(Gaudium Press) Una vez más, el Cardenal George Pell es acusado en Australia. En esta ocasión se trata de una evaluación de la Real Comisión Real Sobre Abuso Sexual Institucional, ante la cual el purpurado declaró a distancia desde Roma en 2016. El Cardenal se manifestó sorprendido por las conclusiones y aclaró que no existe ningún tipo de prueba para las acusaciones. La situación resulta muy similar a la acusación infundada por la cual el Cardenal Pell pasó más de un año en prisión hasta el mes de abril.
Las nuevas acusaciones formaban parte de un informe publicado en 2017 pero del cual se habían reservado los apartes concernientes al Cardenal Pell. En ese momento, el purpurado enfrentaba un proceso legal por supuesto delito de abuso. Los contenidos fueron finalmente desclasificados el pasado 06 de mayo e incluyen una acusación que ha generado polémica. La comisión concluyó que, como parte del grupo de sacerdotes consultores de la Diócesis de Ballarat, el hoy purpurado debió tener conocimiento sobre los delitos de un sacerdote local encubierto por el Obispo local.
El Cardenal Pell responde
«Estas perspectivas no están apoyadas en evidencia», declaró un vocero del Cardenal tras la noticia. El purpurado se manifestó «especialmente sorprendido por las declaraciones» y aclaró que los consultores que declararon y ofrecieron evidencia sobre reuniones en 1977 y 1982 aclararon que no se enteraron de los hechos en dichas reuniones. «El entonces P. Pell dejó la diócesis de Ballarat y, por lo tanto, su cargo como consultor a fines de 1984», por lo cual nunca tuvo conocimiento ni encubrió al sacerdote.
La comisión acusa al Cardenal de supuestamente haber estado involucrado en el traslado del sacerdote a otras parroquias mientras se desempeñaba como asesor del Obispo. «No aceptamos que el Obispo Pell haya sido engañado, intencionalmente o de otra manera», declaró el informe. «Es inverosímil dados los asuntos expuestos…que el Obispo Mulkearns no informara a los presentes en la reunión sobre al menos las quejas de abuso». De esta forma de redacción, y del hecho de que el documento no aporte pruebas sobre los contenidos de las reuniones, se entiende que la acusación se sustenta en la opinión personal de los integrantes de la comisión.
La ausencia de pruebas parecería una ventaja para el Cardenal ante este nuevo desafío. Sin embargo, en el pasado no fue suficiente para protegerlo de sus acusadores. La acusación que lo llevó a prisión injustamente sólo se apoyaba en un único testimonio que presentaba irregularidades e incluso contradicciones con la versión de la fiscalía. El Cardenal Pell, a pesar de esto, fue hallado culpable en dos instancias judiciales antes de ser liberado por la Corte Suprema del país en la última apelación disponible para comprobar su inocencia.
Las nuevas acusaciones formaban parte de un informe publicado en 2017 pero del cual se habían reservado los apartes concernientes al Cardenal Pell. En ese momento, el purpurado enfrentaba un proceso legal por supuesto delito de abuso. Los contenidos fueron finalmente desclasificados el pasado 06 de mayo e incluyen una acusación que ha generado polémica. La comisión concluyó que, como parte del grupo de sacerdotes consultores de la Diócesis de Ballarat, el hoy purpurado debió tener conocimiento sobre los delitos de un sacerdote local encubierto por el Obispo local.
El Cardenal Pell responde
«Estas perspectivas no están apoyadas en evidencia», declaró un vocero del Cardenal tras la noticia. El purpurado se manifestó «especialmente sorprendido por las declaraciones» y aclaró que los consultores que declararon y ofrecieron evidencia sobre reuniones en 1977 y 1982 aclararon que no se enteraron de los hechos en dichas reuniones. «El entonces P. Pell dejó la diócesis de Ballarat y, por lo tanto, su cargo como consultor a fines de 1984», por lo cual nunca tuvo conocimiento ni encubrió al sacerdote.
La comisión acusa al Cardenal de supuestamente haber estado involucrado en el traslado del sacerdote a otras parroquias mientras se desempeñaba como asesor del Obispo. «No aceptamos que el Obispo Pell haya sido engañado, intencionalmente o de otra manera», declaró el informe. «Es inverosímil dados los asuntos expuestos…que el Obispo Mulkearns no informara a los presentes en la reunión sobre al menos las quejas de abuso». De esta forma de redacción, y del hecho de que el documento no aporte pruebas sobre los contenidos de las reuniones, se entiende que la acusación se sustenta en la opinión personal de los integrantes de la comisión.
La ausencia de pruebas parecería una ventaja para el Cardenal ante este nuevo desafío. Sin embargo, en el pasado no fue suficiente para protegerlo de sus acusadores. La acusación que lo llevó a prisión injustamente sólo se apoyaba en un único testimonio que presentaba irregularidades e incluso contradicciones con la versión de la fiscalía. El Cardenal Pell, a pesar de esto, fue hallado culpable en dos instancias judiciales antes de ser liberado por la Corte Suprema del país en la última apelación disponible para comprobar su inocencia.
Hasta el momento no se ha anunciado si se iniciará un proceso judicial a raíz del informe de la comisión.
Con información de Catholic Weekly.
Con información de Catholic Weekly.