La idea era superar un cisma y reanudar relaciones entre China y el Vaticano. Para eso, lo primero que se hizo fue levantar la excomunión a los miembros de la Iglesia Patriótica, controlada por la administración comunista, y reconocer sus órdenes, obispos y sacerdotes. Lo siguiente, forzar a algunos obispos fieles a renunciar a su sede en favor de sus homólogos elegidos por los comunistas. Finalmente, se animó discretamente al clero fiel a integrarse en la asociación patriótica.
El resultado es que el Gobierno no solo no ha detenido su persecución y acoso de fieles y su demolición de iglesias y santuarios, sino que ahora obliga a los clérigos católicos a predicar las líneas programáticas del Partido Comunista, es decir, de una agrupación atea.
En una entrevista concedida a Raymond Arroyo, de la cadena católica de televisión americana EWTN, Steven Mosher, experto en la política de control de la población china, dejó claro que el acuerdo entre China y el Vaticano ha provocado la persecución y la disolución de las enseñanzas católicas.
Mosher dice respecto a la iglesia patriótica que todos sus clérigos afirman que se debe poner al país sobre Cristo y que ser un buen ciudadano chino leal al Partido Comunista es lo primero; la fe católica viene en segundo lugar. “La iglesia patriótica no puede desviarse de la posición del Partido, porque está controlada por el Partido” dijo Mosher al portal de noticias LifeSiteNews . “Y la posición del partido es que la anticoncepción, el aborto y la eutanasia son moralmente aceptables”.
Carlos Esteban