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jueves, 17 de enero de 2019

El obispo de Santa Fe ‘recomienda’ la comunión en la mano ‘por la gripe’ (Carlos Esteban)


La Archidiócesis de Santa Fe, en Nuevo México, ha enviado en su página de Facebook una circular en la que, alegando una epidemia de gripe, “recomienda” (ordena) que se dé la comunión en la mano, no en la boca.

“El celebrante de cualquier Misa en la Arquidiócesis de Santa Fe animará la recepción de la Hostia Consagrada en las manos”, se puede leer, en inglés, en la página de Facebook del arzobispado de Santa Fe, en Nuevo México, que preside monseñor John Charles Wester. “Por favor, téngase en cuenta que muchos liturgistas opinan que la recepción de la Hostia Consagrada en las manos está considerada litúrgicamente más adecuada que recibir la Hostia Consagrada en la lengua. Esta directiva busca limitar contacto con la saliva, limitando pues la propagación del virus de la gripe”.

No sabemos bien qué resulta más ridículo, si la excusa de la gripe, como si fuera la Peste Bubónica o no se pudiera transmitir igualmente con la comunión en la mano, o ese “muchos liturgistas”, como si la opinión de un número de estudiosos de la liturgia, grande o pequeño, tuviera peso alguno en la adecuada práctica católica. Si esa es la apelación de autoridad, podría responderse que “muchos teólogos” niegan la Resurrección física de Cristo, la Virginidad de María o la Presencia Real.

La comunión en la mano se permitió en la Instrucción de la Sagrada Congregación para Culto divino Memoriale Domini en 1969, donde se dice de la práctica tradicional en la boca que “garantiza, con mayor eficacia, la distribución de la sagrada comunión con la reverencia, el decoro y la dignidad que convienen, para alejar todo peligro de profanación de las especies eucarísticas, en las que “de modo singular el Cristo total e íntegro, Dios y hombre, se halla presente sustancial y permanentemente”, y para tener, finalmente, con los mismos fragmentos del pan consagrado el cuidado diligente que la Iglesia ha recomendado siempre: “Porque si dejas caer algo, piensa que es como si lo perdieses de tus propios miembros”.

Y añade que la nueva manera de comulgar no deberá ser impuesta de modo que excluya el uso tradicional. Lo importante es que cada fiel tenga la posibilidad de recibir la comunión sobre la lengua, al modo tradicional, y al mismo tiempo otras personas puedan recibir la hostia en la mano.

En nuestros días, una auténtica autoridad eclesial en esta cuestión, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino, cardenal Robert Sarah, sigue invitando de forma clara y directa a todos los católicos a recibir la Sagrada Comunión en la boca y de rodillas. “¿Por qué insistimos en recibir la Comunión de pie y en la mano?”, se preguntaba Sarah, advirtiendo que “Jesús sufre por las almas de aquellos que lo profanan, por quienes derramó su Sangre que tan miserable y cruelmente desprecian. Pero Jesús sufre más cuando el don extraordinario de su Presencia Eucarística divina-humana no puede traer sus efectos potenciales a las almas de los creyentes. Y así podemos entender que el ataque diabólico más insidioso consiste en tratar de extinguir la fe en la Eucaristía, sembrando errores y fomentando una forma inadecuada de recibirlo”


Carlos Esteban