Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
Páginas
- FIDUCIA SUPPLICANS
- Historia sacra en latín
- Latín padre Francisco Torres
- CURSO BÍBLICO
- SUMA DE TEOLOGÍA
- FILOSOFÍA Y LITERATURA
- HISTORIA
- CONSERVANDO LA FE
- LA VENDÉE
- P. ALFONSO GÁLVEZ
- P. JAVIER OLIVERA
- P. SANTIAGO MARTÍN
- AGENDA 2030
- EL TORO TV
- EL ROSARIO EN FERRAZ , por José Andrés Calderón
- TEOLOGÍA DEL CUERPO DEL PAPA JUAN PABLO II ... Y RELACIONADOS
BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS
jueves, 13 de septiembre de 2018
“No acabarán los abusos hasta que el Papa acabe con ‘la mafia lavanda’ en la Iglesia’’ (Teóloga Janet Smitht)
EN UN ARTÍCULO DEL SUPLEMENTO DE EL MUNDO, 'CRÓNICA', ANALIZA LA VISIÓN DE ESTA TEÓLOGA AMERICANA SOBRE LOS ESCÁNDALOS DE ABUSOS EN LA IGLESIA CATÓLICA.
Hace 17 años que Janet Smith (68 años) enseña Teología en el Seminario del Sagrado Corazón en Detroit (Michigan). Antes fue catedrática de Filosofía Clásica en las universidades de Dallas y Notre Dame. Smith conoce bien los complicados vericuetos del clero aunque la suya haya sido una vida dedicada al estudio y a la formación de jóvenes seminaristas. Hoy, dice, asiste compungida al descrédito de la Iglesia católica que pese a su labor social (ahí está Cáritas, las residencias de ancianos, las monjitas misioneras…) y evangelizadora últimamente parece ser sólo noticia por los escándalos de abuso sexuales. El último, a propósito de la dimisión del cardenal Theodore McCarrick (88 años), una de las figuras más destacadas de la Iglesia en EEUU, tras las denuncias de varios menores y algunos seminaristas. El escándalo se suma a la crisis de Chile por la que todos los obispos presentaron su renuncia al Papa.
Smith lo tiene claro: «El problema de los abusos no podrá resolverse sólo con la dimisión de algunos obispos, ni tampoco con nuevas directrices burocráticas. El problema son las redes homosexuales existentes en el clero, que tienen que ser erradicadas», explica a Crónica.
La profesora Smith, autora de varios superventas sobre sexualidad y anticonceptivos además de consejera habitual de la Santa Sede, es uno de los referentes de la carta que hace dos semanas Carlos María Viganò (77 años), arzobispo titular de Ulpiana y ex nuncio apostólico en EEUU entre 2011 y 2016, remitió a los medios en la víspera de la llegada del Papa Francisco a Dublín. El viaje a la capital irlandesa no sólo tenía una finalidad pastoral. También se esperaba que el Sumo Pontífice pidiera perdón por los abusos perpetrados por algunos miembros del clero en el país.
La misiva de Viganò (titulada Para sacar a la Iglesia de la ciénagainmensa en la que ha caído) es un desafío sin precedentes. El arzobispo denunciaba que Francisco ya había sido advertido de las actividades de McCarrick (de hecho habría levantado las sanciones que Benedicto XVI habría impuesto al cardenal) al mismo tiempo que describía una suerte de lobby gay que regiría una parte importante de la Iglesia y con el que también colaborarían los cardenales Sodano y Bertone, a quien directamente acusa de ser notoriamente favorables a la promoción de homosexuales. Tampoco ahorraba críticas al cardenal Francesco Coccopalmerio y el arzobispo Vincenzo Paglia, pertenecientes al parecer «a la corriente filohomosexual favorable a subvertir la doctrina católica respecto a la homosexualidad»; corriente que ya fue denunciada en 1986 por Ratzinger cuando era cardenal. «Estas redes, difundidas ya en muchas diócesis, seminarios, órdenes religiosas, etc., actúan protegidas por el secreto y la mentira con la fuerza de los tentáculos de un pulpo, triturando a las víctimas inocentes, a las vocaciones sacerdotales y estrangulando a toda la Iglesia (…) Tenemos que tener la valentía de derribar esta cultura de omertá y confesar públicamente las verdades que hemos mantenido ocultas», concluía la carta. Las palabras de Viganò fueron interpretadas como un ataque frontal al Papa Francisco por parte de los sectores tradicionalistas de la Iglesia teóricamente deseosos de acabar con el relativo aperturismo del pontífice argentino. Aunque de momento el silencio ha sido la única respuesta del Vaticano, los articulistas más cercanos al Papa se han encargado de desprestigiar al nuncio, ariete de una supuesta conspiración ultraconservadora para obligar a dimitir a Bergoglio.
