las gafas oscuras y nos miramos directamente a los ojos.

El hecho de que no me fuerce, de que no parezca ansioso de verme publicar todo, hace que confíe aún más en él. ¿Es una de sus maniobras? ¿Me está manipulando?

En casa hablo con Serena (mi mujer) y con las chicas. Para mí, su consejo siempre es muy importante. ¿Qué hacer?

Estos son días de preguntas. Releí el documento. Es circunstancial, pero por supuesto es la versión de Viganò. Creo que los lectores lo entenderán. Propondré la versión del arzobispo después de lo cual, si alguien tiene argumentos en la dirección opuesta, propondré otras versiones.

Mi esposa me recuerda: "Pero si lo publicas, pensarán que, por el solo hecho de publicarlo, estás de su lado. ¿Quieres?".

Sí, me gusta. ¿Me juzgarán parcial? Paciencia. Después de todo, soy parcial. Cuando soy periodista solo soy periodista, intento ser lo más aséptico posible, pero en mi blog ya me he alineado bastante y los lectores saben cómo pienso sobre un cierto giro que la Iglesia ha tomado en los últimos años. Si entonces alguien me propone documentos que prueben que la versión de Viganò de los hechos es incompleta o incorrecta, me complacerá publicarlo también.

Escucho al Monseñor por teléfono. Le digo mi decisión. Estamos de acuerdo el día y la hora de la publicación. Él dice que el mismo día y al mismo tiempo también publicarán los otros. 

Decidió que fuera el domingo 26 de agosto porque el Papa, al regresar de Dublín, tendrá la oportunidad de responder  a las preguntas de los periodistas en el avión. Me advierte que entre quienes publiquen se agregará el periódico "La Verità". 

Él me dice que ya ha comprado un boleto de avión. Se irá al extranjero: no puede decirme dónde. No tendré que buscarlo. El viejo número de móvil ya no servirá. Nos despedimos por última vez.

Así fue. No es que las dudas dentro de mí hayan terminado. ¿Hice bien? Sigo preguntando. Pero estoy sereno. 

Y leí las palabras que Monseñor Vigano escribió al final de su memorial: "Recemos por la Iglesia y por el Papa, recordemos cuántas veces nos pidió que oremos por él. Renovemos nuestra fe en la Iglesia", nuestra Madre: ¡Yo creo en la Iglesia, una, santa, católica, apostólica! ¡Cristo nunca abandonará a su Iglesia! ¡La ha generado en su sangre y la revive continuamente con su Espíritu! María, Madre de la Iglesia, ruega por nosotros! Virgen María Reina, Madre del Rey de la gloria, ruega por nosotros! ". 

Aldo Maria Valli

Traducción y adaptación del blog:

Una lectura profética: Sordomudos de Nacimiento y Sordomudos de Conveniencia

Padre Alfonso Gálvez Morillas

Los párrafos que siguen están tomados del libro del padre Alfonso "Sermones para un Mundo en Ocaso" New Jersey U.S.A. - 2016 al final del capítulo titulado Sordomudos de Nacimiento y Sordomudos de Conveniencia (págs 176 y 177). Son verdaderamente proféticos: parece que han sido escritos para hoy mismo, dadas las circunstancias actuales que todos conocemos, con relación  a la intervención de Monseñor Carlo María Viganò. Téngase en cuenta que están escritos hace más de dos años.



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Los ataques contra la Fe y los Fundamentos de la Iglesia han alcanzado su punto culminante durante el Pontificado del Papa Francisco, durante el cual ha tenido lugar el hecho decisivo y fulminante para la vida de la Iglesia del asalto y conquista del Vaticano por el lobby gay.

