BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS
La tan esperada reforma de la Curia Romana, cuya promulgación llevará con toda probabilidad el título de Praedicate Evangelium, se ha vendido como el triunfo de la colegialidad y la subsidiaridad. En realidad, argumenta Ed Condon en CNA, supone una brutal centralización del poder en la Secretaría de Estado.
“El preábulo de Praedicate Evangelium habla mucho de colegialidad y subsidiaridad”, reconoce el canonista Ed Condon en un análisis de la reforma de la Curia publicado en la Catholic News Agency (CNA). “Pero es simplemente la centralización total del poder en la oficina del secretario de Estado”.
Han pasado seis años preparándola. En términos políticos -inapropiados, lo sé-, podría decirse que era la reforma para la que se había elegido a Francisco, la de una estructura de poder en el Vaticano, en el vértice de la Iglesia, que resultaba anticuada, inoperante, confusa y corrupta. A tal fin se constituyó el consejo de cardenales, ese que solía designarse con una C y el número de miembros que tuviera en cada momento y que ha ido cambiando por retiradas más o menos escandalosas.
Finalmente la semana pasada el secretario del C6, Marcello Semeraro, anunció el borrador del documento Praedicate Evangelium que habría de contener las líneas maestras de la nueva estructura.
Lo que más ha llamado quizá la atención de los comentaristas es la creación de un megadicasterio de Evangelización que estaría por encima, en rango, del habitual Número Uno, Doctrina de la Fe, así como la apertura a que haya laicos presidiendo estos ‘ministerios’ que son los dicasterios y las congregaciones.
Después del Sínodo de la Juventud, que se reveló en el último minuto como el Sínodo de la Sinodalidad, y de todos los pronunciamientos en ese sentido de la cúpula vaticana durante el presente pontificado, se suponía que el sistema traería una nunca vista dispersión del poder eclesial y, de hecho, es así como se ha presentado universalmente.
No tan deprisa, advierte Condon. Uno de los detalles significativos es que todos los organismos de poder vaticanos pasan a llamarse ‘dicasterios’. Todos, salvo uno: la Secretaría de Estado. Y esto es más que una simple coincidencia.
Para Condon, el cambio más drástico y significativo de la reforma es que, desde ahora y en la práctica, los departamentos curiales pierden la capacidad de actuar con la autoridad papal delegada de forma estable y sin necesidad de hacerse explícita, como era el caso hasta ahora. Por el contrario, el borrador especifica que un departamento curial “no puede emitir leyes o decretos generales con fuerza de ley ni puede desviarse de las prescripciones de la ley universal”, salvo excepciones “específicamente aprobadas por el Sumo Pontífice”. Además, se estipula que el prefecto de cada dicasterio no puede ocuparse de “ningún asunto importante, infrecuente y extraordinario” hasta que ha consultado la cuestión con el Papa y recibido su aprobación.
A efectos jurídicos, esto supone que el Papa debe aprobar personalmente toda decisión autorizada procedente de cualquier departamento curial, lo que coloca en la persona del Papa un poder casi sin precedentes.
Carlos Esteban
Aunque resulte ya tedioso y de poco interés, vale la pena detenerse de vez en cuando para tomar conciencia de lo que el Papa Francisco está haciendo con la Iglesia y la catástrofe a la que la está conduciendo. No hablemos ya de las cuestiones doctrinales, bien conocidas por todos y que tendrán un nuevo cenit en el próximo Sínodo sobre la Amazonía. Baste pensar que uno de los asesores teológicos que tendrán los sinodales será nada menos que nuestro conocido P. Carlos Galli, del que tuvimos oportunidad de ver algunos videos aquí y aquí.
No nos detengamos tampoco en cuestiones disciplinares. ¿Qué hubiese pasado en la Iglesia hasta hace siete años, si un cardenal condenaba un sínodo por herético y apóstata? Es lo que hizo el cardenal Brandmüller, y pocos se han enterado y a nadie le extraña ya que altos personajes de la jerarquía cuestionen abierta y duramente al Sumo Pontífice. Miremos simplemente tres hechos ocurridos durante la semana pasada y que son muestra evidente de la torpeza absolutamente inexcusable de Bergoglio en el manejo de las cosas de la Iglesia, en la catástrofe que está ocasionando y en el estado lamentable en que la dejará. Y, asombrosamente, nadie hace nada, más que el citado Brandmüller, o Burke, o el viajero Schneider. El resto, calladitos, y criticando por lo bajo, no vaya a ser que sean comisariados y misericordiados de sopetón.
1. Hace menos de un año que la Santa Sede, gracias a la insistencia de Francisco, firmó un acuerdo con el gobierno chino por el cual reconocía a los obispos cismáticos de la iglesia patriótica china y, en los hechos, entregaba a los obispos, sacerdotes y fieles que a riesgo de su vida y su libertad, habían permanecido fieles en medio de las persecuciones comunistas. El primer hecho bochornoso fue que el presidente de China, en visita a Roma días más tarde, ni siquiera se dignó mandarle un saludito al Pontífice, con el que acababa de firmar un histórico acuerdo. Y lo segundo llegó la semana pasada, cuando el Vaticano tuvo que publicar una carta pidiendo al gobierno chino que respete la libertad de los sacerdotes católicos. El éxito del tratado es manifiesto; una nueva cucarda para la diplomacia vaticana… Un gobernante mediocre ya habría actuado hace tiempo descabezando al Secretario de Estado, autor de este fracasado y nocivo acuerdo. Bergoglio no lo hace porque, si fuera el caso de descabezar, debería autodegollarse.
2. El Papa Francisco recibió en la mismísima sacristía de San Juan de Letrán con gran ruido mediático a una familia gitana a la que los vecinos de un humilde barrio gitano, no querían ver ni pintados. Se vendió la cosa como odio al diverso, racismo, y demás tópicos políticamente correctos. El ‘cato buenismo’ lo vistió de abrazos pontificios y apoyos incondicionales, en medio de fotógrafos y camarógrafos, sin que a nadie se le ocurriera escarbar un poquito. Pero se descubrió el motivo por el cual los discriminados eran rechazados por sus vecinos: el pobre rumano es propietario de 27 automóviles de alta gama y de origen más que dudoso. Seguramente algún farabute de los que rodean a Bergoglio, o él mismo, que en farabuteadas no se queda corto, habrá leído la noticia de lesa discriminación en los medios italianos y rápidamente ideó el encuentro para ganarse otro poroto entre el decadente mundillo progre. Así le fue. Un bochorno que en otros tiempos no se habría perdonado tan fácilmente.
3. La Conferencia Episcopal de Estados Unidos lanzó por Tweeter el anuncio de la colecta anual llamada Óbolo de San Pedro, cuyos fondos van íntegramente a financiar la Santa Sede, y que en el caso de USA, son más que sustanciales; vitales según algunos, para sostener el Estado Vaticano. Como podrán ver, la catarata de respuestas de católicos furiosos con Francisco es muy notable: “no pondremos un solo dólar mientras siga Bergoglio”, es el resumen. Insisto, es asombrosa la agresividad y la cantidad de mensajes del mismo tenor, comparable a los comentarios argentinos cuando algún medio de prensa nacional publica una noticia sobre el Papa. Habitualmente, deben cerrar los comentarios debido a su virulencia. ¿Había pasado algo similar en la Iglesia durante los último siglos? Creo que no. Bergoglio lo hizo.
GLORIA TV
SECRETUM MEUM MIHI
INFOVATICANA
INFOCATÓLICA
LIFE SITE NEWS
ONE PETER FIVE
Selección por José Martí