Smith, sin embargo, defiende a Viganò. «No es una cuestión de apoyar una facción u otra. A mí me parece que tiene credibilidad y además ha dicho que los documentos de los que habla se pueden consultar en Filadelfia, en Washington DC y en Roma. Así que no hay por qué dudar de sus palabras. Basta ir a los archivos. Las críticas son irrelevantes. Lo importante es que se sepa la verdad. Destruir al mensajero no va ayudar a la Iglesia».
Smith dice no saber de las andanzas de McCarrick. «Personalmente, nunca escuché nada aunque tengo entendido que eran la comidilla. Ahora es cuando estoy empezando a recibir denuncias respecto a este tipo de comportamientos. Me han contado estudiantes como un cura les amenazó con destruirles si revelaban sus prácticas homosexuales. O por simplemente negarse a pasar el fin de semana con el sacerdote de marras. Así es imposible que los chicos lleguen a admirar a la persona que debe convertirse en un mentor, en su persona de confianza. En cualquier caso, éste no es un tema que afecte únicamente a la Iglesia. El otro día recibí la carta de un chico que me comentaba que su entrenador de baseball le había violado 700 veces».
Según cuenta Viganò, era un secreto a voces que el cardenal McCarrick compartía lecho con los seminaristas y que en cierta ocasión se llevó a cinco jóvenes a pasar un fin de semana a su casa de la playa. «La Iglesia tiene un problema. Hay muchos homosexuales activos que no están respetando el voto de castidad. Están los que son pederastas, que son una minoría. Pero por otro lado están otros que tienen relaciones consentidas con jóvenes seminaristas. (Un estudio 1950-2002. The nature and scope of sexual abuse of minors by catholic priests and deacons in USA sostiene que el porcentaje de abusos homosexuales en la Iglesia asciende al 80% del total. O incluso están los que tienen una pareja estable (ya sea hombre o mujer). Y esto es un problema porque evidencia que no creen en las enseñanzas de la Iglesia. Llevan sus vidas como si fueran libres. Por supuesto que también hay homosexuales que se mantienen castos. ¡Y merecen una medalla!».
¿Pero no sería mejor, como apuntan algunas voces, acabar con el voto de castidad? «Cuando un chico ingresa en un seminario tiene muchos años por delante para pensar lo que conllevan los votos. De todas formas, le garantizo que estos curas homosexuales no iban a casarse con una mujer». Los datos parecen darle la razón. La Iglesia protestante tampoco está exenta de casos de abusos. Smith denomina Mafia Lavanda (a medio camino entre el púrpura cardenalicio y el rosa) al supuesto lobby gay que se habría hecho fuerte en la Iglesia. «Es un grupo de homosexuales activos que se protegen entre ellos para tomar el control de las diócesis. Y así muchos llegan a puestos de poder desde donde pueden ejercer presiones contra los muchos curas que no están de acuerdo con su forma de vida. Y les boicotean. Luego ayudan a los suyos a llegar más lejos en la jerarquía eclesiástica. Este tipo de gente son Harvey Weinsteins [homosexuales] con sotana. Muchos de ellos se aprovechan de los seminaristas, de los curas jóvenes o de cualquier chico que se acerque a la parroquia. Son depredadores que abusan de su situación de poder para obligar a otros miembros de la Iglesia a mantener relaciones con ellos». Viganò insiste en que el comportamiento de McCarrick no era precisamente velado. La teóloga es tajante: «Cuando llegaba una denuncia, respondían diciendo que McCarrick era muy bueno recaudando fondos para la Iglesia. ¿Y eso qué les importa a las víctimas?»
