Padre Alfonso Gálvez Morillas
Fragmento de una homilía del 13 de noviembre de 2016
El Papa Francisco, sin embargo, está en contra de los que él llama cristianos «rígidos», aquéllos que buscan seguridades absolutas ... y, sin embargo, esa seguridad completa y total en el amor de Dios o es absoluta o no es nada. A continuación un corto video de Francisco hablando sobre la rigidez.
Yo le diría al Papa que está en un error, pues el acompañamiento sólo ayuda a los demás si se les da a conocer a Jesucristo, Aquél que «es el mismo ayer, y hoy y por los siglos» y que nos ama con un amor real y seguro. Intentar darles a entender que un padre que quiere a sus hijos -y los quiere de verdad- debe reñirles cuando no actúan bien, precisamente porque los quiere y le importan. «Sus mandamientos no son pesados». La misericordia y la comprensión hacia los demás no está reñida con el amor a la verdad. No se les debe ni se les puede mentir a aquellos que vienen a nosotros buscando consejo. La verdad, que es Jesucristo, es la que los tiene que iluminar. Su conciencia debe formarse conforme a la voluntad de Dios y ésta exige, a veces, esfuerzo y sufrimiento. Si se les oculta esta verdad es señal de que no se les quiere, aunque se presuma de comprensión. No hay tal. Cuando el amor por los demás es verdadero amor, exige de nosotros que -aunque nos cueste- les corrijamos. Esta corrección es para su propio bien. Y, desde luego, habrá que decirles aquello que dice el Papa de «esto no se puede», aunque tal vez él lo diga con otro significado. Porque, efectivamente, hay cosas que no se pueden hacer, so pena de autodestruirse. Concretamente todo aquello que nos puede llevar a separarnos de Dios, a sabe, el pecado, que es la causa de todos los males. Podríamos citar los pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia, pereza, así como cualquier otro pecado. Una persona que ame a Dios necesariamente procurará evitar todo tipo de pecado. Esto será posible con la gracia de Dios únicamente, la cual Él nos la concederá, con toda seguridad, si ponemos de nuestra parte cuanto podamos. Y ese amor De Dios en nosotros es el que nos llevará a amar también a cualquier persona y a procurar el bien de todos. El pecado esclaviza. Pienso que esto es muy importante tenerlo en cuenta y no olvidarlo nunca. Y si aconsejar a los demás que no hagan ciertas cosas que son pecado es ser rígidos ... pues entonces ... ¡BENDITA RIGIDEZ!.
Es difícil de entender la obsesión de Francisco con los que denomina «cristianos rígidos», un tema reiterativo que sale prácticamente en casi todas las homilías que da en Santa Marta así como en sus declaraciones a los medios de comunicación o en sus discursos a los obispos. ¿Ha sido rígida la Iglesia durante 1962 años hasta que llegó el Concilio Vaticano II? ¿Son rígidos los sacerdotes que, siguiendo los consejos de san Pablo y del mismo Jesucristo han denunciado, a lo largo de la historia de la Iglesia, a aquellos que no vivían conforme a la Ley de Dios?
El cumplimiento de los mandamientos es esencial para un cristiano que lo sea de veras: «Si me amáis -decía Jesús- guardaréis mis mandamientos»(Jn 14, 15). «Quien acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y quien me ama será amado por mi Padre; y Yo lo amaré y me manifestaré a él»(Jn 14, 21). Y es que es el amor la clave de esa rigidez que lleva al cristiano a amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo, por amor a Dios, pues es el amor a Dios y el saberse amado por Él lo que hace posible que podamos entregarnos a los demás hasta dar nuestra vida por ellos, si fuese necesario, que es precisamente lo que hizo Jesús por nosotros.
José Martí