El hecho, de enorme gravedad, ocurrió en la Diócesis de Mar del Plata, Argentina, cuyo titular es el Obispo Gabriel Mestre. Se trata del Doctor Maximiliano Loria, un joven docente, doctor en filosofía, uno de los mayores especialistas en el pensamiento del filósofo inglés A. MacIntyre, que se venía desempeñando desde hace varios años como profesor en la Escuela Universitaria de Teología dependiente del Obispado de Mar del Plata. Loria era además miembro del Consejo Superior de esa Escuela en representación del área de filosofía.
El motivo de la separación del Doctor Loria -así se le informó expresamente- fue el haber publicado en su muro de Facebook la carta del Arzobispo Carlos María Viganó, fechada el último 19 de diciembre, en la que el ex Nuncio en Estados Unidos formula graves acusaciones al Papa Francisco, vinculadas con los actos de idolatría permitidos por el mismo Papa en templos católicos de la Ciudad Eterna. Tal como el mismo Loria ha declarado, en dicho posteo, no se emitía opinión alguna. “Mi propósito- sostiene Loria- fue poner de manifiesto que en la Iglesia las cosas no están bien. Yo respeto al Papa pero no puedo dejar de afirmar que me resultan incomprensibles muchos de sus gestos y palabras, por ejemplo, el hecho de que permita que se le rinda culto a un ídolo pagano dentro de los muros de la Iglesia”.
No pueden pedirse palabras de mayor preocupación y de perplejidad frente a la situación actual de la Iglesia dichas, además, con respeto y profundo sentido eclesial. Sin embargo, la reacción del Obispo no se hizo esperar. A escasas dos horas de la publicación del Doctor Loria el mismo Obispo, en conversación telefónica, le hizo saber que quien difunde este tipo de textos como el de Viganó demuestra que no es leal al “magisterio del Papa Francisco” y no puede, por tanto, enseñar en una institución universitaria católica. A los pocos días, el telegrama de despido ratificaba la decisión episcopal de excluirlo del claustro docente.
Estos son los hechos sucintamente referidos. Algunas acotaciones se imponen. En primer lugar, la Escuela Universitaria de Teología de Mar del Plata fue creada por el Consejo Superior de la Universidad Católica de Mar del Plata, el 14 de febrero de 1968 y recibió la aprobación canónica del que fuera el primer Obispo de dicha Diócesis, Mons. Enrique Rau, el 14 de marzo de 1968. Tal vez la obra de mayor envergadura de Monseñor Rau, prematuramente fallecido en 1971 en pleno ejercicio de sus funciones pastorales, fue precisamente la fundación de la Universidad Católica de Mar del Plata. Tras la muerte de Monseñor Rau, su sucesor, el futuro Cardenal Eduardo Pironio, tuvo el triste privilegio de poner fin a esa Universidad entregándola a un grupo de personajes oscuros visiblemente vinculados a la Teología de la Liberación y a las formaciones armadas guerrilleras. Incluso puso el rectorado en manos de un dirigente montonero que ejercía a la vez el cargo de rector y de titular del Tribunal Supremo de Justicia de La Rioja, ciudad situada a mil quinientos kilómetros de Mar del Plata. En una época en que aún no existían ni las redes sociales ni el skype aquel Rector debió gozar del don de bilocación.
De la Universidad Católica no quedó casi nada, salvo la actual Escuela Universitaria de Teología que ahora es parte de un llamado Centro Diocesano de Estudio y Reflexión (CEDIER) creado el 1º de marzo de 1973 por Pironio. Las varias e importantes carreras que se dictaban en la liquidada Universidad Católica, a excepción de la de Teología, pasaron a la actual Universidad Nacional de Mar del Plata.
Estos antecedentes históricos han pesado, sin duda, y siguen pesando, en la posterior vida académica de la Escuela Universitaria de Teología cuya conducción ha pasado por diversas manos y diversas orientaciones doctrinales dependiendo, en buena medida, de los obispos que se han ido sucediendo. El actual ordinario, Monseñor Mestre (que condujo la Escuela como vicerrector a cargo antes de su elevación al episcopado) es de una clara filiación progresista con indisimulados y fuertes vínculos con las izquierdas locales.
En abril del año pasado, por expresa invitación del Obispo Mestre, disertó en la Escuela Universitaria de Teología el publicitado y cuestionado monje Anselm Grün cuyas enseñanzas han sido tildadas de heréticas. Grün, quien es ampliamente conocido por sus posturas sobre la homosexualidad y el diaconado femenino, llegó a declarar que es posible que en un futuro no muy lejano tengamos ¡una papisa! Por cierto, que este personaje asaz dudoso cuenta con el firme aval del Papa Francisco lo que le abre las puertas de todos los centros académicos católicos del mundo.
Una vez más se confirma algo que ya sabíamos: un profesor católico, de firme doctrina y aquilatado testimonio de fidelidad a la Iglesia no puede enseñar en una institución universitaria católica. Y esto en nombre de la sinodalidad, el pluralismo, la misericordia, el diálogo, la defensa de la casa común y la conversión ecológica. Obra maestra de la hipocresía.
Oremus pro Ecclesia.