El jesuita americano James Martin ha declarado en un encuentro de su orden que el Papa Francisco ha elegido deliberadamente obispos homosexualistas para cambiar la actitud de la Iglesia hacia la homosexualidad.
“… Basta ver lo que ha pasado en los últimos cinco años, desde que Francisco fue nombrado Papa”, señala el padre James Martin en su intervención en el curso del encuentro jesuita Ignatian Family Teach-in for Justice 2018 que se celebra en la capital estadounidense. “Para empezar, los comentarios del Papa Francisco sobre sobre la gente LGBT como “¿Quién soy yo para juzgar?”. Sus cinco palabras más famosas fueron en respuesta a preguntas sobre personas gays, ¿no es cierto? Es el primer Papa, ya saben, en pronunciar la palabra ‘gay’ en una frase”.
Martin sigue a continuación elaborando sobre este, su tema obsesivo, tratando de demostrar a partir de los hechos, palabras y decisiones del Santo Padre que todo apunta a un cambio en la actitud de la Iglesia ante las relaciones homosexuales.
“Tiene amigos gays, ha hablado de cómo quiere que los gays se sientan acogidos en la Iglesia. Eso es mucho. Además, ha nombrado obispos y arzobispos y cardenales proLGBT, como el cardenal Tobin, arzobispo de Newark que, por ejemplo, celebro una ‘Misa de Acogida’ para los católicos LGBT en su catedral. Eso es una tendencia”.Una tendencia que Martin juzga “imparable”, animando a sus oyentes a que se identifiquen como ‘católicos LGBT’ para contribuir al cambio. El jesuita también citó como prueba de este cambio el reciente sínodo, supuestamente centrado en la juventud, al que considera “un gran paso hacia adelante”.
“La semana pasada, por ejemplo, en el Sínodo de la Juventud en el Vaticano, estaban reunidos obispos y expertos de todo el mundo … para hablar sobre los jóvenes. Y se discutieron las cuestiones LGBT más abiertamente que en ningún sínodo anterior”.
“En su documento final, los delegados del sínodo hablaron sobre un acompañamiento a las personas LGBT, sobre escucharles y reconocer la labor de mucha gente en la Iglesia que atiende a esta comunidad”, asegura Martin, aun lamentando que se eludieran las siglas en el texto a causa de, dijo, la oposición de alguna diócesis americana y, sobre todo, del África Subsahariana y la India. Pero, añadió, “en general, la Iglesia ha avanzado en estas cuestiones. La Iglesia está aprendidendo”.
La ‘Ecclesia Docens’ se convierte así en una ‘Ecclesia Discens’ en el discurso de Martin, que apela a sus oyentes para que enseñen a la Iglesia sobre “la experiencia transexual, sobre los estudiantes de género no binario”, y concluye: “Dios os ama, y vuestra Iglesia está aprendiendo a amaros”.
Ahora bien, si todo esto, si la idea de que el pontificado de Francisco y la jerarquía de la Iglesia Universal está avanzando hacia un cambio en la doctrina sobre la homosexualidad, lo desarrolla un comentarista tradicional o uno de esos recursos online que nunca recibirán la certificación oficial, la línea oficial habitual es que se trata de una absurda paranoia de quienes quieren ‘ensuciar’ la imagen del Papa reinante. Por otra parte, se puede alegar que Martin es solo un sacerdote como muchos que da su particular opinión, que no compromete en absoluto la opinión de Roma ni puede considerársele representativo.
Pero no es así. Martin es consultor para las comunicaciones vaticanas y, sobre todo, es un clérigo tenido en suficiente estima por Roma como para, además, haber sido el ponente estrella en el reciente Encuentro Mundial de las Familias celebrado en Dublín, invitado por el obispo Kevin Farrell, responsable del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que prologó el más famoso libro del jesuita, ‘Building a bridge’.
Más curioso aún es que Martin, con las bendiciones de la Compañía de Jesús y, mientras no aparezca una nota condenándolo, la aprobación tácita de la jerarquía eclesiástica, coincida hasta un punto extraordinario con las denostadas tesis desarrolladas por el arzobispo Carlo María Viganò en su explosivo testimonio.
“En su documento final, los delegados del sínodo hablaron sobre un acompañamiento a las personas LGBT, sobre escucharles y reconocer la labor de mucha gente en la Iglesia que atiende a esta comunidad”, asegura Martin, aun lamentando que se eludieran las siglas en el texto a causa de, dijo, la oposición de alguna diócesis americana y, sobre todo, del África Subsahariana y la India. Pero, añadió, “en general, la Iglesia ha avanzado en estas cuestiones. La Iglesia está aprendidendo”.
La ‘Ecclesia Docens’ se convierte así en una ‘Ecclesia Discens’ en el discurso de Martin, que apela a sus oyentes para que enseñen a la Iglesia sobre “la experiencia transexual, sobre los estudiantes de género no binario”, y concluye: “Dios os ama, y vuestra Iglesia está aprendiendo a amaros”.
Ahora bien, si todo esto, si la idea de que el pontificado de Francisco y la jerarquía de la Iglesia Universal está avanzando hacia un cambio en la doctrina sobre la homosexualidad, lo desarrolla un comentarista tradicional o uno de esos recursos online que nunca recibirán la certificación oficial, la línea oficial habitual es que se trata de una absurda paranoia de quienes quieren ‘ensuciar’ la imagen del Papa reinante. Por otra parte, se puede alegar que Martin es solo un sacerdote como muchos que da su particular opinión, que no compromete en absoluto la opinión de Roma ni puede considerársele representativo.
Pero no es así. Martin es consultor para las comunicaciones vaticanas y, sobre todo, es un clérigo tenido en suficiente estima por Roma como para, además, haber sido el ponente estrella en el reciente Encuentro Mundial de las Familias celebrado en Dublín, invitado por el obispo Kevin Farrell, responsable del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que prologó el más famoso libro del jesuita, ‘Building a bridge’.
Más curioso aún es que Martin, con las bendiciones de la Compañía de Jesús y, mientras no aparezca una nota condenándolo, la aprobación tácita de la jerarquía eclesiástica, coincida hasta un punto extraordinario con las denostadas tesis desarrolladas por el arzobispo Carlo María Viganò en su explosivo testimonio.
En esencia, Viganò denuncia en su famoso texto una infiltración de prelados homosexualistas en la Iglesia, de los que da nombres, y lo que hace ahora Martin es confirmarlo. La única diferencia de peso, a nuestro entender, es que Martin lo celebra y Viganò lo deplora. En cuanto a la reacción de los ‘renovadores’ ante uno y otro testimonio de la deriva de la jerarquía no puede ser más opuesta, lo que resulta muy significativo.
Carlos Esteban