Lo malo del sonsonete, como su nombre indica, es que siempre está dale que dale. O sea, que no para. Es una especie de cantinela que en ocasiones puede resultar muy molesta, y que lleva consigo la reiteración en el tema de fondo. No son variaciones para un mismo tema, como hacían nuestros músicos clásicos. Es por el contrario un mismo tema sin variaciones. O mejor dicho, las variaciones son cada vez más escogidas y seleccionadas.
Viene esto a cuento, porque estoy convencido de que si un habitante de esta Madre Tierra y bendita Pachamama que nos ha tocado habitar, se fuera del planeta unos pocos meses, encontraría al volver los mismos sonsonetes y cantinelas, pero con un añadido especial, con ese toque de solera que da el paso del tiempo. En el caso de esta Iglesia bergogliana, la solera de cinco años le ha introducido añadidos tiránicos, malolientes, tramposos… y si se me permite decirlo, mientras me santiguo con agua bendita preconciliar, también añadidos diabólicos cocidos en salsa satánica. Nada de cocina minimalista.
Las noticias se suceden sin cesar. Y van apareciendo como un rosario de cerezas enredadas. A cualquier hora. En cualquier medio.
Que si se les pega la patada a los –hasta hace poco- astros de la comunicación de Francisco, justo cuando tenían las uvas del 2018 en el galillo. Adiós Míster Greg.
Que si se promueve al amiguete de turno, que si se le da un carguito al periodista pelotillero en un ritornelo (o ri-tornelli) de enchufados.
Que si se le dice a la Curia que lleven cuidado con su alma (la de ellos, claro). Que si se envía una carta a los Obispos USA como si fueran chilenos, sacando el carnet de sucesor de Pedro pata negra –Ja, como si eso le preocupara-, que si se dice que la Virgen no era santa, sino aprendiza de ídem y poco a poco.
Que si se prefiere que la gente no vaya a la iglesia y sean ateos.
Que si se acoge en Roma a un curita sosssssspechoso que fue expulsado de allá, pasó por Osorolandia, llegó a Santa Marta y se instaló en el refectorio con un carguito a medida para él.
Que si se encumbra a otros más sosssspechosos todavía a la Peña más alta de la diplomacia vaticana. Casi nada, Edgar…
El caso es que no hay cuartel, ni en días de vacaciones (en que los hijos de las tinieblas sigue laborando), ni en plena Navidad. No se deja títere con cabeza ni en días sagrados como los que estamos celebrando. No para el sonsonete cantinelo.
Incluso trabaja a distancia: -Oye Trucho, hazme un decreto en el que te cargues la misa tridentina, a ver qué dicen los pepinillos en vinagre. Sirva tu diócesis como globo sonda para que se vayan preparando. Ya sabes que el próximo capelo va para tí. Tú que entiendes de besuqueos, hazles besar el suelo a tus tradis. Que luego entro yo en acción.
Así las cosas, mientras se dan consejos variados y muy políticamente estables. Mientras se pone cara de ético. Mientras se pontifica sobre lo mala que es la gente y lo bueno que es el que suscribe -yo, sucesor de Pedro- ..., se predica la paz y se insiste en que no hay que criticar ni chismorrear, se va liando la cosa y se va organizando, desarrollando y remodelando el embrollo que ya la serpiente quiso organizar en el Paraíso, cuando los primeros monos pillines empezaron a pecar y a comer manzanas en lugar de comer plátanos.
Así que no quiero felicitar el año a mis frailes, porque 2019 va a ser de cuidado.
Mientras se acusa a los del otro lado del atlántico para que no permitan en sus diócesis abusadores, se concentran bujarrones-abusadores junto a la tumba de San Pedro y a la sombra de Santa Marta.
Mientras se denuncia a los cómplices silenciosos de allá, se acoge a los cómplices amiguetes acá. Y el Jefe Cómplice admite renuncias según de quién. Ahí está el renunciado Wuerl, sin renunciar al motivo de la renuncia y sin ser renunciado por el Renunciador. Tiempo tendremos de hablar de ello si Dios nos da fuerza y salud.
De momento, la felicitación del año puede reducirse a pedirle a Nuestro Señor, que es Juez Justo, que ponga a sus enemigos por escabel de sus pies. Tal como ha rezado la Iglesia durante tantos siglos. Siempre y cuando no sean inmigrantes, musulmanes o luteranos, claro. Ya sabemos quiénes son los enemigos…