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viernes, 7 de junio de 2019

NOTICIAS VARIAS 7 DE JUNIO DE 2019




DIANE MONTAGNA


CATAPULTA


INFOCATÓLICA

Los jueces que revisan la apelación del caso Pell ponen contra las cuerdas a la Fiscalía

Varones católicos polacos rezarán el Rosario ante la Catedral de Kielce el Domingo de Pentecostés

INFOVATICANA

“¿Cómo me voy a oponer a tratar igual que a los demás a dos hombres que se quieren?”

Un cardenal pide que se deje de llamar ‘padre’ a los sacerdotes

El ‘jefe’ de los obispos de EEUU, acusado de encubrir un caso de abuso sexual

Pell apela

SECRETUM MEUM MIHI

“Hebdomada Papae, notitiae vaticanae latine redditae”, boletín radiofónico semanal en latín de Vatican News, ¡no para no...

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Confirmado: Putin será recibido por tercera vez por Francisco © Reuters En el día de ayer la agencia noticiosa argentina...

El cardenal Pell presenta apelación a su condena por abusos sexuales El cardenal George Pell abandona la Corte Suprema d...

Cardenal DiNardo, actual presidente de la Conferencia Episcopal de EEUU, acusado de ignorar un abuso sexual Card. Daniel...

SPECOLA

El Papa Francisco y sus sospechosas devociones : Lourdes, Fátima, Guadalupe, Medjugorje; el martirio de Pell y la cosa nostra Vaticana.

GLORIA TV

George Soros elogia al papa Francisco

La Iglesia debe pedir perdón a los gitanos (Bruno Moreno)


“Este hombre no se entera", señala D. Luisillo Sabihondillo, presidente de la Asociación de Lectores Desencantados. “Precisamente hace tres o cuatro días, el Papa ya pidió perdón a los gitanos. Esto no es un blog ni es nada. ¡Que nos devuelvan el dinero!".
Con todo el respeto hacia don Luis, a quien tanto aprecio, especialmente por su inexistencia, conviene señalar que, como decían los escolásticos, pensar es distinguir. Es cierto que el Papa pidió perdón a los gitanos, pero me atrevo a sugerir que, quizá por provenir de un país donde hay muchos menos gitanos que en España, pidió perdón por lo que no debía y no pidió perdón por lo que la Iglesia, en efecto, debería pedir perdón.
Según leo en los medios, el Papa pidió perdón a los gitanos por las “discriminaciones, de las segregaciones y de los maltratos que han sufrido vuestras comunidades”, por haberlos “mirado de forma equivocada, con la mirada de Caín y no con la de Abel”, haberlos juzgado “de modo temerario, con palabas que hieren, con actitudes que siembran odio y crean distancias”.
Ese tipo de faltas a las que se refiere el Papa son, sin duda, reales. ¿Qué duda cabe? Sin embargo, se trata esencialmente de pecados personales de católicos, por los que no tiene sentido que la Iglesia como tal pida perdón. Igualmente podría haber pedido perdón el Papa a los conductores de autobús, los zurdos, los millonarios, los carteristas o los nazis, todos los cuales, sin ninguna duda, habrán sufrido multitud de pecados cometidos por multitud de católicos, porque, como probablemente sepan los lectores, los católicos somos pecadores.
Lo que corresponde en ese tipo de pecados, ya se hayan cometido contra gitanos, contra autobuseros o, más frecuentemente, contra los familiares, compañeros de trabajo y vecinos más cercanos, es el arrepentimiento, la confesión y, si procede, la restitución y la petición directa de perdón al interesado. En cambio, con respecto a estos pecados, la petición de perdón por alguien que no es directamente culpable de ellos se parece inquietantemente a la oración aquella del fariseo, que decía “gracias, Señor, porque no soy como ese publicano", con el agravante de que, en nuestros tiempos, ni siquiera se trata ya de oración, sino de meros gestos políticamente correcto de cara a la galería.
“Definitivamente, este hombre no se entera", exclama enseguida D. Luisillo. “Primero dice que la Iglesia debe pedir perdón a los gitanos y ahora nos sale con que no tiene sentido que la Iglesia les pida perdón. Está gagá".
Si el Sr. Sabihondillo me lo permite, señalaré que tiene sentido que la Iglesia pida perdón, pero por otras cosas mucho más graves y que la competen mucho más. No puedo hablar sobre el resto de los países, que conozco menos, así que solo me referiré a España. Estoy firmemente convencido de que la Iglesia española debería pedir perdón a los gitanos, porque es culpable de un terrible pecado contra ellos: ha dejado (hemos dejado) que pierdan la fe católica.
Cuando nació mi padre, la inmensa mayoría de los gitanos españoles eran católicos. Cuando nacieron mis hijos, más de la mitad de los gitanos españoles eran ya evangélicos o pentecostales. Por nuestra culpa, han perdido la Misa, el sacerdocio, la intercesión de los santos, la confesión que limpia los pecados, el verdadero conocimiento de la Escritura, la oración por los difuntos, el matrimonio para toda la vida, la liturgia, el culto a nuestra Señora, el rosario y, en fin, toda la Tradición de la Iglesia.
¿Se dice que los gitanos son pobres? Ahora es cuando son verdaderamente pobres, porque han perdido esa inmensa riqueza de la fe. ¿Discriminados? No existe mayor discriminación que estar exilado de la Ciudad de Dios, de Jerusalén la hermosa, la amada del Señor. ¿La mirada de Caín? La más terrible mirada de Caín es aquella que contribuye con su indiferencia a la muerte eterna de sus hermanos. Parece mentira que haya que recordar estas cosas.
En este abandono masivo de la fe han influido, por supuesto, diversas circunstancias históricas y los propios gitanos tendrán la parte de responsabilidad que les corresponda, pero no nos engañemos: a quien mucho se le dio, mucho se le pedirá. La responsabilidad principal es de los encargados de enseñar la fe, de los que tenían y tienen a su cargo las ovejas españolas y, con alguna honrosa excepción, no han hecho nada para conservarlas en el único rebaño del único Pastor. La responsabilidad principal es de aquellos que aguaron y falsificaron la fe, convirtiéndola en cuatro generalidades más o menos progresistas con cariz seudosocial y consiguiendo que tantas ovejas, incluidos casi todos los gitanos, la rechazaran asqueados y acudieran a otras falsificaciones más cercanas al original. Y la responsabilidad, menor quizá pero igualmente real, es la de los católicos españoles que hemos asistido a esta pérdida masiva de la fe por todo un pueblo que vivía entre nosotros, sin hacer prácticamente nada.
Si no se pide perdón por eso, que afecta directamente a la esencia de la misión de la Iglesia, ¿qué sentido tiene pedir perdón por generalidades? Es como si un médico negligente matara a troche y moche a sus pacientes y después se disculpara públicamente porque su tío abuelo no reciclaba los plásticos.
Cuando mis hijos me pregunten que por qué los gitanos no son católicos, tendré que reconocer ante ellos, mirando al suelo y con las mejillas encendidas de vergüenza, que lo eran, pero dejaron de serlo precisamente en mi época. Busqué un hombre que se mantuviera firme en la brecha y no lo encontré.
Que los beatos Ceferino y Emilia rueguen por nosotros. Miserere nobis, Domine, miserere nobis.
Bruno Moreno

