Entendemos perfectamente la situación, y nadie en esta petición pide insensateces ni nada ilegal. Lo ilegal, lo que está vulnerando los derechos a la libertad religiosa al ir más allá de lo que especifica el decreto de alarma, son determinadas autoridades que han enviado a la policía a interrumpir celebraciones que cumplen escrupulosamente la ley.
Entendemos que nuestros obispos -con la estimable excepción de monseñor Reig Pla, obispo de Alcalá-, al decretar la interrupción de las Misas públicas, solo piensan en proteger la salud de su grey y de todos los españoles, amenazados por el contagio.
Pero ya llevamos más de un mes y conocemos más sobre el virus, que va a quedarse con nosotros indefinidamente, con o sin confinamiento. Ya todos conocemos las medidas de seguridad necesarias para evitar que una celebración sea un peligro; de hecho, estamos yendo a supermercados y farmacias de forma continua porque tenemos que comer y tenemos que cuidarnos.También tenemos que cuidar nuestra alma, y necesitamos la Misa, los Sacramentos. Con toda la prudencia, porque no estamos locos ni somos unos fanáticos ni, mucho menos, tenemos intención de contagiar o contagiarnos: por turnos, con un aforo limitado, desinfectando antes y después de cada celebración, con mascarillas, con guantes, manteniendo el ‘distanciamiento social’.
Ha empezado el Ramadán, y las autoridades han felicitado desde todas las instancias a la minoritaria población musulmana, garantizándoles que podrán cumplir con sus ritos siempre que mantengan las medidas necesarias. ¿Por qué la religión mayoritaria, la que nos ha formado como sociedad, la que nos ha dado nuestra visión del mundo, debe ser menos?
Por eso los jóvenes católicos se han valido de este vídeo para lanzar un ruego a nuestros pastores: dadnos la Misa. Dadnos de comer.
Duración 1:07 minutos
Carlos Esteban