Una sociedad como la actual, y especialmente la del mundo católico, acostumbrada a vivir manipulada por los Poderes que manejan los media y acostumbrada a vivir adormecida y como drogada, de tal modo que ha quedado privada de la capacidad de reaccionar y hasta de pensar, es capaz de presenciar los mayores y más graves acontecimientos sin enterarse aparentemente; o sin atribuirles importancia, al menos. Aunque se trate de hechos que hasta pueden conducir a su exterminio y extinción. El Pueblo cristiano se ha acostumbrado a vivir al día, como si nada ocurriera; o como suele decirse también, a mirar para otro lado.

Sin embargo, la conquista del Vaticano por obra del lobby gay, con todas las consecuencias que lógicamente podrían derivarse del caso, ha de ser reconocido como un hecho fundamental que de ningún modo puede explicarse por causas meramente naturales. Será preciso dar paso a la posibilidad de que los Poderes Malignos se encuentren efectivamente operando en estos momentos en la Iglesia.

La conquista de los Organismos de Gobierno de la Iglesia por obra del lobby gay, dada la magnitud y gravedad de un acontecimiento que jamás pudo ser imaginado en la Historia de la Iglesia, podría significar, al menos como mera hipótesis, la aparición del Falso Profeta previamente anunciado por las profecías sobre la proximidad de los Tiempos Finales.

Pero el problema se agrava todavía más si se considera la íntima relación existente entre la homosexualidad y el satanismo. Relación que resulta imposible de negar y acerca de la cual ya se ha hablado aquí de su dependencia de los ocultos Poderes que, a través del lobby gay y de su dominio universal de los media, han logrado hacerse con el Gobierno de la Iglesia.

La Iglesia vive un momento de cuya gravedad nadie quiere saber nada. Lo mismo que sucede con el suicida que, a punto de precipitarse desde lo más elevado de un alto edificio, está siendo presenciado por una muchedumbre paralizada por el asombro —y también por un oculto horror inconfesable—, pero que no se atreve a levantar un grito mientras permanece silenciosa.
Padre Alfonso Gálvez

Benedicto XVI recuerda haber apartado a McCarrick



Aunque el Papa Francisco evitó responder ayer a las acusaciones de Viganó, sí han hablado dos de las personas mencionadas en la carta de Viganó: el papa emérito y el que fuera primer consejero de la Nunciatura confirman la parte de la historia que conocen.

El Papa emérito Benedicto XVI, según ha podido averiguar Edward Pentin, recuerda haber dado instrucciones al entonces secretario de estado, el cardenal Bertone, para que trasladara a McCarrick una sanción, aunque no recuerda con detalle cuál era el alcance de esas prohibiciones. Con esta revelación del papa emérito se confirma una parte importante de la carta de Viganò, a saber, que Benedicto XVI había recluido al cardenal McCarrick a una vida de oración y penitencia que Francisco interrumpió al llegar al papado, rehabilitando al viejo “Tío Ted”.

Por otra parte, otro de los mencionados en el artículo, el que fuera primer consejero de la nunciatura en Estados Unidos, el francés Jean-François Lantheaume, confirma que Viganó dice la verdad, en declaraciones a Catholic News Agency.

Francisco encubría a McCarrick desde 2013 y le levantó las sanciones que le había impuesto Benedicto XVI

El cardenal Burke hizo unas declaraciones ayer a LifeSiteNews asegurando que “La corrupción y la inmundicia que han entrado en la vida de la Iglesia deben ser purificadas desde sus raíces”. 

“Las declaraciones hechas por un prelado de la autoridad del Arzobispo Carlo Maria Viganò deben ser tomadas muy en serio por los responsables en la Iglesia”, dijo el Card. Burke.

 “Cada declaración debe estar sujeta a investigación, de acuerdo con la ley procesal aprobada por la Iglesia”.

El obispo de Tyler (Texas), Strickland, firmó ayer un comunicado a todos sus fieles asegurando dar “credibilidad” a las declaraciones de Viganó, y pidiendo por tanto una investigación exhaustiva.

Por su parte, el arzobispo de Chicago, Blaise Cupich, señalado por Viganó como miembro de la mafia homosexualista que secuestra la Iglesia, publicó ayer un comunicado en el que considera “sorprendentes” las declaraciones de Viganó.

