THE WANDERER
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INFOCATÓLICA
Mons. Aguer: Teníamos una Ley de «Educación Sexual Integral» mala y «ahora han inventado una peor. Es totalitaria y destila odio»
Selección por José Martí
Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
“La gente cambia cuando se siente acogida, cuando encuentra apertura, así que tenemos que cambiar porque todo está cambiando, la cultura cambia, las tensiones históricas”, dijo Cadoré, el superior de unos dominicos que, no hay más que oírle, han cambiado lo suyo desde Santo Domingo de Guzmán.
“Y ésta es, creo, la marca de la Iglesia”, remachó Cadoré. “El futuro de la Iglesia es la apertura hacia el cambio, no sólo estar abierto ante algo nuevo por sí mismo, sino con el fin de provocar cambio, y esto es lo que veo que está sucediendo, ésta es mi esperanza”.
“El Vaticano II introdujo un modelo eclesiológico que aún no se ha hecho realidad, un modelo de Iglesia propuesto por el Vaticano II con el pueblo de Dios en el centro”, dijo.
“No hay una jurisdicción para toda la Iglesia”, asegura. “Con mucha frecuencia olvidamos que el Papa no es el jefe de la Iglesia. Es el Obispo de Roma. Como Obispo de Roma tiene otro servicio para la Iglesia, que es tratar de lograr la comunión de toda la Iglesia de la mejor manera posible. Francisco siempre repite, si usted recuerda, que él es el Obispo de Roma –déjeme repetir eso– y él siente que los otros obispos son responsables de sus propias Iglesias con quienes pueden entrar en diálogo”.Más perlas de Sosa:
“La Iglesia debería mostrar el rostro multicultural del Dios que se reveló en Nazaret y promover una ciudadanía universal que reconozca la riqueza que aporta la diversidad cultural, construyendo por tanto un mundo multicultural”.Sus palabras son tan misteriosas que uno está tentado de pensar que se ha limitado a acumular aleatoriamente palabras de moda.
muchos no católicos piden “una Iglesia más abierta”, concretamente, “una Iglesia multicultural abierta a todos, que no juzgue ni discrimine contra las minorías, o la gente con orientaciones sexuales diferentes, o los pobres”.Si la Iglesia ha discriminado alguna vez a los pobres, es la primera noticia que tengo.