Incluso obviando turbulencias y polémicas que deberían preocupar como amenazas a su unidad, la Iglesia tuvo en 2019 cualquier cosa menos un año fácil. En China, el gobierno comunista ha respondido al levantamiento de la excomunión a la Iglesia patriótica por el Vaticano aumentando la persecución de los católicos fieles, demoliendo templos, realizando detenciones de clérigos y, finalmente, exigiendo a los prelados que prediquen los principios del socialismo.
En el Sahel africano, en países como Nigeria y Burkina Faso, las matanzas de cristianos por parte de islamistas se están convirtiendo en rutina, convirtiendo en verdadera heroicidad mantener la fe en esos países.
En Estados Unidos surgen nuevas denuncias de abusos sexuales por parte de clérigos y las autoridades amenazan con usar contra la Iglesia una ley creada para luchar contra la mafia, RICO.
En Australia refrendan la condena por abusos a dos menores contra el Cardenal Pell, antiguo responsable de las finanzas vaticanas, que sigue en prisión pese a las serias dudas que ofrece su caso.
Los estudios demoscópicos hablan de apostasías masivas en Argentina y de absoluta ignorancia de los principios esenciales de la fe en Estados Unidos.
Pero el primado de la Iglesia belga, entrevistado en el órgano de la Conferencia Episcopal online, CathoBel, lo primero que destaca ‘en el plano positivo’ es que “los jóvenes se han manifestado por la protección de nuestro planeta”.
Y se explaya:
Pero el primado de la Iglesia belga, entrevistado en el órgano de la Conferencia Episcopal online, CathoBel, lo primero que destaca ‘en el plano positivo’ es que “los jóvenes se han manifestado por la protección de nuestro planeta”.
Y se explaya:
“2019 ha sido un año importante para la ecología, sobre todo gracias a esos jóvenes que han conseguido movilizar la opinión pública. Hoy somos verdaderamente conscientes del problema, que se ha vuelto difícil de negar, aun cuando la COP 25 de Madrid no ha sido un gran éxito”.Es llamativo que lo primero que destaca el arzobispo más importante de una de las naciones más castigadas por la desbandada de los católicos, Bélgica, sea un asunto en el que se le podría confundir con cualquier político o incluso con cualquier ‘celebrity’ y que nada tiene que ver con su misión de pastor, responsable de las almas de su rebaño.
Carlos Esteban