Al comentar sobre obispos que utilizan el coronavirus “como pretexto” para abolir la Comunión en la lengua, él explica que desde un punto de vista higiénico, recibir la Comunión en la lengua “es ciertamente menos peligroso y más higiénico” que la Comunión en la mano: “a través de las manos se transmiten muchos gérmenes patógenos”.
“Muchas personas que viene a la iglesia y luego reciben la Santa Comunión en sus manos han tocado antes las manijas de una puerta o pasamanos y barras de apoyo en el transporte público o en otros edificios”.
En consecuencia, prohibir la Comunión en la boca “constituye un abuso de autoridad” para difundir “más y más el proceso de trivialización y desacralización” del sacramento de la Eucaristía.
Schneider resalta que en los 2000 años de historia de la Iglesia no hubo casos probados de contagio a causa de a recepción de la Hostia.