El arzobispo Carlo Maria Viganò contradijo el 4 de julio en el sitio web AldoMariaValli.it la afirmación del cardenal Brandmüller, según la cual el Vaticano II estuvo en continuidad con la Tradición católica y se debería evitar la “hermenéutica de la sospecha”.
Él acusa a Brandmüller de mostrar una “actitud legalista” que – como cuestión de principio – considera que es inconcebible que un Concilio pueda equivocarse.
Viganò argumenta que los revolucionarios en el Vaticano II utilizaron la etiqueta “concilio” para imponer sus herejías “con intención dolosa y finalidades subversivas”.
Él cita al padre Edward Schillebeecks (+2009), uno de los teólogos más activos durante el Vaticano II, quien dijo sobre los documentos del Concilio: “Ahora lo decimos en forma diplomática, pero después del Concilio extraeremos las conclusiones implícitas”.
De esto Viganò concluye que la expresión “hermenéutica de la sospecha” es utilizada para denigrar a los que “denuncian el fraude conciliar”, aunque “la etiqueta ‘concilio’ sobre el paquete no refleja sus contenidos”.
Él ve al Vaticano II como “una obra muy astuta de engaño por personas notoriamente infectadas de modernismo y no pocas veces extraviadas también en su conducta moral”.
Viganò observa que el árbol es conocido por sus frutos: “No es suficiente hablar de una primavera conciliar para ocultar el frío invierno que atenaza a la Iglesia”.
Retomando el argumento neoconservador de que “el Concilio no ha cambiado nada de nuestra fe”, Viganò concluye que si esto es cierto, los neoconservadores también pueden volver al Catecismo de Pío X y al Misal de Pío V.