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El Sínodo de la Amazonía de octubre supondrá una “ruptura” en la Iglesia y “nada volverá a ser igual”, ha asegurado a la web oficial de la Conferencia Episcopal de Alemania el obispo de Essen, Franz-Josef Overbeck.
El ordinario de Essen, Franz-Josef Overbeck, conocido por sus posiciones favorables a las tesis LGTB, está convencido de que en el Sínodo de la Amazonía, previsto para el próximo mes de octubre, se aprobarán cambios radicales con respecto a la moral sexual, el celibato sacerdotal y el sacerdocio femenino, según ha declarado a la página de Internet Katholische.de, perteneciente a la Conferencia Episcopal de Alemania.
En opinión de Overbeck, el sínodo revisará desde la estructura jerárquica de la Iglesia a su doctrina moral con respecto a la sexualidad, pasando por la naturaleza misma del sacerdocio y el papel de la mujer dentro de la Iglesia.
Esto, naturalmente, además del declive del número de católicos en Europa y Latinoamérica, la “inmensa explotación” de los recursos naturales y las violaciones de los derechos humanos.
El Papa, prosigue Overbeck, al tener una perspectiva sudamericana, es consciente de todos esos retos. Porque otra de las reformas radicales que se aplicarán en el sínodo, dice, es erradicar la “estructura eurocéntrica” de la Iglesia, haciendo a las iglesias latinoamericanas virtualmente independientes y, predice, gestionadas principalmente por religiosas. “El rostro de la iglesia local es femenino”.
Carlos Esteban
En preparación al próximo Sínodo de la Amazonía, el Papa se ha reunido en audiencia con responsables de empresas mineras que operan en la zona, pidiéndoles que respeten las culturas indígenas.
“Es indispensable prestar especial atención a las comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales”, ha dicho Su Santidad a los responsables de empresas mineras con intereses en el Amazonas, en una audiencia privada que sirve de preparación para el próximo sínodo que se dedicará a las necesidades de la región. “No son una simple minoría entre otras, sino que deben más bien convertirse en los principales interlocutores, sobre todo en el momento en que se procede con grandes proyectos que interesan a sus espacios”.
Quizá sea por la inmediata proximidad al discurso ofrecido ayer mismo en la conferencia ‘Nación, estado, estado nacional’ que celebra la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, pero no es difícil verse sorprendido por el contraste entre el respeto a ultranza que el Papa pide para las comunidades preindustriales del Amazonas y la demanda a los Estados occidentales a que cedan su soberanía en beneficio de los organismos supranacionales y relajen al máximo en control de sus fronteras.
“Cuando un bien común supranacional es claramente identificado, se necesita una autoridad especial legalmente constituida capaz de facilitar su aplicación”, dijo ayer el Papa, al tiempo que arremetía contra los movimientos soberanistas en vísperas de las elecciones europeas. “Basta pensar en grandes retos contemporáneos como el cambio climático, la nueva esclavitud y la paz”.
Tradicionalmente, la doctrina social de la Iglesia desde Santo Tomás se ha regido en este ámbito por el principio de subsidiariedad, por el que todo lo que pueda resolver una instancia inferior debe dejarse en sus manos y no en una autoridad superior. El Papa se aleja en su discurso de forma llamativa de este planteamiento, llegando, como hemos citado, a pedir que se cree una autoridad por encima de los países capaces de imponer a estos sus decisiones que, como vivimos al parecer en un mundo sin pecado original, nunca abusará de su poder sin precedentes, sino que será capaz incluso de controlar el incontrolable clima de la Tierra.
Pero si nos referimos a tribus que viven en el Neolítico, con una esperanza de vida que ronda los 30-40 años, sumidos en una absoluta ignorancia de lo que sucede en el planeta a su alrededor, entonces hay que respetar escrupulosamente tanto sus identidades culturales como sus fronteras.
Carlos Esteban
Un informe encargado por el Ministerio de Asuntos Exteriores británico alerta de que la persecución que sufren hoy los cristianos en todo el mundo roza niveles de genocidio.
Una de cada tres personas en el mundo sufre persecución religiosa, y de ellos el grupo más perseguido con diferencia es el de los cristianos. Esta es una de las conclusiones del informe coordinado por el obispo anglicano de Truro, Philip Mountstephen por encargo del ministro británico de Asuntos Exteriores, Jeremy Hunt, informa la cadena BBC.
El principal impacto de los actos genocidas contra los cristianos es su desaparición de amplias zonas cristianizadas desde hace milenio, de la que deben huir las comunidades cristianas, concluye el informe, advirtiendo que la cristiandad está siendo “barrida” de partes de Oriente Medio.
De hecho, alerta el informe, la fe está “en riesgo de desaparecer” en algunas zonas del mundo. En Palestina, donde nación el cristianismo, representan menos del 1,5% de la población, y en Irak han pasado de un millón y medio antes de 2003 a menos de 120.000.
“La evidencia muestra no solo la expansión geográfica de la persecución contra los cristianos, sino también su creciente severidad”, escribe Mountstephen. “En algunas regiones, el nivel y la naturaleza de las persecuciones están cerca de cumplir las condiciones de genocidio según la definición adoptada por la ONU”.
¿Cómo es posible ser el grupo ‘ideológico’ más perseguido del mundo, en una era altamente sensibilizada contra la discriminación y el genocidio, y que el dato pase desapercibido o desdeñado por los medios de comunicación occidentales? La tiranía de la corrección política, opina Hunt, ha desempeñado un papel clave en este proceso de desdén.
Hunt sugiere que el papel del cristianismo fuera de Occidente se asocia aquí al colonialismo, a una imposición más o menos forzada sobre los pueblos indígenas, algo que no solo es falso en la mayoría de los casos sino risible cuando se trata de zonas como las citadas, cristianas desde mucho antes de que Occidente pudiera imponer colonialismo alguno. Por otra parte, señala Hunt, la indiferencia de los medios ante estos desmanes pasa por alto que casi siempre se trata de grupos humanos sumidos en la marginación y la pobreza, los más pobres entre los pobres.
Carlos Esteban