En un anuncio a toda página del The Times of Malta, un grupo de sacerdotes conmina al Arzobispo Charles Scicluna que tome medidas contra el sacerdote que apareció recientemente en la televisión nacional defendiendo una postura proLGTB contraria a la doctrina de la Iglesia.
Esta mañana, la máxima autoridad eclesial de Malta y agente favorito del Papa en la lucha contra el encubrimiento clerical, arzobispo Charles Scicluna, ha debido de llevarse un disgusto al abrir su ejemplar de The Times of Malta y toparse con una carta dirigida a él a página entera. Pagada.
Se trata de una agrupación de sacerdotes, Pro Malta Christiana, que piden al obispo que tome medidas disciplinarias contra uno de sus sacerdotes y que desvincule a la Iglesia en Malta de las heterodoxas opiniones sobre la homosexualidad que expresó el sacerdote en un programa de la televisión maltesa.
El sacerdote en cuestión es el profesor de Derecho Canónica de la Universidad de Malta y ‘hombre’ de Scicluna Kevin Schembri, quien en un programa de la televisión maltesa, Xarabank, declaró que la homosexualidad es buena porque forma parte del “plan de Dios”. Schembri aseguró, entre otras cosas, que Dios creó gente con “diferentes orientaciones sexuales” y que, por tanto, ser homosexual “no puede ser algo malo, porque él lo creó”.
Estas fueron algunas de sus declaraciones en el memorable programa: “Ser gay no puede ser algo malo, porque Él los creó. Dios los creó y los creó en Su plan (…). ¿Quién creó a los gays? Seguramente no cayeron del cielo (…). Dios, en su creación, quiso la diversidad. Creó diferentes razas, creó personas con diferentes colores de piel. También creó personas con diferentes orientaciones sexuales. Y también creó los diferentes sexos: creó a los hombres y creó a las mujeres. Así nos creó Dios. Dios creó a todos, y Dios vio que todo era muy bueno cuando Él lo creó (…). Si Dios te creó de esta manera, ¿cómo puede la Iglesia ir en contra de Dios? La Iglesia existe para servir a Dios, no para decirle que Él hizo algo malo y que voy a cambiarlo por ti”.
Aunque los sacerdotes hacen su petición con protestas de respetuosa humildad, el tono es considerablemente belicoso, y empieza recordando al prelado que el primer deber de un obispo es “defender públicamente, promover y proteger el sagrado depósito de la fe”, contra el que ha atentado Schembri. Además, le recuerdan a Scicluna acerbamente que en su día no tuvo el menor problema en desvincularse del rosario de reparación por el escándalo que había organizado un grupo de católicos malteses.
Aunque es probable que Scicluna haya aprendido del Papa la estrategia del silencio ante las peticiones de clarificación -ayer mismo advertía ante la asamblea de Caritas contra el deseo de claridad-, no es fácil que pueda desentenderse de algo que aparece en la prensa generalista maltesa a página completa.
Carlos Esteban