El teólogo sometido a ostracismo padre Thomas Weinandy alerta en una entrevista concedida a LifeSiteNews sobre las consecuencias doctrinales del acercamiento que busca Su Santidad con el Islam.
Las alarmas que provocó una frase del ‘pacto por la paz’ firmado en Abu Dabi por el Santo Padre con autoridades musulmanas, la que se refiere a la ‘voluntad’ de Dios con respecto a la pluralidad de religiones, tuvieron una respuesta del propio Papa a ruegos del obispo Schneider y a satisfacción del prelado kazajo. Se refería Su Santidad, dijo, a la ‘voluntad permisiva’ de Dios, a lo que tolera. Pero para el capuchino padre Thomas Weinandy, eso no es lo único preocupante del documento.
Weinandy, miembro de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano y ex jefe del comité de doctrina de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, ha querido mediar en la polémica en una entrevista concedida a LifeSiteNews.
Para Weinandy, que sentenció su destino como ‘persona non grata’ cuando en 2017 envió una carta abierta al Papa lamentando la ‘confusión crónica’ de sus mensajes, el Papa, en su acercamiento al Islam y su deseo ferviente de salvar las distancias entre las religiones, actúa movido por un “noble deseo” de “fomentar la comprensión mutua” y “combatir algunas facciones islámicas que promueven el terrorismo”. Sin embargo, añade, la firma de la declaración de Abu Dabi “tiene consecuencias doctrinales que van más allá de lo que pueda haber previsto o deseado”.
“Lo que encuentro muy triste y escandalosamente preocupante es que, en medio de todo, Jesús está siendo insultado”, añade Weinandy. “Queda reducido al nivel de Buda o Mahoma, cuando de hecho es el amado Hijo Mesiánico del Padre, Aquel en quien el Padre se complace”.En cuanto a la clarificación arrancada por Schneider, en el sentido de que lo que se quiere decir es que Dios consiente, no quiere activamente, la pluralidad de religiones, porque Dios no puede querer lo que no es cierto, Weinandy señala que su efecto será entre mínimo e inexistente porque “con toda probabilidad, la abrumadora mayoría de los medios y muchos otros teólogos y obispos seguirán interpretando el documento original en el sentido de que, así como Dios ha querido el judaísmo y el cristianismo, de igual modo ha querido otras religiones, punto y final”.
Por eso Weinandy advierte que “persiste aún cierta falta de claridad, ya que el Papa Francisco no ha repudiado expresamente la declaración original tal como aparece en el documento de Abu Dabi”.
Y concluye: “Al final, sigue siendo totalmente confuso, innecesariamente”.
Carlos Esteban