El Instrumentum Laboris del Sínodo de la Amazonía, que se celebrará en octubre, parece haber tocado un nervio. Después de que el cardenal Brandmüller lo tachase de “herético” y de ejercicio de “apostasía” y de que su colega Müller subiera la apuesta a “estupidez”, un teólogo benedictino lo califica de “cristianismo biodegradable”.
“La Persona de Cristo y Su Evangelio desaparecen; quedan literalmente devorados por la exuberante selva tropical”, comenta sobre el Instrumentum Laboris del Sínodo de la Amazonía el teólogo benedictino Giulio Meiattini, de la Abadía de Madonna della Scala en la localidad italiana de Bari, para quien el documento propone lo contrario de la idea misma de fe cristiana.
Publicado en el blog Duc in Altum del vaticanista Aldo Maria Valli, Meiattini, que califica de “cristianismo biodegradable” el modelo que presenta el Instrumentum Laboris, sostiene que “al leer este himno al paraíso amazónico en la tierra, es difícil comprender cómo y por qué esta porción de la humanidad necesitaría la fe en la Encarnación”.
Sus autores ni siquiera “se preocupan por dar alguna plausibilidad teológica o bíblica a lo que dicen”, señala, al tiempo que se muestra en completa sintonía con las palabras de Brandmüller, aunque matiza que hay en el documento más de apostasía incluso que de herejía.
Desde luego, insiste Meiattini, “no es un documento cristiano. “Dejemos clara una cosa: insertar algunas citas bíblicas en el epígrafe introductorio de algunos párrafos o usar palabras como “Iglesia”, “conversión” y “pastoral” no bastan para garantizar el carácter evangélico de un texto”.
El Instrumentum Laboris es el texto preparatorio que desarrolla la base de lo que se tratará en un sínodo, y normalmente acaba coincidiendo en lo fundamental con el documento con las conclusiones del mismo. Pero en este caso tal resultado sería desastroso si atendemos a las palabras de Meiattini, porque, por un lado, Su Santidad emitió en las fases finales del Sínodo de la Juventud un documento en el que calificaba de magisterial la doctrina emanada de los sínodos, una vez otorgada la sanción papal, y, por otro, que el actual Instrumentum representa “un abandono de la fe bíblica a cambio de algo diferente, con el cristianismo como una etiqueta falsificada. Un poco como esos productos que llevan la marca de la Unión Europea pero que realmente se han fabricado en China”.
La fascinación del documento con el “mundo de los primitivos”, es decir, con “la infancia de la humanidad”, incide el teólogo, delata una regresión infantil.
El monje intuye en el documento un paso más en una tendencia ideológica corriente en el mundo y que se insinúa cada vez más en la Iglesia. “Tras los intentos de los hijos de las flores, lo que ahora se propone es un modelo cultural más ecológicamente sostenible y tan poco neurótico como sea posible: la vida vuelta a sus orígenes, al arco y las flechas, a los rituales shamánicos de curación”.
“Si queda algo cristiano en este Instrumentum Laboris -concluye Meiattini-, es decir, algunas palabras y expresiones aquí y allá, tampoco hay que preocuparse: es indudablemente biodegradable”.
Carlos Esteban