Oportuno el ex prefecto para la Doctrina de la Fe, cardenal Gerhard Müller, al decir que nunca debemos quitar la cruz, justo ahora que el gobierno de nuestro país estudia echar abajo la cruz más alta de Europa, la del Valle de los Caídos.
Pero Müller, como habrán deducido probablemente, no se refiere a la cruz del Valle, esa que empezó a caer cuando los obispos consintieron sin una tímida protesta la profanación de la tumba de un católico. No, Müller está lanzando aquí una indirecta a su compatriota y hermano en el cardenalato Reihard Marx, arzobispo de Munich y miembro del consejo privado de Su Santidad para la reforma de la Curia.
Fue durante el sermón de la Misa de la Festividad de la Exaltación de la Cruz en Lugano, Suiza, donde Müller insistió que “ni en el monte del Templo de Jerusalén ni en ningún otro lado se nos permite remover la cruz de Cristo y negar a Jesús”.
La referencia era clara, por aquello del ‘monte del Templo’, donde Marx ocultó su cruz pectoral durante una visita al monte del Templo de Jerusalén en octubre de 2016.
Müller también ha sido noticia por intervenir en la campaña electoral de las presidenciales estadounidenses de noviembre, al recomendar a los televidentes desde la emisora televisiva EWTN que votaran “al buen protestante y no al mal católico”, en obvia referencia a Trump sobre el católico nominal Joe Biden.
Carlos Esteban