La teóloga prefiere no especificar pero denuncia que en algunas diócesis el porcentaje de religiosos homosexuales asciende al 50% de sus miembros. «Por eso algunos temen actuar. Les da miedo exigirles que respeten sus votos y quedarse sin curas. Pero la Iglesia y sus feligreses tienen derecho a que los sacerdotes crean en sus propias enseñanzas».
La homosexualidad en cualquier caso nunca ha sido ajena a la Iglesia católica. Por ejemplo Julio II (1503-1510) y León X (1510-1521) fueron retratados por sus contemporáneos como notorios «sodomitas». Además Francisco ha tenido declaraciones contradictorias al respecto. Desde el «Dios te hizo así», con el que a finales de abril consoló a un joven gay chileno víctima de los abusos, a aconsejar a los padres de niños con tendencias homosexuales que manden a sus hijos al psiquiatra para que, según matizó después el Vaticano, aprendan a aceptarlo. En cualquier caso, como Benedicto XVI, Bergoglio también ha desaconsejado el ingreso de gays en los seminarios. Smith prefiere no pronunciarse respecto a la actitud de Francisco. «Lo único que me parece es que debería hacer gala de esa transparencia de la que habló en la carta que escribió recientemente a los obispos de EEUU. De momento, su silencio respecto a las acusaciones de Viganò parece contradictorio. La verdad es que me gustaría ser optimista. Desde que se desvelaron los primeros casos de abusos en Boston, hay un evidente cambio de actitud en gran parte de los jóvenes que ingresan en los seminarios. Son más comprometidos y decididos a respetar los votos».
La semana pasada, Alfa y Omega, periódico editado por el Arzobispado de Madrid, despachaba la carta de Viganò como una «jugarreta que los críticos internos» tenían preparada al Papa. «La respuesta frente a esta pequeña pero influyente minoría, ahora hipócritamente reagrupada bajo la bandera de los abusos, no debe ser entrar en polémicas cainitas. Más eficaz es continuar en la línea de las reformas para seguir mejorando la formación afectivo sexual en los seminarios y fomentando una mayor presencia en los órganos de decisión de la Iglesia de los laicos (en particular, de mujeres)».
Una línea similar a la que propone Smith. «Hay que abrir a los laicos los archivos de los que habla Viganò y llegar al fondo de la cuestión. Y no sólo para condenar a los culpables sino también para despejar cualquier duda sobre los que sean inocentes. Hay que hacer todo lo posible para que los feligreses vuelvan a confiar en la Iglesia y sepan que si su hijo quiere ser monaguillo o se decide a tomar los hábitos estén seguros de que no sufrirán acoso alguno. Por eso es tan importante que se llegue hasta al final. Es una pena que pese a todo lo que hace la Iglesia sólo se hable de abusos sexuales. Lo de menos es perder sacerdotes. Ya sea porque pertenezcan a la Mafia Lavanda, porque abusen de sustancias tóxicas o porque sean unos narcisistas ambiciosos. Lo importante es que los católicos puedan volver a confiar en la Iglesia».
A muchos el discurso de la profesora Smith les parecerá homófobo. «Ése también es un riesgo», concluye la teóloga.
Consejos vendo, que para mí no tengo (José Martí) (2) El discernimiento como amor a la verdad
UNO: Importancia de la razón
http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo.html
DOS (2) El discernimiento como amor a la verdad
http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_13.html
TRES (3)El Nuevo Orden Mundial y el verdadero Progreso
http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_16.html
CUATRO (4) Misión de los sacerdotes y de la Jerarquía: anunciar a Jesucristo. Sólo en Él es posible el reconocimiento de la dignidad de las personas
http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_19.html
CINCO (5) Católicos perseguidos y «católicos» bien considerados
http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_27.html
SEIS (6) Naturaleza y gracia
http://www.blogcatolico.com/2018/10/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo.html
SIETE (7)Unidad de la Iglesia : ¿Acaso hay dos magisterios?
