La concepción de una persona es un acontecimiento grandioso.
Es el resultado de un acto creador de Dios y del acto de la unión conyugal.
Dios ha querido al hombre desde el principio. Y lo quiere en cada concepción.
Ninguno de nosotros viene al mundo por azar o necesidad. Su ser es debido a un
acto creador de Dios. Cada uno de nosotros puede decir: yo estoy porque Dios me
ha querido. No porque tuviese necesidad, por su utilidad. Dios quiere a cada
persona por sí misma. “Por sí misma” significa que cada uno de nosotros no
existe con el fin de ser algo distinto a sí mismo. Los filósofos dirían: cada
persona es un fin, nunca un medio. Ninguna persona puede ser sólo utilizada,
instrumentalizada.
Pero el origen de la persona está inscrito también en la
biología de la generación. Si tenemos presente lo que he dicho antes, no será
difícil comprender qué modo humano de crear las condiciones de la concepción
corresponde dignamente al acto creador de Dios. Cuando un matrimonio toma
conciencia de haber concebido una nueva persona humana, debería tener plena
conciencia de que Dios ha deseado esa persona, y que la ha deseado por sí
misma, no por los padres.
Esta es la razón profunda por la cual el único acto
digno de crear las condiciones de la concepción de una nueva persona humana es
el acto de amor conyugal, mediante el cual los esposos se convierten en una
sola carne. Al acto de amor creador de Dios le corresponde el acto de amor
generador de los esposos. Dios celebra la liturgia de su amor creador en el
templo santo del amor procreador de los esposos. Producir una persona humana en
un laboratorio es una falta grave de respeto a su dignidad: los niños se
conciben, no se producen.
Cardenal Carlo Caffarra
[Fragmento tomado de su libro titulado "No anteponer nada a Cristo:
Reflexiones y apuntes póstumos" (Spanish Edition). Homo Legens]
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Biografía
Carlo Caffarra nació el 1 de junio de 1938 en Samboseto di Busseto, diócesis de Fidenza, Italia. Fue ordenado sacerdote el 2 de julio de 1961.
Se dedicó sobre todo a profundizar la doctrina moral del matrimonio y a enfrentar la temática de la bioética en torno a la procreación humana. Enseñó por algunos años ética médica en la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Católica del Sagrado Corazón en Roma.
Fue miembro de la Comisión Teológica Internacional y Consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Presidente del Instituto Pontificio Juan Pablo II para el estudio de Matrimonio y Familia.
Designado Arzobispo de Ferrara-Comacchio el 8 de septiembre de 1995, recibió la consagración episcopal el 21 de octubre de 1995 y fue transferido a la sede metropolitana de Bologna el 16 de diciembre de 2003.
El Papa Benedicto XVI lo nombró Cardenal en el Consistorio del 24 de marzo de 2006. En la Curia del Vaticano sirvió en la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el Pontificio Consejo para la Familia y el Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica.
Arzobispo Emérito de Bologna (Italia) y uno de los cuatro firmantes de las Dubia sobre Amoris Laetitia, el cardenal Carlo Caffarra falleció un miércoles, el 6 de septiembre de 2017, a la edad de 79 años de edad, después de una grave enfermedad.
Entre sus dichos, merecen ser destacados estos dos:
«Sólo un ciego puede negar que en la Iglesia existe gran confusión»
«Una iglesia con poca atención a la Doctrina no es una iglesia más pastoral, sino una iglesia más ignorante».
Selección por José Martí