No podemos callar ante un episodio increíble del que muchos de ustedes habrán tenido ya noticia. Se trata de lo siguiente:
Eugenio Scalfari, ex director de La Reppublica, publicó el martes pasado un artículo en el que afirmaba:
«Quienes, como me ha sucedido a mí muchas veces, hemos tenido la suerte de encontrarnos con él y conversar en la mayor intimidad cultural, sabemos que para el papa Francisco Jesús de Nazaret no es Dios, sino hombre. Una vez encarnado, Jesús dejó de ser Dios y se hizo hombre hasta su muerte en la Cruz.»
Vemos como un periodista de primerísima fila declara en uno de los diarios con más difusión en Italia que el papa Francisco no cree en la divinidad de Jesucristo. De ser cierto, Francisco sería formalmente un hereje, como los arrianos, ebionitas y socinianos.
Añade Scalfari que cuando le tocó hablar de ello, el Papa le habría dicho: «Son la prueba irrefutable de que una vez que Jesús de Nazaret se hizo hombre, si bien un hombre de virtudes excepcionales, no era Dios ni mucho menos». Esta afirmación corrobora la herejía, y le agrega además el siguiente concepto: que la prueba de que Jesucristo no es el Hijo de Dios nos la da que el Papa, es decir, el Vicario de Cristo, no cree en su divinidad.
La Santa Sede debería haber reaccionado con indignación a semejante barbaridad. Se habría esperado un comunicado que dijese: «El Dr. Scalfari es un mentiroso y un manipulador, porque jamás de los jamases podría el Papa, ni de lejos, decir o pensar nada por el estilo a las palabras que se le atribuyen. El Papa es el Vicario de Cristo, y Jesucristo, fundador de la Iglesia Católica, es verdadero Dios y verdadero hombre sin posibilidad de alteración.»
Aunque se ha dado un mentís, es tan débil y ambiguo que ha sido peor el remedio que la enfermedad.
Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha dicho: «Como ya se ha afirmado en otras ocasiones, las palabras que el Dr. Eugenio Scalfari atribuye entre comillas al Santo Padre durante las conversaciones habidas con él no pueden considerarse una transcripción fiel de lo efectivamente dicho, sino que representan más que nada una interpretación personal y libre de lo que ha oído, como se hace patente por lo que ha escrito hoy sobre la divinidad de Jesucristo.»
Para empezar, si cuando Scalfari habla con el Santo Padre malinterpreta lo que éste dice, ¿por qué sigue el Papa hablando con él y tratándolo como a un periodista serio y de confianza?
En segundo lugar, no basta con decir que las palabras de Scalfari «no pueden considerarse una transcripción fiel» del coloquio con el Sumo Pontífice. Hace falta decir que es una relación falsa de toda falsedad que invierte el pensamiento del Papa, que tergiversa sus palabras para hacerle decir lo contrario de lo que piensa.
Y en tercer lugar, ¿qué significa eso de que « representan más que nada una interpretación personal y libre de lo que ha oído»? ¿Una interpretación personal y libre?
Ni Scalfari ni nadie es libre de interpretar a su manera las palabras del Vicario de Cristo como si pudiera haber varias interpretaciones posibles. La verdad de Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre no admite interpretaciones: es una sola y no hay más.
En resumen, que el desmentido no es claro, ni categórico, ni solemne ni viene acompañado de una proclamación de la verdad contraria. Es posible que Scalfari exagerara; pero cuesta imaginar que se lo haya inventado todo. Una pesada sombra permanece. No se ha disipado la duda de que en su fuero interno el papa Francisco piense realmente lo que le atribuye Scalfari. Hemos llegado a un punto en que debemos pedir al Sumo Pontífice que haga una profesión pública de fe católica. Que la haga de modo claro, sin dobleces. Tenemos necesidad de saber con plena certeza si el Papa cree o no que Jesucristo es Dios verdadero y hombre verdadero.
Roberto De Mattei