Nosotros, los abajo firmantes, clero y estudiosos laicos católicos, protestamos y condenamos los actos sacrílegos y supersticiosos cometidos por el papa Francisco, sucesor de Pedro, en relación con el reciente Sínodo de la Amazonía que ha tenido lugar en Roma.
Tales actos sacrílegos son los siguientes:
El 4 de octubre, el papa Francisco asistió a un acto de adoración idolátrica de la diosa Pachamama.
Permitió que este culto tuviese lugar en los Jardines Vaticanos, profanando también las cercanías de las tumbas de los mártires y la Iglesia del Apóstol Pedro.
Participó de este acto de culto idolátrico bendiciendo una imagen de madera de la Pachamama.
El 7 de octubre, el ídolo de la Pachamama fue colocado frente al altar de San Pedro y, después, llevado en procesión hasta el aula sinodal. El papa Francisco pronunció oraciones en una ceremonia que involucraba a esta imagen y, después, se unió a la procesión.
Cuando la imagen de esta deidad pagana fue sustraída de la iglesia de Santa María in Traspontina, donde había sido sacrílegamente colocada, y lanzada al río Tíber por unos católicos ofendidos por tal profanación de la iglesia, el papa Francisco, el 25 de octubre, se disculpó por esta acción, y otra imagen de la Pachamama fue vuelta a colocar la iglesia. Así pues, se comenzó otra profanación.
El 27 de octubre, durante la Misa de conclusión del sínodo, aceptó un cuenco utilizado en los cultos idolátricos de la Pachamama, situándolo sobre el altar.
El propio papa Francisco confirmó que se trataba de ídolos paganos. En su disculpa del 25 de octubre por la sustracción de talesídolos de una iglesia católica, las denominó Pachamam , el nombre de una falsa deidad de la madre tierra según las creencias paganas de Sudamérica.
El cardenal Walter Brandmüller, el cardenal Gerard Müller, el cardenal Jorge Urosa Savino, el arzobispo Carlo Maria Viganò, el obispo Athanasius Schneider, el obispo José Luis Azcona Hermoso, el obispo Rudolf Voderholzer y el obispo Marian Eleganti han condenados distintos aspectos de estos cultos como idólatras o sacrílegos. Finalmente, también el cardenal Raymond Burke ha dado un juicio análogo en una entrevista.
La participación en los cultos idolátricos fue anticipada por la declaración titulada Documento sobre la Fraternidad Humana, firmada por el papa Francisco y Ahmad al-Tayyeb, Gran Imán de la Mezquita de al-Azhar, el 4 de febrero de 2019. La declaración afirmaba lo siguiente:
«El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son queridos por Dios en su Sabiduría, con la que Él creó a los seres humanos. Esta Sabiduría Divina es la fuente de la que proviene el derecho a la libertad de credo y a la libertad de ser diferente».
La participación de Francisco en estos cultos idolátricos indica que entendía esta declaración en sentido heterodoxo, el cual permite considerar la adoración de ídolos paganos como algo bueno y querido por Dios.
Es más, a pesar de recomendar privadamente al obispo Athanasius Schneider que “usted [el obispo] puede decir que la frase en cuestión sobre la diversidad de religión significa la voluntad permisiva de Dios…” , Francisco no ha corregido la Declaración de Abu Dabi de acuerdo a lo anterior. De hecho, en su discurso en la audiencia del 3 de abril de 2019, el papa Francisco contestó a la pregunta:«¿Por qué Dios permite que haya tantas religiones?», haciendo referencia a la «voluntad permisiva de Dios», tal y como la explica la teología escolástica, pero le dio al concepto un significado positivo, declarando que «Dios ha querido permitirlo» porque si bien«hay tantas religiones» estas «siempre miran al cielo, miran a Dios» (énfasis añadido). No hay la más mínima sugerencia de que Dios permita las falsas religiones del mismo modo que permite la existencia del mal en general. Más bien, la clara implicación es que Dios permite la existencia de «tantas religiones» porque son buenas en tanto que «siempre miran al cielo, miran a Dios».
Es más, Papa Francisco desde entonces ha confirmado la nunca corregida declaración de Abu Dhabi instituyendo un “comité interreligioso”, después oficialmente denominado “Alto Comité” (“HigherCommittee”), con sede en los Emirados Árabes Unidos, para promover los “objetivos” del documento; y promoviendo una instrucción del Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso destinada a los directores de todos los Institutos superiores de instrucción católicos, e indirectamente a todos los profesores universitarios católicos, pidiéndoles dar “la más amplia difusión posible” al documento, incluida su afirmación, nunca corregida, que Dios quiere la “diversidad de la religiones tal y como quiere la diversidad de color, sexo, raza y lengua.”
Rendir culto a cualquier otra persona o cosa que no sea el Dios verdadero, la Santísima Trinidad, supone una violación del Primer Mandamiento. Absolutamente toda participación en cualquier forma en la veneración de ídolos queda condenada en este Mandamiento y es, objetivamente, un pecado grave, independientemente de la culpabilidad subjetiva, que solo Dios puede juzgar.
San Pablo enseñaba a la Iglesia primitiva, en la Primera Epístola a los Corintios, que los sacrificios ofrecidos a los ídolos paganos no son sacrificios ofrecidos a Dios sino a los demonios:
«¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas sacrificadas a los ídolos son algo o que los ídolos son algo? No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios; y no quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber del cáliz del Señor y del cáliz de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios». (1 Cor 10,19-21)
Por tales acciones, el papa Francisco ha incurrido en el reproche sancionado en el Segundo Concilio de Nicea:
«Muchos pastores han destruido mi viña, han devastado mi heredad. Porque siguieron a hombres impíos, y confiando en su propia locura han calumniado a la santa Iglesia, que Cristo, nuestro Dios, desposó; y han fallado en distinguir lo sagrado de lo profano, afirmando que los iconos de nuestro Señor y de sus santos no eran diferentes de las imágenes de los ídolos satánicos.»
Con inmenso dolor y profundo amor por la Cátedra de Pedro, rogamos a Dios Omnipotente que perdone a los miembros culpables de su Iglesia en la tierra, librándoles del castigo que merecen por estos terribles pecados.
Pedimos respetuosamente al papa Francisco que se arrepienta públicamente y sin ambigüedades de estos pecados objetivamente graves, y de todas las ofensas públicas contra Dios y la verdadera religión, y que haga acto de reparación por tales ofensas.
Rogamos respetuosamente a todos los obispos de la Iglesia Católica que ofrezcan su corrección fraterna al papa Francisco por estos escándalos, y que adviertan a sus rebaños que, según la enseñanza divinamente reveladade la fe católica, se arriesgan a la condenación eterna si siguen su ejemplo en la ofensa contra el Primer Mandamiento.
9 de noviembre de 2019
In Festo dedicationis Basilicae Lateranensis
“Terribilisest locus iste: hic domus Dei est et porta cæli; et vocabitur aula Dei”