El cardenal George Pell fue declarado inocente por la Corte Suprema de Australia. Aquí pueden bajar la sentencia completa [aunque son 43 páginas y está en inglés].
El cardenal incomodó al Vaticano cuando se tomó en serio su función de limpieza de toda la corrupción contenida en los Sacros Palacios.
No podemos decir que sus acusaciones y juicios hayan sido alentadas desde Roma, pero lo cierto es que ninguno de los prelados de la Curia, comenzando por el Papa Francisco, hizo nada para defenderlo: lo dejaron solo.
Esta noticia apenas si tendrá un lugar insignificante en los medios de prensa. Los católicos, en cambio, deberíamos festejarla y agradecer a Dios puesto que está nuevamente entre nosotros uno de los mejores y más lúcidos cardenales del Sacro Colegio.
The Wanderer