María corredentora. Sí, porque Dios lo quiso así, al elegirla como Madre del Redentor.
Si María no fuera corredentora no se diría “a Jesús por María”.
SI María no fuera corredentora no habría llevado al Redentor nueve meses en su seno.
Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).