Cardenal Kasper: el Papa aceptará sacerdotes casados si los obispos lo piden (Carlos Esteban)




El teólogo favorito del Papa, el cardenal alemán Walter Kasper, ha declarado que Francisco aceptará la ordenación de casados si los obispos se lo piden en el Sínodo de la Amazonía, al tiempo que da por zanjada la polémica sobre el sacerdocio femenino, informa Inés San Martín en Crux.

“Si los obispos acordaran en consentimiento mutuo ordenar a hombres casados -los llamados ‘viri probati’-, opino que el Papa lo aceptaría”, ha asegurado el cardenal alemán Walter Kasper, quizá el teólogo que más ha influido en el presente pontificado. Cosa muy distinta, asegura Kasper, es el asunto del diaconado femenino, que tantos han visto como puerta de atrás para la entrada de las mujeres en el sacerdocio. En este caso, dice Kasper, una innovación así rompería con “milenios de tradición”.

Que el Sínodo de la Amazonía no va tanto de las necesidades evangelizadoras de esta región sudamericana como de buscar el modo de introducir algunas de las innovaciones que interesan sobre todo a la Iglesia alemana es algo que se lleva insinuando desde que se convocó. Aquí el Rin, aunque muy inferior al Amazonas en caudal, lleva más agua.

“El celibato no es un dogma”, nos recuerda Kasper. “No es una práctica inalterable”. Y continúa en línea con lo que ya expresara el propio Santo Padre en una de sus ruedas de prensa en vuelo: “Personalmente, soy muy partidario de mantener el celibato como forma de vida obligatoria con un compromiso a la causa de Jesucristo, pero no excluye que hombres casados puedan ejercer un ministerio sacerdotal en situaciones especiales”. Las excepciones, ya saben, esos casos extremos, discernidos “uno a uno”, que, indefectiblemente, tienden a convertirse en la norma.

“Preferiría dar la vida a cambiar la ley del celibato”, dijo Francisco, citando a Pablo VI. “No estoy de acuerdo con permitir el celibato opcional”.

Pero luego vino el “pero”, esa adversativa que tiende a hacer trizas lo que se ha dicho antes. Y es que en seguida pasó a hablar de la posibilidad de que en lugares “muy, muy remotos” fuera necesario recurrir a hombres casados ordenados a tal efecto. Uno por uno. Discerniendo.

Carlos Esteban