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La prensa argentina se ha hecho eco de unas grabaciones en las que personajes cercanos a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner implican al Papa en las estrategias para que la ex mandataria regrese al poder.
En el primer año de sus respectivos pontificados, los dos Papas inmediatamente anteriores -los primeros no italianos en siglos-, Juan Pablo II y Benedicto XVI, habían realizado sendas visitas pastorales a sus respectivos países. Francisco, no menos viajero que sus predecesores, no ha vuelto a su Argentina natal en estos seis años ni se conocen planes de que vaya a hacerlo, pese a que en uno de sus viajes -a Chile y Perú- tuvo incluso que sobrevolarla.
Pero este desapego aparente por su patria no significa que Su Santidad la tenga olvidada. De hecho, sigue diariamente muy de cerca la escena política argentina y, según informa uno de los primeros diarios bonaerenses, Clarín, pretende influir en ella.
Como arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Bergoglio tuvo frecuentes choques con la presidente peronista Cristina Fernández de Kirchner, descabalgada del poder en las últimas elecciones por Mauricio Macri. Pero parece que entre la ex mandataria y el nuevo líder, Francisco no tiene dudas. De hecho, en su habitual política de ‘gestos’, el pontífice ha favorecido a los políticos de izquierda populista, desde Evo Morales a Lula Da Silva, a la que pertenece ‘la K’, tanto como ha dejado claro su rechazo por sus sucesores, como el brasileño Bolsonaro.
Si con Francisco es más cierto que con otros líderes aquello de que “una imagen vale más que mil palabras”, las sonrisas en sus repetidos encuentros con Kirchner o las cartas de ánimo enviadas a la cárcel donde Lula cumple condena contrastan poderosamente con su negativa a recibir al líder derechista Salvini, a tiro de piedra de su propio Estado, o el gesto adusto con que recibió a Macri en una brevísima reunión protocolaria.
Pero la noticia que da Clarín -‘Vinculan al papa Francisco con la “Operación Volver” del kirchnerismo’- va mucho más allá que los meros gestos. Su nombre ha salido mencionado en unas escuchas grabadas a conversaciones entre un cargo kirchnerista encarcelado por su responsabilidad en una tragedia ferroviaria, Juan Pablo Schiavi, y Eduardo Valdés, ex embajador argentino ante la Santa Sede. Valdés está considerado como el enlace natural entre el peronismo kirchnerista y Su Santidad por sus buenas relaciones de amistad con Francisco y con Cristina.
Las escuchas, difundidas por «Periodismo para Todos», corresponden a una grabación efectuada el pasado mes de enero, y en ellas se discuten las estrategias para devolver a ‘la K’ a la Casa Rosada, estrategias que se han ido aplicando desde entonces, y en las que el Papa jugaría un papel relevante.
Es Schiavi el primero en sugerir que se envíe «un mensaje para nuestro amigo de Roma». Y sigue: «Es reflexión mía, ¿no? Por ahí es una pelotudez mía lo que te digo. Yo creo que es el único que puede decir algunas cosas que ordenen el gran frente opositor que necesitamos. Es el único con poder». Valdés responde con un revelador: «De hecho, lo está haciendo».
Cinco meses después, el Papa da un encendido discurso en el que condena con fuerza el ‘lawfare’. ¿Qué es el ‘lawfare‘? Se trata de un neologismo que mezcla ‘warfare‘, guerra, y ‘law‘, ley, y que pretende que se está usando fraudulentamente la vía judicial para alejar del poder a los líderes populistas de izquierdas, en un evidente abuso de los procesos jurídicos. Esa sería la explicación ‘mítica’ de los procesos judiciales abiertos contra la ex presidente argentina y con el juicio por corrupción que llevó a la cárcel a Lula. En ambos casos -y otros-, se trata de deslegitimar la actuación de uno de los poderes del Estado, el judicial, presumiendo que está prevaricando contra los líderes electos por oscuros motivos políticos.
Carlos Esteban