Así las cosas, la Iglesia universal solamente espera que sea Francisco quien hable y despeje las dudas sobre su honorabilidad.

Bomba atómica en Vaticano, los silencios de Papa Francisco, los silencios cómplices de cardenales y obispos, el fracaso Irlandés (Specola)



Hoy ha estallado una autentica bomba atómica en la Iglesia Católica que ya está teniendo consecuencias devastadoras

Carlo Maria Viganò, nuncio en Estados Unidos desde el 19 de octubre de 2011 hasta el 16 de abril de 2016, ya no aguanta más y se ha decidido a ofrecernos su “testimonio” de los hechos gravísimos que estamos viviendo en el seno de la Iglesia y que afectan a personalidades muy cercanas al Papa Francisco.

El testimonio no nos lo ofrece uno que pasaba por ahí, o un secretario despechado, o la señora de la limpieza de creyó ver un papel. Está hablando un protagonista de primera mano de los hechos que relata. No dudamos en que será citado a declarar como testigo no pasando mucho tiempo en los cientos de procesos asquerosos que se encuentran abiertos. Sin duda mejor como testigo que como complice.

Desde esta humilde specola llevamos tiempo apuntando a las necesarias complicidades romanas para que todos estos casos se puedan producir. Insistimos en que la “Cloaca Maxima” está en Roma. El testimonio de Viganò nos confirma ampliamente nuestras sospechas.

¿Y ahora qué? Nos tememos que se iniciará el descrédito de Viganò sin entrar en el contenido de su desgarrador testimonio

En el viaje de vuelta de Irlanda el habitualmente locuaz Papa Francisco ha callado. Y esto es lo más inquietante. Nos insiste en la condena de los abusos, una vez más, y dice que el que sepa que hable.

¡Ya basta!

¡Cuántos han hablado y han sufrido la persecución a muerte sin que el Papa Francisco moviera un solo dedo!

El Papa Francisco invita a hablar pero a quién, dónde, con qué consecuencias. Cuántos pueden decir que denunciaron a lo largo y ancho del orbe y no ha sucedido nada de nada.

El silencio ya no sirve y es siempre cómplice. Los miles de obispos que callan como muertos ante la desorientación de sus fieles mirando más a Roma que a sus ovejas

Las ovejas se han cabreado y mucho. Ya no se fían de sus pastores y tienen motivos más que sobrados para hacerlo. ¿Seguiremos con el estruendoso silencio esperando a que todas las ovejas abandonen el rebaño? Las imágenes de Irlanda son terribles.

El coro de los tontos útiles calificando de rigorista a Viganò, no sabemos de qué, quizás debe ser tolerante con la pedofilia o véte a saber. Dicen que no hay pruebas cuando estamos ante un “testimonio” de primer orden que cualquier tribunal se frotaría las manos

Los problemas nunca se solucionan ocultándolos y en este caso ya no pueden estar más a la luz pública. La Iglesia, querámoslo o no, tiene una estructura piramidal y la cúspide está tocada

Viganò no ha hecho otra cosa que relatar lo que tantos y tantos saben y callan

El silencio ya no sirve mas que para complicar más las cosas. Con el jaque al Papa Francisco se ha dado también un jaque a todo el colegio cardenalicio lleno de mudos, sordos y ciegos. Los obispos, que parece que han perdido sus sentidos, crecen por doquier y prefieren seguir en su mundo feliz.

Estamos delante de jornadas muy interesantes desde el punto de vista informativo. No decir nada es imposible y decir algo es muy complicado, porque el tiempo de las palabras ya se ha terminado.

Felicitamos a Infovaticana que hoy se ha convertido, una vez más, en único referente en lengua española en donde se ha encontrado, íntegro e inmediato, el documento original de Carlo María Viganò de lectura obligada y que se comenta solo.

“Señor, ¿a quién vamos a acudir? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna”

Buena lectura.
Specola