BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



miércoles, 1 de mayo de 2019

La nueva curia romana sin doctrina



Los avances sobre la nueva Constitución apostólica que podría ser firmada por el papa Francisco en junio, revelan la marginación de la Congregación para la Doctrina de la Fe y la primacía de un nuevo “súper dicasterio” para la Evangelización. Novedades que suscitan algunas preguntas.

Publicamos un artículo del director de La Nuova Bussola Quotidiana, publicado el 28 de abril en Il Giornale, que comenta los avances de la nueva Constitución apostólica que reformará la Curia romana.

Según lo ampliamente previsto – o temido – será la Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio, quien pagará el precio más alto en la reforma de la Curia Romana a la que el papa Francisco se ha dedicado desde el comienzo de su pontificado. 

La confirmación proviene de los avances publicados por la revista española Vida Nueva, con respecto a la nueva Constitución Apostólica Praedicate Evangelium (título provisional), cuyo borrador está ahora en manos de los distintos dicasterios del Vaticano, en las Conferencias Episcopales Nacionales y algunas universidades pontificias, para posibles sugerencias ulteriores. De acuerdo con Vida Nueva, si todo sale según lo previsto, el texto final será aprobado por el consejo limitado de cardenales (quedaron seis de los nueve iniciales que eran) en la reunión de junio y luego será firmado por el Papa el día 29 de ese mismo mes.

La nueva Constitución, que llegaría exactamente 31 años después de la Pastor Bonus de San Juan Pablo II, que ya había reorganizado la Curia, contiene muchas novedades

- la distinción entre Congregaciones (que tienen un poder ejecutivo) y Consejos Pontificios (con tareas especialmente consultivas y de orientación), desaparecerá; 

- todos se llamarán Dicasterios, indistintamente, y estarán al servicio de cada una de las diócesis y no solo del Papa. 

- Los obispos de la Curia no serán “superiores” de los obispos diocesanos, sino que estarán al mismo nivel, mientras que al frente de los distintos Dicasterios podrá haber algunos laicos. 

- Además, la Comisión para la protección de los menores, que actualmente forma parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se convertirá en un departamento en sí mismo, presumiblemente con poderes legales. 

- Habrá ulteriores fusiones entre los diversos concilios y congregaciones pontificias, además de aquellas ya realizadas.

- Pero la mayor novedad, que sin duda marcará el pontificado de Francisco, es la creación de un “súper dicasterio” para la Evangelización, que superará a la Congregación para la Doctrina de la Fe en importancia. 

En el nuevo “súper dicasterio”, confluirán la actual Congregación para la Evangelización de los Pueblos (conocida como Propaganda Fide, dirigida a los territorios de misión) y el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización (creado por Benedicto XVI en 2010, para los países de tradición cristiana ahora secularizados). Por lo tanto, se le da un gran énfasis a la naturaleza misionera de la Iglesia, pero sin la preocupación por la ortodoxia que siempre ha caracterizado a los papas hasta ahora. Lo que no es poca cosa, dado que la tarea principal de los obispos, y por lo tanto del Papa, es transmitir el depositum fidei, el depósito de fe, o sea, las verdades enseñadas por Jesús a los apóstoles, incluidas las morales. 

En Pastor Bonus, la Congregación para la Doctrina de la Fe no solo fue confirmada como la Suprema, sino que, más allá de las formalidades, su titular, Joseph Ratzinger, era realmente el brazo derecho del papa Juan Pablo II.

En cambio, el papa Francisco, desde el comienzo de su pontificado, si bien siempre ha declarado que no quiere cuestionar la doctrina y el catecismo, siempre ha tenido una relación difícil con la Congregación para la Doctrina de la Fe, preocupado sobre todo por el aspecto pastoral y mucho menos por la ortodoxia

En ese departamento tal vez haya visto la encarnación de ese “doctrinarismo” y de esa “rigidez” contra la que se ha lanzado innumerables veces. Durante mucho tiempo ha menospreciado al titular de la Congregación, el cardenal alemán Gerhard Müller, con una sólida formación teológica y editor de las obras completas de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, hasta el punto de liquidarlo bruscamente en 2017, no renovándole el mandato a la finalización del mismo.

Dada la importancia que tiene la precisión en lo que refiere a la fe y a la moral, cada documento oficial del Papa tradicionalmente pasa por la Congregación para la Doctrina de la Fe, precisamente como ayuda para la misión del Pontífice; pero en el caso de los documentos más polémicos del papa Francisco, los numerosos hincapiés hechos por la Congregación – dicen los bien informados habituales – ni siquiera fueron tomados en consideración

Y se ven los resultados: la exhortación post-sinodal Amoris Laetitia, de cuya ambigüedad el aspecto de la comunión de los divorciados y vueltos a casar es el más patente, ha generado una evidente confusión y disputa entre los católicos con respecto a tres sacramentos: El matrimonio, la Eucaristía y la Confesión. Y la encíclica “verde” Laudato Sì, se ha convertido ahora en el pretexto para empujar a la Iglesia a identificarse con WWF y Greenpeace. Sin que nunca, ante las dudas y preguntas, haya una intervención para aclararlas.

Y después de la carta de despido a Müller, a la cabeza de la Congregación para la Doctrina de la Fe, desde julio de 2017, pusieron a quien, hasta entonces, era el secretario, es decir, el jesuita Luis Francisco Ladaria Ferrer, un teólogo equilibrado encargado de mantener un bajo, de hecho, muy bajo perfil. En efecto, en casi dos años de ministerio casi hemos olvidado la existencia de esta Congregación, un tiempo necesario para permitir que pase ahora una reforma que la margina por completo. De los avances publicados, entendemos que la competencia sobre el abuso sexual del clero también se eliminará, en su totalidad o en parte. Lo cual no es un hecho insignificante, tanto que en sus “Apuntes”, que tanto ruido han producido, el papa Emérito Benedicto XVI enfatizó con firmeza que los abusos sexuales cometidos por los sacerdotes son un atentado contra la fe. “En la conciencia jurídica común – lamentaba Benedicto XVI – la fe ya no parece tener el rango de un bien que debe ser protegido. Es una situación preocupante”.

Teniendo en cuenta la predicación del papa Francisco, también hay curiosidad sobre el significado del “súper dicasterio” para la Evangelización. 

Tradicionalmente, cuando se habla de misión, se hace referencia al mandato de Jesús a los discípulos: “Id y haced discípulos a todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y el Hijo y del Espíritu Santo”

Pero el tema recurrente en las intervenciones del papa Francisco es la condena del proselitismo, entendida como una preocupación por convertir a la fe católica; ha definido como pecado la búsqueda de la conversión de otros cristianos al catolicismo; en cuanto a los judíos, un documento de 2015 de la Comisión Vaticana para las Relaciones Religiosas con el judaísmo excluía cualquier “misión institucional dirigida a los judíos”; exclusión que, de hecho, ahora parece extenderse también a los musulmanes después de la relectura “buenista” del encuentro de san Francisco con el Sultán. 

Si, además, consultamos los documentos preparatorios para el próximo Sínodo sobre la Amazonía, vemos una exaltación de las religiones paganas – de acuerdo con un mito que ve una supuesta armonía con la naturaleza – y una crítica terminante de la cristianización. Entonces, ¿cómo deberíamos entender la evangelización? Esta es una pregunta que se espera que responda la Praedicate Evangelium.

Publicado por Riccardo Cascioli en la Nuova Bussola Quotidiana; traducido por Pablo Rostán para InfoVaticana.