Jesucristo murió rezando
Compartes Tu oración hasta el ocaso
de la vida y hasta la muerte cruenta,
Tu oración desmorona toda afrenta
y acoge al miserable en su regazo.
Fue siempre Tu oración paloma y trazo
del Espíritu, que en la muerte lenta
se alzó en la cruz y en la mirada atenta
de la gloria escondida en el fracaso.
Rezar, siempre rezar, morir rezando
para volver amor nuestro servicio,
cada súplica torpe y mendicante.
Perderme en Tu oración para ir hallando
la mística nupcial del Sacrificio,
la esplendorosa luz de Tu semblante.
José Ferrari
Viernes Santo, 2020