El inmortal San Agustín nos recordaba:
«Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida.»
La Iglesia está en descomposición y nos metemos a solucionar los problemas ajenos para los que, ni tenemos competencia, ni gracia de estado y abandonamos los propios. No es fácil encontrar soluciones mágicas en los momentos que vivimos pero, y seguimos con San Agustín:
«Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja».
Él mismo, bien lo sabía, recomendaba:
«Obedeced más a los que enseñan que a los que mandan»,
mandar sirve de muy poco cuando el mando va acompañado de la ignorancia porque:
«Todo el que cree, piensa. Porque la fe, si lo que se cree no se piensa, es nula»,
pero intentemos seguir sus sabios consejos:
«Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados»
y evitar a los que:
«Se aferran a su parecer, no por verdadero sino por suyo».
Terminamos con San Agustín:
«No digas que el tiempo pasado fue mejor que el presente; las virtudes son las que hacen los buenos tiempos, y los vicios los que los vuelven malos».
Specola