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martes, 5 de mayo de 2020

Noticias de Benedicto XVI: Temor del Anticristo es “demasiado natural”

GLORIA TV


Su renuncia no tuvo nada que ver con los escándalos como Vatileaks, dijo Benedicto XVI a Peter Seewald el 12 de noviembre de 2018. La declaración está contenida en la biografía de Benedicto escrita por Seewald (4 de mayo). Seewald trata a Ratzinger como “Papa Benedicto”.

Al comienzo de su pontificado, Benedicto firmó – al igual que Pablo VI y Juan Pablo II – su renuncia en caso de enfermedad que hace imposible el ejercicio del papado. Agrega “que se tornó claro para mí al final de mi servicio que hay también otras formas de insuficiente incapacidad para ejercer correctamente el cargo”.

“Emérito” significa que un obispo no mantiene activamente su sede episcopal, sino que está “en una relación especial con ella como ex obispo”.

Benedicto recuerda que todo obispo necesita una sede, aun si es, como sucede con los obispos auxiliares, sólo el titular de una diócesis que ya no existe más. Después que se introdujo la edad de jubilación episcopal, no hubo suficientes sedes titulares vacías. Por eso el obispo de Passau (Alemania), monseñor Simon Landersdorfer (+1971), comenzó a llamarse “emérito” [pero falleció siete meses después].
"La sede un obispo solo puede tener un titular", enfatiza Benedicto: “Al mismo tiempo se expresa un vínculo espiritual que no se puede dejar de lado bajo ninguna circunstancia”.

Él aplica esto a la sede romana. En ella,“él ya no tiene ninguna autoridad legal, sino una afiliación espiritual que permanece, aunque sea invisible”. Esta forma legal-espiritual, sin embargo, evita todo tipo de pensamiento respecto a una “coexistencia de dos Papas”, lo que es como querer trazar la cuadratura del círculo.

Benedicto describe las acusaciones de interferir con la administración de Francisco haciendo declaraciones como una “maliciosa distorsión de la realidad”. Como ejemplo de ello menciona su mensaje para el funeral del cardenal Meisner: “Mi frase sobre la barca de la Iglesia a punto de volcar a causa de las fuertes tempestades la había tomado literalmente de las homilías de San Gregorio Magno”.

Benedicto no quiere comentar Amoris Laetitia, “porque esto llevaría en exceso al aspecto concreto del gobierno de la Iglesia y, entonces, abandonaría la dimensión espiritual, que todavía es mi única misión”.

Pero elogia a Francisco por su “atención amable y cordial”: “Como usted sabe, la amistad personal con el papa Francisco no solo siguió siendo la misma, sino que ha crecido”.

Benedicto refiere el actual predominio del matrimonio homosexual y del aborto al poder del Anticristo: “Hace un siglo todos pensaban que es absurdo hablar del matrimonio homosexual. Hoy cualquiera que se opone es socialmente excomulgado”. Agrega que lo mismo se aplica para el aborto.

La sociedad moderna ha formulado un Credo anticristiano: “El miedo de este poder espiritual del Anticristo es entonces demasiado natural, y necesita realmente la oración de toda una diócesis y de la Iglesia universal para resistirlo”.

Para Benedicto, la amenaza real a la Iglesia y al ministerio petrino se basa en la dictadura global de ideologías aparentemente humanísticas, a las que no se las puede contradecir sin el riesgo de ser excluidos del consenso social básico”.