Sea cual fuere la verdadera razón por la que, a una edad relativamente temprana, el poderoso arzobispo de Munich, cardenal Reinhard Marx, ha decidido abandonar la presidencia de la Conferencia Episcopal Alemana, desde luego no ha sido para dar paso a un líder más próximo a la ortodoxia. Para empezar, Bäntzing, el nuevo presidente, se decanta en casi todos los temas del día por la postura renovadora, empezando por el cuestionado asunto del celibato sacerdotal.
“Estoy convencido de que no perjudicaría a la Iglesia el que los sacerdotes tuvieran libertad de elegir si quieren vivir casados o permanecer célibes”, aseguró en una entrevista. “El celibato tiene muchísimo valor para mí, porque así es como vivió Jesús”, añadió, sin embargo.
Bäntzing fue una de las dos personas encargadas de supervisar los trabajos del comité sobre moral sexual en preparación del sínodo ahora en marcha y que muchos temen abra una brecha insalvable con Roma. El comité preparó un documento de 21 páginas que sirvió en la primera asamblea del sínodo a principios de año en Francfort como base de debate. En él se exige que la moral sexual evolucione “sobre la base de avances en las ciencias humanas, incluida la experiencia vital… de fieles que aman”.
El documento anima a la Iglesia, en definitiva, a fiarse de unas ‘ciencias humanas’ que hoy sin duda aconsejarían vivamente el abandono de la moral sexual propuesta magisterialmente por la Iglesia, “que ve lícita la actividad sexual solo dentro del matrimonio, y dirigida preferentemente a la procreación”. En consecuencia, el documento justifica el uso de anticonceptivos, la práctica de la masturbación y un estilo de vida homosexual activo.
“Estoy convencido de que no perjudicaría a la Iglesia el que los sacerdotes tuvieran libertad de elegir si quieren vivir casados o permanecer célibes”, aseguró en una entrevista. “El celibato tiene muchísimo valor para mí, porque así es como vivió Jesús”, añadió, sin embargo.
Bäntzing fue una de las dos personas encargadas de supervisar los trabajos del comité sobre moral sexual en preparación del sínodo ahora en marcha y que muchos temen abra una brecha insalvable con Roma. El comité preparó un documento de 21 páginas que sirvió en la primera asamblea del sínodo a principios de año en Francfort como base de debate. En él se exige que la moral sexual evolucione “sobre la base de avances en las ciencias humanas, incluida la experiencia vital… de fieles que aman”.
El documento anima a la Iglesia, en definitiva, a fiarse de unas ‘ciencias humanas’ que hoy sin duda aconsejarían vivamente el abandono de la moral sexual propuesta magisterialmente por la Iglesia, “que ve lícita la actividad sexual solo dentro del matrimonio, y dirigida preferentemente a la procreación”. En consecuencia, el documento justifica el uso de anticonceptivos, la práctica de la masturbación y un estilo de vida homosexual activo.
Carlos Esteban