http://www.blogcatolico.com/2018/10/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_18.html
OCHO (8) Incoherencias a la hora de insultar a otros.
http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-8_6.html
NUEVE (9)Del dicho al hecho: Concilio Vaticano II
http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-9.html
DIEZ (10) (José Martí) Anomalías en la Iglesia
http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-10_16.html
ONCE (11) "Podéis criticarme. No es pecado" -dice Francisco- ... Muy bien: pues atreveos a criticarlo ... y veréis lo que ocurre.
http://www.blogcatolico.com/2018/12/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-11.html
DOCE (12) - Un alto en el camino para reflexionar
http://www.blogcatolico.com/2018/12/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-12.html
«Aunque nosotros mismos, o un ángel del cielo, os anunciara un Evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! Como hemos dicho, y ahora vuelvo a decirlo: si alguien os anuncia un Evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema!» (Gal 1, 8-9)
«Yo, para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad escucha mi voz» (Jn 18, 37)
«Todo el que obra mal aborrece la luz, y no viene a la luz para que sus obras no le acusen; pero quien obra según la verdad viene a la luz, para que sus obras se pongan de manifiesto, porque han sido hechas según Dios» (Jn 3, 20-21)
«Entrad por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espaciosa la senda que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por ella. ¡Qué angosta es la puerta y estrecha la senda que lleva a la Vida, y qué pocos son los que la encuentran!» (Mt 7, 13-14)
Iglesia y hombres de Iglesia (De Mattei)
«¿Qué es para un pastor el miedo a decir la verdad sino volver la espalda al enemigo con el silencio? Si, por el contrario, se desvive por defender a la grey, levanta un baluarte contra los enemigos de la casa de Israel. Por eso advierte el Señor por la boca de Isaías: “Clama a voz en cuello y no ceses, cual trompeta alza tu voz” (Is. 58, 1).»
«[La Iglesia] –escribe el P. Roger T. Calmel O.P. (1920-1998)– no pide perdón al Señor por los pecados que haya cometido ella, sino por los que cometen sus hijos por no haberla escuchado como a la madre suya que es». (Breve apologia della Chiesa di sempre, Editrice Ichtys, Albano Laziale 2007, p. 91).
«Por eso –escribe el teólogo pasionista Enrico Zoffoli (1915-1996), que ha dedicado algunas hermosas páginas a este tema– no tenemos el menor interés en disimular las culpas de los malos cristianos, los sacerdotes indignos, los pastores viles e ineptos, deshonestos y arrogantes. Sería ingenuo e inútil defender su causa, atenuar su responsabilidad, reducir las consecuencias de sus errores, recurrir a contextos históricos y situaciones singulares para luego explicarlo todo y absolverlos a todos» (Chiesa e uomini di Chiesa, Edizioni Segno, Údine 1994, p.41).
«¡Cuánta poca fe hay en tanta teoría, cuántas palabras vacías! ¡Cuánta inmundicia hay en la Iglesia, incluso entre quienes, en el sacerdocio, deberían pertenecer por entero a Jesús!»
El mundo moderno, hijo de los principios de la Revolución Francesa, desarrolla de modo coherente las ideas del libertino marqués de Sade (1740-1814): amor libre, libertad para blasfemar, plena libertad para negar y destruir todo bastión de la fe y de la moral, del mismo modo que en tiempos de la Revolución Francesa se derruyó la Bastilla, donde estaba preso el infame marqués. La consecuencia de todo aquello ha sido la disolución de la moral que ha destruido las bases de la convivencia civil y ha convertido a los dos últimos siglos en la época más tenebrosa de la Historia.
La santidad de la Iglesia no depende de la santidad de sus hijos; es ontológica, porque depende de su propia naturaleza. Para que pueda llamarse santa a la Iglesia no es necesario que todos sus hijos vivan santamente: basta con que, gracias al flujo vital del Espíritu Santo, una porción de ella, por pequeña que sea, se mantenga heroicamente fiel a la ley del Evangelio en tiempos de prueba.